Siniestro Total, el mítico grupo de punk-rock gallego, publicaba la canción «Pueblos del mundo ¡extinguíos!». Esta era la primera estrofa:
Ya no hay trilobites en el mar
en Siberia no queda ni un mamut
las ballenas desaparecerá
así que, humano, ya solo quedas tú
Un ácido canto al devenir del ser humano al que, inevitablemente, espera su desaparición. De modo provocador, Siniestro proponía la extinción humana activa mediante la esterilización masiva. Punk químicamente puro.
Una mañana luminosa de julio recorría la Val de Sollavientos buscando unas plantas singulares. A la vuelta, al vadear el río, me detuve para refrescarme y lavarme un poco con sus aguas cristalinas.
En la orilla se extendía una pequeña playa formada por trozos de grava. Las mayoría de las piedrecicas tenían el tono crema o gris que resulta tan propio de la roca caliza. Al fin y al cabo eran sedimentos procedentes de las calizas cretácicas que afloran en la mayor parte del valle.
Igualmente, muchas de ellas presentaban forma irregular y bordes angulosos, indicando un breve proceso de transporte desde las rocas de las que proceden hasta esta cuenca sedimentaria temporal.
Sin embargo, una observación más detallada permitía apreciar numerosos sedimentos de contorno circular y aspecto de disco. Parecían pequeñas lentejas. Me recordaron a unos fósiles que resultan muy comunes en ciertas calizas: los nummulites.
Y me vino a la mente el primer verso de la citada canción de Siniestro, divirtiéndome al cambiarle la letra:
Ya no hay nummulites en el mar …
Y, como en la letra original, podía valer igualmente, pues los nummulites aparecieron hace 100 millones de años (Cretácico Superior) y desaparecieron hace 25 millones de años (Eoceno). Ya no hay nummulites. Se extinguieron.
Los nummulites fueron organismos del grupo de los protozoos (unicelulares eucariotas de nutrición heterótrofa) del grupo de las actuales amebas. Presentaban una concha arrollada en espiral que tenía cámaras conectadas helicoidalmente y separadas por tabiques perforados. La presencia de estas perforaciones (o forámenes) les da nombre a este grupo de protozoarios: los foraminíferos. Estos pequeños caparazones fosilizaron con facilidad. Tenían su hábitat en los fondos de mares en ambientes subarrecifales alimentándose de algas unicelulares.
Una observación más detallada permitía apreciar que tenían una forma de cono de escasa altura. Como la de los platillos musicales. Ello sugería que en realidad no eran nummulites sino orbitolinas.
Las orbitolinas también son foraminíferos. Son una familia de organismos bastante parecidos a la de los nummulites. Igualmente se movían emitiendo seudópodos y vivían en el fondo de mares alimentándose de algas unicelulares, como las diatomeas. Estos eran coloniales y vivieron en un momento más concreto del tiempo geológico. Surgieron hace 118 millones de años (Cretácico Inferior), evolucionaron en varios géneros hasta extinguirse hace 88 (Cretácico Superior).
Consultando, ya en casa, el mapa geológico de la zona se podía comprobar que estos pequeños discos eran orbitolinas. En el siguiente mapa se aprecian mediante colores y tramas los materiales geológicos y la edad de su consolidación en una zona de la val de Sollavientos. La de la parte de la derecha en la imagen, es decir el ver claro con trama de rectángulos con una línea en su interior (C 2-1 /15-16), corresponde a margas, calizas (con orbitolinas), arcillas, areniscas, y calizas ferruginosas.
Así que, cuando nos encontremos estas lentejas de piedra podemos imaginar aquellos mares de hace unos 120 millones de años cuyos sedimentos, tras la orogenia Alpina y la posterior erosión, afloran en los montes de Allepuz y Gúdar. Y alguno de sus habitantes, las orbitolinas.
Y recordando a la canción de Siniestro Total, afirmar, ahora sí: