EL RÍO SECO BAJO LA NIEBLA, UN LARGO ESTUARIO DE MAR ADENTRO
Un estuario es la desembocadura de un río amplio y profundo en un océano sometido a corrientes marinas que retiran los sedimentos aportados por aquel. En su seno se produce la mezcla de las aguas fluviales y marinas creando ambientes de salinidad intermedia. Al estar afectados por las mareas, en condiciones de bajamar quedan al descubierto marismas, unos ecosistemas muy productivos.
El río Seco tiene un valle de una notable amplitud (hasta 9 km). Su profundidad no supera los 450 m. en relación con los relieves de la sierra del Pobo. Estando tierra adentro y no desembocando en ningún océano, sino en el río Alfambra, ¿por qué hablar de un estuario?
Esa fue la impresión que nos dio la mañana del pasado 8 de octubre circulando por la carretera, entre Allepuz y Monteagudo del Castillo, al pasar bajo el cerro de San Cristóbal. Un densa niebla se extendía por el fondo del valle del río Seco. Desde lejos recordaba esos largos estuarios que caracterizan las costas occidentales de Escocia o de Irlanda.
Un estuario que inundaba el pueblo de El Pobo y que se internaba hasta la cabecera del valle, más allá del núcleo urbano de Monteagudo del Castillo, erguido sobre el cerro a modo de promontorio.
No era un estuario. Era una niebla de valle. Una niebla de irradiación formada por el brusco enfriamiento de aquella calmada noche que provocó el descenso del aire frío desde las cercanas sierras de Gúdar y del Pobo hacia el fondo del valle del río Seco. Una niebla que se disipó con los primeros rayos de sol.
Una niebla que, una vez más, nos hizo soñar con el mar. Tan cercano.