SOLSTICIO DE INVIERNO, 2020
Bancales del Mas de Abad, en Galve. Primera hora de la mañana. Hace ya tres cuartos que el sol ha salido por Camarillas. Pero aquí, el Cabezo del Cucón y los últimos jirones de niebla aún filtran los primeros rayos que asoman por el Alto Rabadanes.
Nos acercamos al solsticio de invierno.
En nuestro hemisferio son los días con un menor número de horas de luz. En el Alto Alfambra, en concreto, nueve horas y cuarto.
Las noches son largas. Si el cielo se despeja, como es habitual, se pueden ver múltiples luceros en el firmamento. Esas noches, el calor absorbido por el suelo durante el día escapa fácilmente por la ausencia de nubosidad. Las temperaturas caen. Son noches de heladas.
Aún siendo escasa, la humedad del aire comienza a depositarse sobre las espiguillas de las gramas formando pequeñas agujas de hielo que se disponen perpendiculares a la caña, todas paralelas unas a otras…
Otra noche de rosada.
Se forman estos finos cristales de hielo sobre las sinuosas piedras del ribazo …
… tapizando su irregular superficie.
Crecen sobre los restos de los tallos del girasol que asoman sobre la tierra el rastrojo recién labrado …
Son diminutas y bellísimas construcciones que crea la naturaleza. Una suerte de land art que se construye durante la oscuridad de la noche y que se desvanece con los primeros rayos solares. Arte efímero.
En los sembrados los trigos ya está nacidos. Aprovechan este tiempo para fabricar la raíz que penetra en busca del tempero que guarda la tierra. Como un iceberg, solo asoma una pequeña parte de la planta. Son días de crecer hacia abajo …
La neblina aún aguanta.
En unos minutos se irá desdibujando y los rayos solares se extenderán por campos y montes, templando el aire, alegrando el espíritu humano y nutriendo las planticas de trigo.
Comienza el invierno, también, en el Alto Alfambra.