DESDE LA ORILLA DEL MAR AL ALTO ALFAMBRA

UNA SORPRENDENTE VISIÓN DEL PARQUE CULTURAL DEL CHOPO CABECERO DEL ALTO ALFAMBRA

Habíamos oído reiteradas veces el conocido “Teruel existe” pero nos preguntábamos que había detrás de ese exitoso eslogan, si había algo más detrás. Así pues, nos decidimos a abandonar la calidez del Mediterráneo y adentrarnos en un terreno desconocido por nosotros.

Principios de noviembre, por consiguiente, frío y las primeras nieves en la val de Sollavientos.

La primera sensación que uno tiene cuando se aproxima a alguno de los pueblos del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, en nuestro caso a Allepuz, es la de soledad. Yendo en coche, por estos inmensos parajes, es difícil cruzarte con otros vehículos, todo está tranquilo. Morella, Cantavieja quedan atrás.

Nos esperábamos un paisaje áspero y así lo encontramos; potenciado por un frío que se mantenía aunque el sol intentaba aparecer. Pero lo que no nos imaginábamos era la belleza tan dura de la naturaleza en estado puro. Visitamos sitios muy hermosos, como el Mirador de la Virgen de la Peña en Aguilar del Alfambra o la Hoz de Ababuj, donde éramos los únicos espectadores de parajes increíbles.

Viendo que los paisajes del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra son muy poco conocidos, nos decidimos a contribuir a su difusión.

Estas tierras que han sufrido y siguen sufriendo, por falta de industrialización, la constante extracción de recursos, arcillas y ganado principalmente, y que ahora se enfrentan a una despoblación continuada necesitan de la ayuda de inversiones, de turismo, de conexiones digitales, etc. para revertir la situación.

Nuestro granito de arena, granito de nuestra playa mediterránea, es esta presentación de fotos esféricas realizadas en varios parajes de este Parque Cultural.

En los mapas que aparecen en las diapositivas encontrareis unos iconos que, al clicarlos, abrirán un total de veintitrés fotos esféricas, fotos de 360 grados que podréis ver haciendo girar la foto con vuestro ratón.

Para verlo en otra ventana, pinchar aquí.

No hace falta decir que la ruta de los Pilones, los peirones, los miradores, las ermitas, los restos de los castillos, etc. se merecen una visita. Visita que hay que hacer con la calma que te ofrece el terreno, con conversaciones con aquellas personas que aman su tierra y te hacen ver más allá de la aridez del entorno: una naturaleza insuperable que nos está esperando.

Jesús Arbués y Joan Gelabert