ESCULTURAS DE HIELO EN EL NACIMIENTO DEL RÍO MIJARES
La sierra de Gúdar es el último y más extenso conjunto de montañas de la cordillera Ibérica en su largo recorrido desde la Cantábrica hasta el Mediterráneo. Por su proximidad al mar y por su altitud, tiene un enorme interés geográfico. Por ejemplo, en el ámbito de la Hidrología. Las aguas que se recogen en estos montes alimentan tres ríos que desembocan directamente en el mar: el Alfambra, el Guadalope y el Mijares.
Una fría mañana de noviembre quise acercarme a ver el nacimiento del río Mijares.
Este blog lleva por título «Alto Alfambra. Cultura y Naturaleza», por lo que sería una incorrección dedicar un artículo, y más si nos adentramos en el terreno de la Geografía, a este paraje natural que, en rigor, es el mismísimo Alto Mijares. Y lo hacemos por encontrarse dentro del término municipal de Cedrillas, uno de los diez municipios que han solicitado formar parte del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, proyecto cultural que incluye la totalidad de los términos municipales de Ababuj, Aguilar del Alfambra, Allepuz, Camarillas, El Pobo, Galve, Gúdar, Jorcas, Cedrillas y Monteagudo del Castillo. En estos dos términos, por estar en la divisoria, hay aguas que van hacia el Alfambra y otras que lo hacen hacia el Mijares. Por ello nos tomamos la licencia de incluirlo a ambos en el ámbito territorial de esta bitácora en este y en otros futuros artículos.
Pues bien, decíamos que era una fría mañana. Una de las primeras intensas heladas de este cálido otoño. Sobre la hierba seca de los huertos se extendía una firme rosada. Sobre las plantas acuáticas cerca del arroyo, precipitaban cristales de hielo formando bellísimas formas geométricas. El frío ordeña la escasa humedad del aire serrano. Incluso en este otoño tan seco.
Desde el área recreativa fui remontando el sendero que, a través de pinares y peñascos, acompaña en sus primeros metros al río Mijares. Las aguas claras y frías atraían a gran variedad de pájaros forestales que acudían a beber en esos días por no haber otro puntos de agua en el valle que dicho arroyo.
Y, al cabo, llegué al nacedero del río. Por un peñasco calizo se precipitaba el agua, a modo de una pequeña cascada que se había recogido en la cuenca de aquella empinada ladera. El depósito de la cal, producido a lo largo de los siglos, había generado un travertino. Y las bajas temperaturas han creado un conjunto de bloques de hielo que era todo un diminuto y recogido parque escultórico.
Con sus pequeños chupones …
que se extendían a lo largo del roquedo …
y las curvadas y agudas formaciones de hielo que crecían a partir de las gotas salpicadas y depositadas sobre las plantas acuáticas …
Pero, lo que más nos sorprendió fue la colección de formas redondeadas que alfombraban las rocas donde se recogía el agua de aquella pequeña casacada.
Como pequeñas gemas en bruto.
Una colección de esculturas obradas por la Naturaleza. Arte efímero. Land art.