LA SABINA DEL MAS DE PINA EN ALLEPUZ
UN ÁRBOL MONUMENTAL EN LA VAL DE SOLLAVIENTOS
Quien ha recorrido las montañas del sur de Aragón reconoce que el valle del río Sollavientos tiene algo de especial. Su singularidad geográfica, las suaves formas de relieve, su notable altitud, la extensión de sus praderas, la cultura masovera aún viva, la belleza y sencillez de la ermita de Santa Isabel y, apuntamos nosotros, el enorme interés de ese agroecosistema, resultado de la milenaria gestión del territorio por las personas.
Sobre la riqueza en especies y sobre los procesos ecológicos de este pequeño valle se puede escribir mucho. En concreto, y tan solo en lo que se refiere a la la flora ya hemos dedicado un par de artículos en este blog a dos de sus especies más emblemáticas: la artemisia de Armenia y la genciana azul.
Querríamos tratar en el presente otra especie vegetal, esta vez arbórea: la sabina albar (Juniperus thurifera). Este árbol, endémico del Mediterráneo Occidental, tiene las mejores poblaciones mundiales en la cordillera Ibérica, donde forma parte del paisaje en las tierras altas afectadas por una intensa continentalidad, escasez de precipitaciones y sustratos desfavorables. Está presente en casi todos los municipios del Alto Alfambra aunque tras la intensa deforestación producida durante siglos anteriores queden pequeños bosquetes y, más frecuentemente, ejemplares aislados y jóvenes.
Realmente, más que de la presencia de la especie en el territorio, queremos dedicar este artículo a un único ejemplar: la sabina del Mas de Pina.
El Mas de Pina …
… es la masada que se encuentra al pasar el Km. 4 de la carretera que recorre el valle (dirección Valdelinares) y que surge en una cerrada curva.
Poco antes de llegar a ella, a mano izquierda, en lo alto de la ladera destaca un árbol solitario, no muy alto y de copa redondeada.
Para acceder al árbol hay que subir varias terrazas, antaño cultivadas y hoy dedicadas a pasto de vacas o de ovejas. Se encuentra a 1.608 m de altitud.
Se trata de un ejemplar robusto. El tronco, que tiene un diámetro normal de 130 cm, se ramifica a un metro y medio de altura dando tres gruesas ramas, todas ellas sanas y bien cubiertas de follaje. Por ello la copa, de unos diez metros de diámetro, tiene un aspecto bastante cerrado para lo que es propio en la especie.
Es un ejemplar masculino, como se aprecia al encontrar los pequeños conos escamosos que producen y liberan el polen al inicio de primavera.
No se conoce la edad de este árbol pero es muy probable que se trate de un ejemplar centenario, un superviviente de los bosques que antaño cubrieron el valle.
Y aquí viene una de las primeras cuestiones que nos surgen.
La vegetación potencial en las zonas elevadas de las sierras de Gúdar y del Maestrazgo, como es la val de Sollavientos, corresponde a los bosques de pino royo (Pinus sylvestris) con chaparra (Juniperus sabina) y enebro común (Juniperus communis). Tres coníferas que forman una triada que caracteriza al paisaje de estas montañas pertenecientes al piso oromediterráneo situadas en el sur de la cordillera Ibérica. Este es el paisaje vegetal de los montes que cierran la val de Sollavientos por el suroeste (Maraño, Bellida, Cordellate) y que se extienden hacia el término de Gúdar y resto de la sierra. También son los bosques que asoman a este valle desde los montes que cierran el valle por el este y que pertenecen a los términos de Fortanete y Villarroya de los Pinares (La Zaragozana, Alto de la Nave, Pico Villarroya).
La sabina albar , por el contrario, no es la conífera mejor adaptada a estas montañas. No lo es por que el termoclima le resulte demasiado frío, pues soporta bien las temperaturas de -25 ºC que aquí pueden alcanzarse. La falta de adaptación se debe a que el ombroclima no es lo suficientemente seco (500 mm) y, sobre todo, a que la evapotranspiración es escasa por las bajas temperaturas medias lo que mantiene una notable humedad en el suelo. En estas condiciones, no soporta la competencia con el pino royo y la chaparra, mejor adaptados para estos ambientes frescos.
Por lo general, esta especie forestal prefiere enclaves situados a una menor altitud, encontrando su óptimo en una franja altitudinal que está comprendida entre los 900 y los 1.200 metros, siempre asociadas a condiciones de intensa continentalidad.
Es decir, la sabina albar no parece encontrar su óptimo en este valle. Sin embargo, la presencia en los terrenos del mas de Pina de un viejo ejemplar espontáneo nos hace pensar que, sin ser dominante, esta conífera formaría parte de los pinares oromediterráneos de la zona. Al menos en laderas en solana y en zonas expuestas al viento (collados y lomas) pero no muy elevadas.
En el mismo valle hemos encontrado una sabina albar de porte arbóreo sobre una pequeña y expuesta loma, a 1.560 m de altitud, en el seno de un frondoso bosque de pino royo cerca del Corral de los Pinos, en terrenos del Mas de la Vegatilla.
Y, algo más lejos, en los rasos de la Loma de Cedrillas, a unos 1.500 m de altitud, más exposición al viento y sobre un esquelético suelo sobre roca caliza, ejemplares más jóvenes …
… en ambientes abiertos pero en los que el pino royo y la chaparra tienen su óptimo.
La eliminación de los árboles de su entorno, cuando hace siglos se transformó el bosque en pastos o en cultivos, debió mitigar la competencia que sufriría la sabina del Mas de Pina. Su empleo como sesteadero por el ganado, le ofrecería en paralelo un aporte extra de nutrientes nitrogenados favoreciendo su desarrollo. Ambas circunstancias hacen pensar que, a pesar de sus dimensiones, se trate de un ejemplar menos longevo de lo esperable.
La sabina del Mas de Pina de Allepuz no es uno de los 300 ejemplares que están incluidos en la Selección del Inventario de Árboles Singulares de Aragón.
Tampoco apareció entre el selecto grupo de 191 ejemplares recogidos en la Guía de árboles monumentales y singulares de Aragón publicada en 1997 por la Diputación General de Aragón.
Sin embargo, es la ficha nº 1 de la «Guía de Árboles Monumentales y Singulares de la Comarca del Maestrazgo» de la colección «Nuestro Patrimonio Natural» editado por el Centro de Estudios del Maestrazgo de Teruel y el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón en 2007.
Animamos a visitar a este árbol notable, a disfrutar de la vista de la val de Sollavientos desde este privilegiado paraje y a imaginar los cambios que se han producido en su entorno a lo largo de los últimos siglos.
Una vez allí, recomendamos aproximarse al inmediato collado. Es la divisoria de las cuencas hidrográficas del Alfambra y del Guadalope, río que nace a tan solo un par de kilómetros.
En este paraje se está asistiendo a una larga y sorda pugna entre los dos ríos para ampliar o conservar la superficie de sus respectivas cuencas. Pero esto ya será tema para otro artículo.