LA RUTA ORNITOLÓGICA DE ALLEPUZ
LAS AVES DE LA ALTA MONTAÑA MEDITERRÁNEA
A nivel biogeográfico el valle del río Sollavientos, como la mayor parte de la cordillera Ibérica, es un territorio situado dentro de la región Mediterránea. Sin embargo, por su altitud, las temperaturas medias son bajas y las precipitaciones medias, aunque modestas, son algo mayores que en territorios de su entorno. No es que llueva mucho … es que evapora poco. Por eso la cabecera de este valle bien podría incluirse dentro de la «España verde«. Estas condiciones climáticas permiten la presencia de una comunidad biológica en las que están presentes algunas especies más propias de la región Eurosiberiana. Esto también se refleja en la avifauna, como en su día se comentó en este artículo.
El valle del río Sollavientos y su vecino en valle de las Peraltas, a pesar de encontrarse a tan solo 80 km del mar Mediterráneo, son un buen lugar para observar aves propias de las campiñas atlánticas y de las montañas centroeuropeas. Es una singularidad biogeográfica.
Esto es especialmente patente durante el periodo de cría. Aquí encuentran su hábitat aves que tienen en estas montañas el límite meridional de su área de distribución geográfica como reproductoras, como es el caso del alcaudón dorsirrojo …
del bisbita arbóreo …
Color crema, zona de reproducción (estival). Azul, zona de invernada.
o de la curruca zarcera …
Verde, presencia como reproductor (estival). Azul claro, en paso. Azul oscuro, área de invernada
También lo hace alguna especie endémica de las cordilleras del sur de Europa, como es el verderón serrano, que pueden observarse en todo tiempo por ser su carácter sedentario …
En verde, como sedentario. En azul, área de invernada
Por otro lado, durante la estación más desfavorable, estos altos valles ofrecen hábitat para otras especies que acuden a invernar procedentes de zonas septentrionales, como el mirlo capiblanco, el zorzal alirrojo o el acentor alpino, entre otros.
Como es lógico, también se pueden observarse aves propias de la región Mediterránea, muchas de gran interés por no estar presentes en la mayor parte de Europa o por su precario estado de conservación, como ocurre con el alimoche o el escribano hortelano …
Observar y fotografiar aves son dos aficiones muy extendidas en las sociedades del centro y del norte de Europa. También y, cada vez más, en los países mediterráneos. Estas actividades permiten disfrutar de los espacios naturales, hacer ejercicio físico en el campo, apreciar los cambios que se producen en la avifauna a lo largo del ciclo anual, realizar hallazgos de interés científico y descubrir nuevos lugares. La ornitología … es muy entretenida.
Las aves son animales muy dinámicos y cambiantes. Cada observación es un pequeño reto para el aficionado. El número de especies no es excesivamente alto como para no llegar a conocerlos a todos. Con prismáticos (o cámara fotográfica), un cuaderno y una guía de campo. En silencio y con paciencia, claro.
La observación de aves es un recurso turístico emergente. Es un sector que va a más dentro del turismo de naturaleza. Se trata de un perfil de visitante muy interesante para un parque cultural pues suele ser una persona respetuosa con el entorno y sensible con la cultura rural.
En aquellas regiones montañosas del sur de Europa en las que el turismo tiene una gran dependencia del esquí, el turismo de naturaleza es una alternativa imprescindible. Por un lado, es ya una evidencia el aumento de las temperaturas medias así como la escasez de nieve por lo que el futuro de las estaciones invernales cada año más incierto. Por otra parte, vamos hacia sociedades con más formación y más cultas, formadas por ciudadanos que disfrutan -y pagan- por observar o fotografiar a la vida silvestre y ya es un aspecto importante en la elección del destino de sus vacaciones.
Conviene, pues, adaptarse al cambio climático y diversificar la oferta turística orientándola hacia la cultura, el patrimonio y la naturaleza en lugares tan privilegiados como son las montañas del sur de Aragón.
En este marco los Ayuntamientos de Allepuz y de Gúdar acordaron presentar al Gobierno de Aragón un proyecto de cooperación entre particulares con el título «Itinerarios naturalísticos en el Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra«, a través de la Asociación de Desarrollo Rural de Gúdar, Javalambre y Maestrazgo (AGUJAMA). Este grupo de desarrollo rural ejecuta un programa LEADER con fondos del Gobierno de Aragón y de la Unión Europea.
El Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra ha colaborado en este proyecto definiendo las rutas, elaborando el contenido de los paneles y coordinando la ejecución de los dos itinerarios naturalistas.
Uno de los frutos resultantes de este proyecto de cooperación ha sido la Ruta Ornitológica de Allepuz. Consiste en un itinerario lineal de 5,8 km de longitud que recorre los valles de Sollavientos y de las Peraltas. Ofrece seis paneles dedicados a interpretar la singular comunidad de aves de este territorio y cuenta con jalones de seguimiento de la ruta. Uno de sus extremos es la ermita de Santa Isabel y el otro es un tramo de la ribera de del río Sollavientos a la altura de la masía de la Atalaya.
El primero de los paneles está situado muy cerca de la carretera, a la altura de la ermita de Santa Isabel de Sollavientos.
Aporta, sobre todo, información biogeográfica relativa a las regiones Mediterránea y Eurosiberiana, a los rasgos del medio físico y ecológicos de la cordillera Ibérica y a los de la avifauna de las vales de Sollavientos y Peraltas.
Tras pasar junto a la fuente de Santa Isabel y la masía de Casildo se remonta por un paso ganadero hasta el antiguo camino de Allepuz a Valdelinares.
Es el dominio de los prados y de los cultivos en bancales cercados con paredes de piedra seca.
En estos espacios abiertos es interesante la comunidad de aves insectívoras que acuden desde tierras africanas a criar a estas praderas, tan generosas en hierba como en insectos herbívoros. Son pájaros como la lavandera boyera, la collalba gris o la chova piquirroja.
La caracterización de este singular agroecosistema, creado y gestionado durante siglos por agricultores y ganaderos, y de su comunidad de aves es el tema del segundo panel.
Es especial la mirada ecológica que se les da a las paredes de piedra seca, todo un patrimonio cultural … pero también un peculiar hábitat para pequeños animales y para otros organismos.
El camino accede a un alto y abandona el valle de Sollavientos para descender vivamente hacia el de las Peraltas, algo cerrado y boscoso en su cabecera. Este el dominio del frondoso bosque de pino royo (o albar) que desciende por la extensa umbría de la Loma Bellida.
La alta montaña es un ambiente difícil y selecciona a las plantas capaces de sobrellevar una larga estación desfavorable y el peso de la nieve. El bosque tiene una estructura abierta y es pobre en especies forestales, como ocurre en la taiga de las regiones boreales.
En nuestro caso, se representa por la triada oromediterránea: el pino royo (o albar), el enebro común y la chaparra (o sabina rastrera). Es el hábitat de las aves propias de los bosques de coníferas como los páridos, los pájaros carpinteros y las rapaces forestales especializadas en cazar pájaros.
Pero también el del zorzal común que encuentra en estas montañas una de sus poblaciones más meridionales en cuanto a su territorio reproductor.
A interpretar la ecología de estos bosques montanos y a conocer su avifauna se dedica el tercer panel, que está ubicado junto a un cruce de caminos de pistas forestales de la cabecera de la val de las Peraltas.
Al descender el valle se abre y vuelven los bancales, algunos cultivados, los más praderas, en cuyos ribazos prosperan setos de arbustos espinosos.
Galabarderas, vizcoderas, agrillos, mentironeras y endrineras forman unos densos y lineales matorrales. Tienen el aspecto, a otra escala, de los bosques mixtos caducifolios de latitudes más norteñas. Es el paisaje de las campiñas cantábricas o pirenaicas.
En estos setos crían pájaros insectívoros que encuentran en los espinos lugares seguros para construir sus nidos y en los prados del entorno abundantes presas para alimentar a sus polluelos. Es el dominio del discreto acentor común y del escribano soteño …
… pero también de la tarabilla común, el escribano montesino o los ya comentados alcaudón dorsirrojo o curruca zarcera.
Estos arbustos producen pequeños frutos. Muchos de ellos son consumidos por los mirlos y los zorzales que arriban en otoño a estas montañas desde el norte de Europa. Para los pájaros es alimento. Para las plantas, un medio de dispersión de sus semillas. Mutualismo, todos ganan.
Es el tema del cuarto panel.
La ruta pasa cerca del monumental mas de Peralta Alta …
y sus formidables sargas trasmochas …
junto al mas de Peralta Baja y la fuente de la Canaleta …
Por las laderas situadas a la izquierda el pinar se desdibuja y da paso a un nuevo ambiente: los enebrales y los chaparrales (o sabinares rastreros).
Cada enebro, cada chaparra, es un posadero para cazar en los prados cortos y secos del entorno. Es también un inaccesible refugio en el que construyen su nido especies estivales como la curruca carrasqueña o sedentarias alondra totovía.
Atento a las entradas y salidas a sus nidos de currucas, petirrojos, escribanos y acentores, el cuco espera una oportunidad para colocar su huevo.
La ecología y la avifauna de estos matorrales abiertos son los temas del quinto panel de la ruta.
Son unos ambientes muy representativos de las cumbres de las montañas mediterráneas, tanto en las cercanas sierras de Javalambre y del Alto Tajo, como en las montañas rifeñas o del Atlas marroquí.
Del camino sale a mano derecha un camino que desciende hacia el río Sollavientos.
Es un nuevo ambiente. Una corriente de agua, de carácter estacional, docenas de sargas veteranas, prados inundados. Y también espinares, que prosperan por la humedad del terreno. Un ambiente complejo que ofrece hábitat a una rica comunidad de aves.
Antes de cruzar el río a través de una palanca …
… aparece el sexto y último panel.
… que también muestra un trazado de la ruta, para quien desee comenzarla aquí.
Hace unas semanas se puso en contacto con nosotros la Societat Valenciana d’Ornitología (SVO) para solicitar información sobre espacios naturales interesantes para la observación de aves en el Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra pues estaba programando una excursión a este territorio para conocer su avifauna invernal.
Y, tras ello, preparó una intensa actividad aprovechando el primer fin de semana de noviembre con esta programación.
La visita de estos naturalistas valencianos …
… ha sido la inauguración informal de la Ruta Ornitológica de Allepuz.
El valle de Sollavientos es uno de los más hermosos de la cordillera Ibérica. Es por ello que tiene muchas miradas. Esta ruta ofrece otra forma de verlo y comprenderlo.
¡Les invitamos a disfrutarla!
PD.- Desde las entidades que han hecho posible la Ruta Ornitológica de Allepuz queremos agradecer al reconocido fotógrafo Carlos Pérez Naval la generosa cesión de las fotografías de aves que ilustran los paneles de la ruta.