DÍA MUNDIAL DEL SUELO 2022

MANTENER RIBAZOS, MEJORAR EL SUELO

El suelo o tierra es la capa superior de la corteza terrestre. Es el resultado de un proceso complejo en el que participan la disgregación mecánica y la alteración química de las rocas por los agentes atmosféricos (meteorización) y el aporte de restos orgánicos de los seres vivos que se instalan sobre el los materiales minerales. Es, pues, el producto de la interacción de las rocas, de la atmósfera, de las aguas continentales y de los seres vivos a lo largo del tiempo, pues es un proceso largo y dinámico.

Formación suelo

El resultado es una capa de un espesor que oscila entre unos centímetros y varios metros. Los suelos son muy vulnerables pues están expuestos de forma naturales a la erosión, que habitualmente se acelera cuando la acción humana elimina la cubierta vegetal que lo protege y lo mantiene.

El suelo es el soporte de la agricultura. Cuando los suelos tienen una cierta profundidad, las pendientes son moderadas o cuando las rocas sobre los que se desarrollan se disgregan fácilmente se pueden labrar y en ellos se cultivan plantas con el fin de obtener cosechas de alimentos para las personas o animales domésticos, o productos de interés industrial. Cuando los suelos son poco profundos, las pendientes acusadas o las rocas son muy duras, estos terrenos no se labran y se dedican a su aprovechamiento como pastos.

En las zonas de montaña, durante épocas de una gran demanda de alimento o de crisis de la actividad ganadera, suelos tradicionalmente aprovechados por sus pastos han sido puestos en cultivo. Esto ha ocurrido en las montañas del sur de Aragón, especialmente durante los últimos ciento cincuenta años. En territorios como estos, en los que las lluvias tormentosas pueden alcanzar una gran intensidad el riesgo de erosión es muy serio. Para ello y para mejorar la producción agraria, los labradores creaban terrazas dentro de sus bancales.

En algunas ocasiones, estaban construidas con muros de piedra, obtenidas del propio terreno o del entorno. Estas paredes forman parte de la cultura de la piedra seca.

En otros casos, el talud carecía de obra siendo la pendiente algo menor, lo que permitía el desarrollo de hierbas o pequeñas matas …

o de arbustos de mayor desarrollo …

En las últimas décadas, facilitado por la mecanización agraria y, en ocasiones, favorecido por la propia Administración a través de las concentraciones parcelarias, estos ribazos han sido eliminados y los efectos no se han hecho esperar: la pérdida de suelo agrícola se ha acelerado.

El conocimiento del medio de generaciones y generaciones de labradores fue generando una adaptación para conseguir los máximos recursos y mantener el capital suelo a largo plazo.

Los ribazos rompen la línea de la pendiente de las laderas. Al reducirse la inclinación de los bancales se incrementa la infiltración del agua en la tierra, su disponibilidad para las plantas y se asegura un mayor desarrollo de las misma, así como mayores cosechas. Igualmente, al reducirse la escorrentía superficial la pérdida de suelo agrícola (restos vegetales, partículas minerales finas) se reduce y por tanto la fertilidad de la tierra.

En los ribazos con vegetación espontánea conseguían, además, pasto para el ganado y leña para el hogar. También sabían que en estos márgenes criaban las perdices y se escondían las liebres, animales que cazaban por ser un complemento proteico en la dieta. Y que, en estas laderas abancaladas, los manantiales mantenían un mayor caudal por ser mayor la infiltración del agua.

Los ribazos no son más que otra manifestación de la sabiduría popular.

Pero ahora se tiene una perspectiva más amplia de la gestión de los recursos naturales.

Se sabe que un incremento del agua infiltrada y una disminución de la escorrentía superficial reduce la intensidad de las avenidas y de los daños que generan. Se sabe que atenúa el estiaje de los ríos y el mantenimiento de unos caudales más constantes en el tiempo, más aprovechables para los regadíos locales.

Se sabe también que al reducirse la erosión acelerada disminuye la turbidez de las aguas y el mantenimiento de arenas y gravas en el lecho, imprescindible para muchos organismos acuáticos, lo que mejora la calidad de estos ecosistemas. Y que atenúa la colmatación de los embalses, unas obras públicas de un altísimo coste económico, social y ambiental.

Igualmente comienza a descubrirse el papel de estas bandas de vegetación natural entre las parcelas cultivadas, tanto de una perspectiva productiva (aporte de materia orgánica, reducción de la desecación por el viento, hábitat para depredadores de especies plaga), como desde una perspectiva ambiental, comprendiéndose tanto los servicios ecosistémicos ya conocidos como su función de ofrecimiento de hábitat para la vida silvestre o para el paisaje e incluso para el turismo.

Por último, también tiene una influencia en el clima, tanto en el microclima como a escala global. Una mayor humedad en el suelo genera una mayor humedad en el aire y favorece la criptoprecipitación local (rocío), además de reducir la evapotranspiración en el entorno y, por tanto, favorecer el desarrollo de la vegetación. Por otra parte, la reducción de la erosión favorece la permanencia de los restos orgánicos en el suelo, creando suelos más mullidos y capaces de almacenar agua, pero también secuestrando carbono en el suelo, algo importante para reducir la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera y, por tanto, mitigando el efecto invernadero.

La Unión Internacional de las Ciencias del Suelo (IISS) elaboró una resolución en 2002 proponiendo declarar el 5 de diciembre Día Mundial del Suelo. En la Conferencia de la FAO en junio de 2013, se respaldó unánimemente y solicitó su adopción oficial durante la sexagésimo octava Asamblea General de las Naciones Unidas. De este modo el Día Mundial del Suelo pretende resaltar su importancia como un componente crítico del sistema natural y su contribución vital al bienestar de la humanidad.

Este año la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura celebra el Día Mundial del Suelo con la vista puesta en la producción de alimentos.

La pérdida de nutrientes del suelo es uno de los principales procesos de degradación que amenaza la nutrición y se reconoce como uno de los problemas más importantes a nivel mundial para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad en todo el mundo. El Día Mundial del Suelo 2022 (#WorldSoilDay) y su campaña «Los suelos: origen de los alimentos» pretende concienciar sobre la importancia de mantener unos ecosistemas sanos y el bienestar humano, abordando los crecientes desafíos en la gestión del suelo, aumentando la concienciación sobre el mismo y animando a las sociedades a mejorar su salud.

En el Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra entendemos que las prácticas campesinas tradicionales son una manifestación más de la cultura popular. Y es que la agricultura es cultura. Por ello, no solo reivindicamos su interés etnológico sino que también su funcionalidad en los tiempos actuales por asegurar el patrimonio que suponen los campos fértiles y la producción sostenible de alimentos.