LOS ILUSTRES DISCRETOS: EL CIRUJANO MIGUEL JOSÉ MONZÓN, NATURAL DE JORCAS

Muy poco podemos conocer de la vida privada y familiar de Miguel Joseph Monzón y Farnel, hijo de Manuel Monzón Escuder y María Farnel Aparicio salvo que, por lo que señalan sus escasos datos biográficos, nació en Jorcas entre 1765 y 1770. A partir de ahí las fechas y lugares donde realiza su formación y obtiene sus títulos son algo contradictorias. Por un lado algunas investigaciones afirman que en 1790 se encontraba en Ferrol solicitando la probanza de su limpieza de sangre, otras señalan que en mayo de 1791 le fue expedido en Madrid el título de cirujano latinista
Pero antes de seguir adelante tratemos de aclarar en primer lugar cuáles eran las funciones del cirujano hasta el siglo XVIII: el tratamiento manual del cuerpo humano con técnicas y herramientas apropiadas para, como definió A. Paré, mejorar la salud eliminando lo superfluo, restaurando lo que se ha dislocado, separando lo que se ha unido, reuniendo lo que se ha dividido y reparando los defectos de la naturaleza. 
Caricatura de cirujanos y barberos del siglo XVIII. http://www.wikiwand.com/es/Cirug%C3%ADa
Y esas labores se encomendaban, bien a los cirujanos latinistas o de ropa larga en la época, bachilleres en Artes con tres años Latín, Lógica, Álgebra, Geometría y Física que habían adquirido posteriores conocimientos de Medicina estudiando en la Universidad las materias específicas a dicha profesión, especialmente Anatomía y Cirugía o a los llamados barberos, cirujanos romancistas o de ropa corta cuyos conocimientos no eran universitarios sino derivados únicamente del aprendizaje practicado durante cuatro años junto a otro con experiencia, romancista o latinista que actuaba de maestro. En consecuencia, la Cirugía se consideraba, más que una carrera, un oficio manual
Paradójicamente, el grado de cirujano universitario exigía mayor dificultad de estudios y estaba peor considerado social y económicamente, razón por la cual casi todos los estudiantes preferían ser “médicos” y valerse de los cirujanos romancistas como ayudantes. En consecuencia, el grado de precariedad quirúrgica en España era tan desastroso que, en los últimos años del reinado de Fernando VI, la monarquía se planteó la urgente necesidad de renovar los estudios de Cirugía en nuestro país, siempre en guerra con Inglaterra o Francia, para dotar a la Armada de profesionales creando en Cádiz el primer Colegio de Cirugía en 1748 al que seguirían el de Barcelona (1760) y finalmente Madrid el 13 de abril de 1780, que ofrecerá también sus servicios a la población civil. 
Imagen del Real Colegio de Cirugía de Cádiz. Siglo XIX. http://medicina.uca.es/
Para acceder a los estudios en cualquiera de los Reales Colegios, el alumno debía presentar una acreditación de limpieza de sangre -con todo lo que ello requería- y garantizar que su familia podía pagarle lo necesario sin que tuviera que trabajar durante sus cinco años de estudiante entre teoría y prácticas que realizaban en el Hospital General y la Casa de los Desamparados. Tras esos cinco años y un examen final ante el Protomedicato, obtenían el título de Cirujano latinista. 
Real Cédula para la creación del Real Colegio de Cirugía de Madrid, 1780 https://es.wikipedia.org/wiki/Colegio_de_cirug%C3%ADa
Llegados a este punto podemos preguntarnos si nuestro paisano jorquino estudió en Madrid y fue esa su trayectoria. Es probable y, si fue así, aproximadamente a los 22 años se trasladó a Ferrol donde fácilmente podía encontrar trabajo puesto que las continuas guerras, el control de los viajes ultramarinos y los avances científicos europeos favorecían la contratación de estos profesionales, absolutamente imprescindibles en cualquier barco pero especialmente en la Armada y ejército. 
Siglo XVIII: Cirujano particular

Siglo XVIII: Cirujanos del ejército y de la Armada española.


Quien se inclinaba por entrar en uno u otro Cuerpo tenía asegurados sueldo y empleo de por vida además de la incorporación al estamento militar, el paulatino ascenso en ambos campos, llevar uniforme militar de acuerdo a su grado, seguridad de jubilación y otras ventajas nada desdeñables para sus familiares. Sin embargo Miguel José, que prefirió continuar como civil, sin alistarse ni enrolarse en la Armada estuvo en el Hospital Militar o Naval ferrolano realizando prácticas de disección como cirujano latinista particular entre 1791 y 1796. 
Ferrol.- Grabado del antiguo Hospital Naval. Fachada principal (c. 1837) https://sites.google.com/site/ferrolantiguo2/hospitaldemarina

Así consta en los documentos de ese último año al ser contratado coyunturalmente por las autoridades navales para cubrir la plaza profesional en la “La Diligencia”, una corbeta de guerra que se estrenó con él a bordo, saliendo de Ferrol el 18 de octubre para llevar cinco pliegos desde la corte informando sobre el estado de la guerra con Gran Bretaña a los gobernadores de Puerto Rico, Panamá, Cuba, La Florida y Veracruz, donde atraca el 19 de diciembre. 
Corbeta española de 20 cañones (1796)

Al parecer Miguel José Monzón vuelve a España en ella pero pronto se embarca nuevamente, esta vez en la corbeta “La Ardilla”, como cirujano particular en clase de segundo, que llega a Veracruz en 1798 y, una vez allí, el ingeniero militar Diego García Panes, gobernador de la plaza, lo comisiona para inspeccionar el Hospital Militar de Belém dentro de la ciudad amurallada y al año siguiente, con idéntica misión, el también Hospital Militar Nuestra Señora del Carmen ubicado en el Estanco Bajo, donde trabajará entre octubre de 1799 y enero de 1800. 
Veracruz.-Baluarte de Santiago y ciudad amurallada. Litografía de Casimiro Castro (1846) https://efacico.wordpress.com/2014/04/23/san-fernando-el-falso-baluarte/
Esos viajes ultramarinos convierten a Monzón en uno de los denominados cirujanos del mar por los historiadores de la medicina españoles y sobre todo mexicanos, es decir uno de los profesionales que obligatoriamente debían formar parte del personal en todas las embarcaciones españolas para atender cualquier eventualidad relacionada con la salud de la tripulación y pasaje. 
A raíz de este segundo viaje nuestro paisano se quedó en América –en Veracruz para ser exactos- a las órdenes de las autoridades españolas, recorriendo el llamado Seno mexicano y Caribe en diferentes navíos de guerra que defendían las costas coloniales de las tropas inglesas. 
J. Oliván Rebolledo (1717) Mapa de las poblaciones de la costa del Seno mexicano. https://sites.google.com/site/tamaulipasysupatrimonio/
Carta Esférica de las Costas del Seno Mexicano, Golfo de Honduras, Islas de Cuba, Sto. Domingo, Jamaica y Lucayas (1808-1846) http://oldprintshop.com/product/133661?inventoryno=85504&itemno=1
En agosto de 1802 Miguel José Monzón llegó a Cuba a bordo de “La Minerva” y en La Habana conoció la vacuna contra la viruela
Mapa de Cuba y de La Habana. Alejandro de Humboldt (1820) https://norfipc.com/img/cuba/mapas/mapa-de-cuba-humboldt-1820.jpeg
Desde la antigüedad se habían experimentado en Oriente y Occidente diversos procedimientos de variolización para vencer una de las plagas más mortíferas y recurrentes a lo largo de la Historia, también en el siglo XVIII. 
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No obstante, en el último tercio del siglo XVIII las investigaciones de científicos como Morel, Plett, Pommier, Pew y Jenner dieron el resultado apetecido: la vacuna. Su llegada a España en 1800 salvó a dos de los hijos de Carlos IV, así que el rey apoyó su expansión e introducción por los territorios de la corona en 1801. 

El origen de la vacuna. https://www.biotechmagazine.es/reportajes-biotech/ El uso de la vacuna. Grabado de la Biblioteca Nacional de París. Foto: Institución Fernán González
Pues bien, con esos antecedentes, en marzo de 1804, el Ayuntamiento de Veracruz encargó a Miguel José Monzón recoger personalmente la vacuna -transportada en algunas botellitas de vidrio desde Puerto Rico hasta La Habana- para trasladarla de inmediato en la fragata “Anphitrite” al puerto veracruzano que la recibió el 10 de abril y distribuirla gratuitamente entre la población, enviándola a continuación, también con Miguel José Monzón, a Campeche el 28 de ése mismo mes. 
Poco después, él mismo junto a otros cinco jóvenes embarcaron el 2 de mayo a bordo del guardacostas “La Saeta” rumbo a Mérida para vacunarse con la técnica de brazo a brazo y hasta julio inocular el remedio a la población con la ayuda de cirujanos militares y particulares de la localidad, haciendo los pertinentes informes del trabajo. 
Informe del facultativo Cipriano Blanco sobre la actividad con la vacuna contra la viruela traída por el cirujano Miguel José Monzón, desde el 9 de mayo de 1804 hasta finales de 1813 en Campeche. Estado general de Cipriano Blanco (4 hojas) p. 1.

Cuando llegó a México la «Expedición Filantrópica» al mando del cirujano militar don Francisco Xavier Balmis, enviada desde España para recorrer las colonias vacunando, hubo de reconocer la anticipada y diligente labor de Monzón en muchos territorios. 
1803.-La goleta “María Pita” sale de Coruña hacia América con la Expedición Filantrópica a bordo. 
https://www.nobbot.com/personas/vacuna-de-la-viruela
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Al término de su actividad en Campeche y con la llegada de los miembros de la campaña de Balmis, Monzón regresó a Veracruz. Desde allí, en la Junta de Vacuna continuó el trabajo llevándola, entre noviembre de 1807 y 1809, a los pueblos de Tuxtla, Acayucan, Cosamaloapan y Tlacotalpan. Por todo ello el virrey Francisco Javier Venegas le nombró en 1810 cirujano del batallón de Santo Domingo, pero él prefirió seguir como cirujano de la Real Armada. 
Actual insignia del Cuerpo de Sanidad de la Armada española.
https://es.wikipedia.org/wiki/Cuerpo_de_Sanidad_de_la_Armada
Probablemente en esos años Miguel José Monzón entró en contacto con la masonería y adoptó su filosofía llegando a ser uno de sus miembros más destacados puesto que el 28 de abril de 1816, la Gran Logia del Estado de Louisiana autorizó la creación y el establecimiento en Veracruz de la logia Los Amigos Reunidos nº. 8 del rito de York -fundada uno o dos años antes- expidiéndole el nombramiento de Respetable Maestro
El mazo del Respetable Maestroñadir leyenda
Admisión de un profano en la masonería a principios del siglo XIX https://www2.uned.es/dptohdi/museovirtualhistoriamasoneria/

Eran tiempos social y políticamente revueltos tanto en España como en las tierras ultramarinas. Habían empezado los movimientos insurgentes que conseguirían finalmente la independencia de casi todos los territorios del Imperio colonial hispano y su fraccionamiento en las actuales naciones centro y sudamericanas pero, cumpliendo las prescripciones de su doctrina, como fundador y Respetable Maestro, Monzón podía dedicarse a su profesión quirúrgica en los territorios de su Logia, circunvecinas y Louisiana, pero no a la política. Eso explicaría que no participara abiertamente en favor del movimiento independentista como sí lo hizo su hijo, Pedro Miguel Monzón, teniente coronel y también masón, quien tuvo una importante actividad en la guerra por la Independencia mexicana
En 1819, habiéndole destinado como cirujano en la goleta de guerra “La Guía Guardacosta” y concedido los honores de primer profesor honorario médico-cirujano de la Real Armada, escribe un método para la observación y clasificación de las epidemias así como “La Farmacia en la Fiebre Amarilla de Veracruz” cuyo manuscrito se guarda en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Cádiz. 
  

Medalla de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Cádiz. Siglo XIX. Anverso y reverso. Ejemplar isabelino en plata. 
En la segunda mitad de 1820 vuelve a Ferrol pero pronto retornó a Veracruz donde siguió ejerciendo su profesión médica hasta el final de la guerra mexicana que terminaría en 1825 tras rendirse el fuerte de San Juan de Ullúa. 
Apenas dos años más tarde, Guadalupe Victoria, primer presidente constitucional de México, promulgó la Ley para expulsar a los españoles. A pesar de su trayectoria y de la vinculación independentista de su hijo, Miguel José Monzón figuró en las listas de expulsados en 1827 y 1829 aunque pudo evitarlo acogiéndose a las excepciones de su avanzada edad y delicada salud que las propias Leyes prevenían. Por eso creemos que murió en Veracruz después de 1830. Quizá allí continúen viviendo sus descendientes. 
Juan O ‘Gorman Retablo de la Independencia (1960-1961) Pintura mural. Castillo de Chapultepec (México D.F.)
Lucía Pérez 
Jorcas