LOS CELTÍBEROS EN EL ALTO ALFAMBRA
Cada mañana, el sol asoma pronto sobre la Muela de Jorcas.
Encaramado sobre la Pedriza y sobre el arroyo del Regajo, muy cerca del pueblo, se levanta este estrecho altiplano.
Este enclave fue el asentamiento de una comunidad de pobladores, entre los siglos IV y III antes de Cristo. Las crestas rocosas del paraje y su posición elevada dentro del valle, favorecieron su defensa en unos tiempos turbulentos …
Una comunidad humana que debió de ser muy importante en población, a juzgar por la extensión de la superficie edificada que, en varias fases, ocupó la totalidad del alargado altiplano. Fue, realmente, una ciudadela.
Un paseo por la superficie de la Muela, a pesar de los efectos devastadores de la Guerra Civil y de los expoliadores que desde hace décadas la visitan, aún permite reconocer las líneas de los muros de piedra de las viviendas …
y de otros edificios …
observar restos cerámicos de una sociedad campesina …
en la que también habría una aristocracia, a juzgar por el hallazgo de un tesoro, un conjunto de pendientes, pulseras y torques en plata y oro que se exhiben en el Museo de Teruel.
Este yacimiento, no excavado a pesar de su importancia, corresponde a una sociedad en la frontera cultural entre los íberos (que se extendían más hacia el valle del Ebro) y los celtíberos (que lo hacían hacia la cordilllera Ibérica.
Sobre esos tiempos, esas gentes, esas culturas nos hablará el próximo día 10 de noviembre el arqueólogo Miguel Ángel Herrero, a las 10 de la mañana en el salón de actos del Ayuntamiento de Jorcas.
Al término de la conferencia, realizaremos una excursión al propio yacimiento …
Y, al término, una comida de alforja en buena compañía.
El próximo día 10 …. ¡acércate a Jorcas!