ACENTOR ALPINO EN LOS ESTRECHOS DE AGUILAR DEL ALFAMBRA

El sol de invierno cae lento sobre la loma. En el fondo del
estrecho, los chopos cabeceros hace una hora que han quedado bajo la sombra del
peñasco. Es una tarde fría y extrañamente silenciosa. Hay muy poco movimiento
en el monte.
Un águila real  da la
última vuelta de la jornada por la periferia de sus dominios.
Los buitres leonados hace rato que descansan sobre las
calizas del cantil.
Remonto por la margen izquierda para salir del estrecho. 
Un poco
antes de asomar a la loma observo a un pequeño grupo de pájaros que se mueve
entre las secas hierbas y el roquedo. Están lejos y a contraluz. Me acerco
despacio.
Son cuatro acentores alpinos, tal vez un grupo familiar. Aún
están activos. Hacen pequeños movimientos sobre el terreno sin llegar a
levantar vuelo. Para su escaso tamaño tienen un cuerpo compacto, bastante
robusto. Recuerdan a un zorzal pero del tamaño de un gorrión.
La luz no es buena. Es la ladera orientada hacia saliente.
Aún así se aprecian las plumas rojizas de los flancos, la cabeza y el pecho
grisáceo y el listado oscuro del dorso y de las alas.  El pico es fino y tiene en su base una mancha
amarillenta característica. No hay duda.
El acentor alpino es un ave estrictamente invernante en el
Alto Alfambra. Y escasa, muy escasa. Esta especie cría en las grandes
cordilleras del sur y centro de Europa, por encima del límite del bosque, en
los prados y roquedos, en los Alpes, los Cárpatos, los Balcanes y el Cáucaso.
En la península Ibérica, lo hace principalmente en Pirineos y la Cordillera
Cantábrica, aunque presenta poblaciones nidificantes más discretas en el
Sistema Central y en la Sierra Nevada.
 
Durante la invernada, cuando estos ambientes quedan
cubiertos por la nieve, buena parte de los acentores alpinos descienden a zonas
abiertas cercanas de menor altitud de las mismas cordilleras. Sin embargo, los
investigadores comienzan a descubrir que buena parte de la población invernante
se desplaza hacia zonas en las que no están presentes durante la cría. Esto
ocurre en la península Ibérica, en las zonas montañosas de la vertiente
mediterránea como son las cordilleras Bética, Penibética, Costero-Catalana y
… en la Ibérica.
De hecho en Aragón, además de las poblaciones invernantes
pirenaicas y prepirenaicas, en la cordillera Ibérica suele verse en los cañones fluviales y otras zonas
agrestes del Jalón, Piedra, Martín, Jiloca y Guadalope. Y en la sierra de Albarracín. 
En lo más duro del invierno y tras el paso de un par de
temporales que han cubierto el monte de nieve, los roquedos y pastizales secos
de los estrechos del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra,
albergan una pequeña población invernante de acentor alpino. 
Procedentes de las
grandes cordilleras europeas, auténticas islas que emergen sobre las llanuras, estos
pajaricos han sido capaces de cruzar estos «mares» de planicies hasta
alcanzar las modestas pero agrestes montañas que asoman al Mediterráneo donde
encuentran los roquedos y herbazales que les proporcionarán semillas e insectos
hasta que vuelvan a sus territorios para criar de nuevo en el cercano mes de
marzo.
Chusé Lois Paricio Hernando (Aguilar del Alfambra, 18 de
enero de 2018)