NEANDERTALES DE MONTAÑA

LAS CALLEJUELAS, UN YACIMIENTO PALEONTOLÓGICO Y ARQUEOLÓGICO

Un yacimiento de doble interés

El barranco de Las Callejuelas ha sido un paraje muy visitado por los vecinos de Monteagudo del Castillo, ya que por allí pasaba la senda que unía el núcleo urbano con La Salobreja, uno de los mejores prados del término municipal.

El padre Rafael Adrover lo excavó entre 1975-1978 encontrando restos óseos de grandes mamíferos que fueron estudiados y publicados por Véra Eisenmann en 1993.

Fue el nacimiento para la ciencia del yacimiento de Las Callejuelas.

Al encontrarse también piezas líticas, el equipo de Pilar Utrilla comenzó un estudio arqueológico que fue publicado por Miguel Ángel Tilo en 1994. Años después este equipo, tras integrar a F. Blasco para el estudio de la fauna y a José Luis Peña-Monné para el del relieve y los sedimentos, continuó la investigación y sentó las bases de la caracterización del yacimiento en 2004. En 2017 se pudo determinar su datación gracias al estudio de los cambios espontáneos en los aminoácidos del colágeno presente en los restos animales.

Un paso natural entre praderas

El barranco de Las Callejuelas se encuentra en el sur de la cordillera Ibérica y en la vertiente norte de la sierra de Gúdar. Está situado en la cuenca del río Mijares, pero muy próximo a la del Alfambra. Es un estrecho corredor entre los prados frescos de La Salobreja y las llanuras del valle del Mijares (Cedrillas) y del río Seco (El Pobo). Por su altitud, es uno de los territorios más fríos de la península Ibérica.

Los materiales que constituyen el yacimiento son rocas depositadas durante el Cuaternario. Se trata de delgadas capas de conglomerados formados por cantos de borde anguloso (brechas) fuertemente cementadas que se alternan con arcillas.

Los primeros tienen su origen en procesos de gelifracción en condiciones periglaciares y con suelos permanentemente helados (permafrost). Las arcillas, donde se encontraron los restos de actividad humana y los fósiles, se depositaron bajo climas templados y tienen relación con la fusión de los suelos helados y con la presencia de un lago en la cabecera del barranco.

Estas rocas descansan sobre calizas jurásica que forman los relieves dominantes.

El reto de conocer el cuándo

Suponiendo una reducción del tamaño de los caballos durante el Cuaternario y comparando los molares del yacimiento de Las Callejuelas con los de otros équidos encontrados datados en la península Ibérica, se les asignó una edad de unos 70.000 años (datación relativa).

Sin embargo, un análisis directo de los fósiles pudo corregir la anterior datación y precisar su antigüedad. La conversión espontánea de los L-aminoácidos en D-aminoácidos (racemización) tras la muerte de un ser vivo permite datar  muestras orgánicas (datación absoluta). La aplicación de esta técnica sobre el colágeno de un diente de un bóvido y de dos de  équidos extraídos por los arqueólogos en diferentes capas de Las Callejuelas ofreció edades de 136.000, 122.000 y 116.000 años coincidentes con el final de la glaciación de Riss y el periodo interglaciar siguiente. Esta datación coincidía con un contexto de fusión del permafrost.

Restos de la actividad humana: útiles y alimentos

Los restos óseos corresponden a bóvidos y a équidos salvajes. El yacimiento se encuentra en una zona que estos ungulados emplearían como paso entre las praderas secas y arboladas de las cabeceras de los ríos Mijares y Seco y la laguna que se extendería por el fondo plano de La Salobreja, donde estos herbívoros encontrarían abundantes sales en las arcillas del Keuper.

Al estar rotos y formar parte de densas costras los restos óseos no han podido ser ni cuantificado el número de animales ni identificadas las especies. Parece más un lugar de matanza que un cazadero. Aunque en su entorno no se han encontrado puntas de flecha o de lanza, muchos huesos muestran evidencias de impacto y de corte.

En cambio, se han encontrado más de 1.400 piezas de un pedernal similar a los cantos de cuarcita que afloran en el cerro del castillo de Monteagudo. Entre ellas predominan raspadores, perforantes y denticulados, pero además hay pequeñas palas y microcuchillas. Igualmente se han hallado dos herramientas construidas en hueso.

Estos útiles líticos y la datación de los restos de ungulados coinciden en su elaboración y uso por comunidades de neandertales del final del Paleolítico Inferior y principio del Paleolítico Medio (Musteriense).

Interpretación del yacimiento

El barranco era un lugar de tránsito regular de manadas de équidos y bóvidos en los movimientos estacionales asociados al deshielo estival y a la formación del lago en su parte alta. Las poblaciones de neandertales disponían de un recurso alimenticio predecible de gran valor nutritivo. Se desconoce si estos ungulados eran cazados o si eran aprovechados de forma oportunista, arrebatándoselos a otros depredadores o bien empleando animales muertos de manera natural (carroña).

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No se han encontrado indicios de hogueras, lo que sugiere que Las Callejuelas era un lugar de descuartizamiento de los animales. Las partes mayores de los mismos serían transportadas a los campamentos de estos homínidos. La abundancia de restos craneales y de partes distales de las extremidades sugiere que el encéfalo, la lengua y la (escasa) carne del extremo de las patas eran consumidas in situ.

Neandertales de tierras altas

Los yacimientos de neandertales son abundantes en la península Ibérica. En buena parte se encuentran en zonas próximas a la costa. Sin embargo, son comunes las ocupaciones en el interior peninsular incluso en lugares de gran altitud y no solo durante periodos templados. El yacimiento de neandertales de Las Callejuelas es el conocido a mayor altura del suroeste de Europa lo que sugiere la benignidad del clima y la existencia de un recurso alimenticio abundante y regular.

Bibliografía:

Domingo, R., Peña-Monné, J.L., de Torres, T., Ortiz, J.E. y Utrilla, P. (2017): Neanderthal highlanders: Las Callejuelas (Monteagudo del Castillo, Teruel, Spain), a high-altitude site occupied during MIS 5. Quaternary International, Vol. 435, parte A, pp.129-143.