EL BARRANCO DE LOS RODEOS

UN LUGAR DE INTERÉS GEOLÓGICO EN EL POBO

El río Seco es uno de los principales y escasos afluentes del ío Alfambra. Es el de mayor longitud en la parte alta de su cuenca hidrográfica.

Se trata de un amplio valle de dirección norte-sur tan solo constreñido a su paso por la hoz de Ababuj. Por el oeste, se levanta la sierra del Pobo, donde se reúnen las mayores cimas, que la separan del Bajo Alfambra . En su cabecera, por el sur, unas suaves lomas hacen de divisoria con la cuenca del río Mijares. Por el este, una serie de cabezos lo conducen hacia el valle del Alfambra, donde desemboca ya cerca de Aguilar.

El paisaje de este territorio ofrece una estructura sencilla. Los relieves principales coinciden con areniscas triásicas (Castelfrío) y, sobre todo, con calizas jurásicas (Hoyalta, Alto de la Sierra). En el fondo de la cubeta predominan los sedimentos detríticos depositados a lo largo del Mioceno. La cubierta vegetal de estos montes corresponde a extensos pastizales obtenidos tras su deforestación para obtener pastos con los que alimentar a la importante cabaña ganadera que, durante siglos, mantuvo este territorio. La amplia llanura central, por otra parte, ofrece feraces tierras de labor para cultivos de secano.

Los viajeros que cruzan el valle del río Seco desde el puerto de Cabigordo hasta Aguilar del Alfambra suelen percibir un territorio homogéneo, casi monótono, poco atractivo para su visita. Suaves relieves, ausencia de bosques y escasez de agua. Justo el modelo de paisaje que menos aprecia el público.

Sin embargo, cuando se abandona la carretera y el viajero se interna, sin prisa, por sus sendas, cerros y barrancos, descubre numerosos parajes de indudable interés científico e incluso estético.

Un atardecer de enero me llevé una grata sorpresa cuando Juanjo Martín me enseñó un rincón del barranco de los Rodeos .

Es un paraje que, pese a su belleza e interés, salvo por los vecinos, resulta prácticamente desconocido.

Se accede desde el núcleo urbano de El Pobo. Frente a la cruz de término y a los restos del viejo olmo, sale una pista que acerca a la masía de Santa Ana. Algo antes de alcanzarla debe tomarse un desvío a la derecha para seguir una pista que pasa entre campos de cultivo, deja a nuestra derecha el manantial de Villar del Ánsara y alcanza el cauce del río Seco.

La pista lo cruza y remonta por el barranco de los Rodeos. Ya estamos.

Un modesto arroyo, con caudal tras las copiosas lluvias de esta primavera, se abre paso entre los bloques rocosos. Los estratos están dispuestos casi horizontalmente y ofrecen pequeños obstáculos al curso del agua alternándose los saltos, las pozas y los rápidos.

En la margen derecha del barranco ya se aprecian los pequeños escarpes abiertos por la erosión sobre bancos de calizas jurásicas. Los estratos están levemente curvados pues forman parte de un anticlinal, un tipo pliegue que contiene los estratos más antiguos en su núcleo y los más recientes en los flancos.

Esta deformación es el resultado de los esfuerzos tectónicos acontecidos a lo largo del Terciario que afectaron a sedimentos depositados durante el Mesozoico y que originaron la cordillera Ibérica.

En el escarpe de la margen izquierda del barranco afloran otros estratos calizos. Bueno en realidad, son los mismos que han quedado separados por la acción erosiva de las aguas superficiales.

Comparando la posición relativa de estas capas rocosas a uno y a otro lado del barranco puede establecerse la correspondencia entre uno y otros.

Esta forma de relieve es conocida por los especialistas con el término de cluse. Es el resultado de la acción erosiva de un curso de agua sobre un anticlinal.

Una foto aérea muestra muy bien la cluse del barranco de los Rodeos.

Esta es una cluse de dimensiones modestas en relación a la que creó el río Seco en la hoz de Ababuj, el Alfambra en el Estrecho de la Virgen de la Peña en Aguilar o la que se abrió al desventrarse el gran anticlinal de Alcalá en el valle de la Salobreja, en Monteagudo del Castillo.

En esta partida afloran margas y calizas depositadas en ambientes litorales durante el Jurásico Medio (Malm). Las margas son los materiales terrígenos que están cubiertos por prados. Las calizas, más duras corresponden a los peñascos que forman los cantiles.

Esta alternancia de rocas de diferentes dureza ha favorecido, por un lado, la incisión del barranco. Por otra parte, la erosión lateral de las margas socava la base de las calizas (muro) e inestabiliza los estratos produciéndose entonces desprendimientos

que crean caos de bloques

Al desmantelarse las calizas de cobertera y dejar a la intemperie las margas, algunos restos de aquellas han resistido la erosión y forman unos pináculos romos que recuerdan a un hongo o a una hamburguesa.

El barranco de los Rodeos, en el primer plano a la derecha. El valle del río Seco coincide con los terrenos cultivado. Al fondo, a la derecha, la Muela de la Umbría de Ababuj y Aguilar del Alfambra.

Se trata de una particular forma de modelado kárstico que crea un paisaje armonioso y de una sobria belleza.

La explicación a esta singularidad geológica se debe al agrietamiento que experimentan las calizas cuando sufren descompresión al erosionarse los estratos que las recubren. Estas grietas, llamadas diaclasas, fracturan completamente a las rígidas calizas. Se aprecia muy bien sobre el terreno …

y también en las fotos aéreas …

El agua de lluvia es ligeramente ácida al disolver parte dióxido de carbono del aire. Cuando empapa el suelo incrementa su acidez al incorporar el gas que liberan los organismos edáficos. Esta agua ácida se infiltra y penetra aprovechando las líneas de debilidad de las rocas mientras disuelve el carbonato de calcio que forma constituye la roca caliza.

En una primera fase las grietas aumentan su profundidad y su anchura …

… separándose los bloques unos de otros.

En la mayoría de los casos estos bloques acaban disolviéndose por su base …

y, al inestabilizarse, acaban desprendiéndose …

Pero, en ocasiones, si no se produce la completa disolución por la base, los bloques adquieren más altura y forman pequeñas torres …

Es muy interesante observar con atención las plantas que crecen en las grietas de las calizas. Son verdaderas rocallas.

Abundan los líquenes rupícolas propios de estos sustratos carbonatados …

… que les confieren los característicos tonos grises, negros o pardos que presentan en superficie la caliza.

Aprovechando la menor exposición de las fisuras, sobre todo en las umbrías, crecen algunos helechos como el culantrillo blanco menor (Asplenium fontanum) …

… plantas antiguas que no producen semillas y que aún dependen del medio acuático para su fecundación.

Prosperan otras propias de los roquedos y de las orlas de los bosques maduros, como la villomera

Villomera o guillomo (Amelanchier ovalis)

el redondillo

Redondillo o grosellero (Ribes alpinum)

o el agrillo, estos días en plena floración …

Agrillo o agracejo (Berberis hispanica)

Estos arbustos prosperan entre los caos de bloques llegando a formar cerrados espinares donde encuentran su refugio pequeños mamíferos carnívoros.

Este paraje, al margen de sus sugerentes formas y su innegable belleza, tiene un indudable interés científico. En nuestra opinión es un lugar de interés geológico de carácter geomorfológico, por concurrir un modelado estructural (cluse) con el litológico (kárstico), aunque no ha sido recogido en el Catálogo de Lugares de Interés Geológico que ha creado el Gobierno de Aragón.

En cualquier caso … ¡bien merece una visita!