Ríos y humedales
El río Alfambra nace a 1.800 m. al pie del pico Peñarroya (2.028 m.), en la vertiente norte de la sierra de Gúdar, y desemboca en el río Guadalaviar, junto a la ciudad de Teruel, formando entre ambos el río Turia. Drena un territorio de 1.425,39 km2 que está delimitado en su parte sur por el citado macizo montañoso, por el este por la sierra de Sollavientos y por una serie de lomas que conectan, por el norte, con la sierra de La Costera, la cual continúa hacia la de Lidón, mientras que por el oeste queda cerrado por la sierra Palomera.
La cuenca hidrográfica del Alfambra está atravesada de norte a sur por la sierra del Pobo, accidente geográfico que determina su dirección. En sus primeros pasos este río mantiene un recorrido SSE-NNO, hasta que entre Aguilar del Alfambra y Perales del Alfambra, sorteando la sierra del Pobo, gira trazando un amplio arco y se dirige hacia SSO, dirección que mantiene hasta su desembocadura. Tiene una longitud de 102 km. Sus afluentes vierten desde las sierras periféricas y de las dos vertientes de la propia sierra del Pobo. En la cabecera destacan el río Sollavientos y el río Seco, y en el tramo medio, el río Penilla y la rambla de La Hoz. La suma de la longitud de los afluentes reflejados en el mapa asciende a 393 km.
En cuanto a su comportamiento hidrológico, destaca el escaso caudal del Alfambra con un módulo anual en Villalba Alta de 0,92 m3/s, y en Teruel de 1,18 m3/s, y que ofrece además una notable irregularidad interanual desde la cabecera hacia la parte baja. El régimen fluvial tiene aguas altas entre enero y junio con máximo primaveral. El mínimo estival es muy marcado, siendo habitual en los últimos años que en julio y agosto solo exista flujo superficial tras las tormentas. Es decir, el Alfambra se muestra como un río-rambla mediterráneo. En episodios de crecida, el caudal medio anual puede multiplicarse por más de 50 debiéndose a tormentas locales de fuerte intensidad, por lo que tienen un carácter torrencial y son muy breves.
Las zonas llanas de la cabecera del río Seco son propicias para la acumulación de agua tras periodos de intensas precipitaciones formándose lagunas temporales en las que se desarrollan prados.