RUTA DE LOS MIRADORES DE MONTEAGUDO DEL CASTILLO

UN PASEO PARA DESCUBRIR EL PATRIMONIO CULTURAL

Monteagudo del Castillo es un pueblo situado en una zona de transición geográfica. Está entre la sierra de Gúdar y la depresión de El Pobo. En la misma divisoria entre las cuencas hidrográficas, la del Mijares hacia el sur y la del Alfambra hacia el norte. La posición elevada del pueblo y de los cerros de su entorno ofrece buenos puntos de observación, tanto de los valles cercanos como de las sierras más altas del sur de la cordillera Ibérica.

Esta localidad serrana cuenta con El Pairón de Monteagudo, una entusiasta asociación que, desde hace unos años y de la mano del Ayuntamiento y de la Asociación Cultural Monteagudo del Castillo, viene creando diversos espacios culturales al aire libre en los alrededores del núcleo urbano, fomentando así el uso público del entorno.

La ruta que se describe en este artículo es, precisamente, un recorrido por estos elementos de reciente creación y de algunos de los monumentos que atesora Monteagudo del Castillo, pero también accede a algunos cerros que ofrecen buenas panorámicas del entorno. De ahí el nombre: la Ruta de los Miradores de Monteagudo del Castillo.

La ruta tiene una longitud de 3,54 km. Un fácil paseo circular. Sale y vuelve al pueblo sin llegar a alejarse del mismo. El desnivel máximo es de tan solo de 104 m pero la comentada altitud del núcleo urbano permite alcanzar en el cerro del Castillo la cota de 1505 m.

A pesar de su escasa longitud y de estar en las inmediaciones del pueblo, un territorio muy humanizado desde hace milenios, recorre veriedad de ambientes, como cultivos y prados cerrados con setos arbustivos o paredes de piedra seca, pastizales tanto secos como frescos, roquedos y un pueblo serrano.

La ruta, de momento, no está señalizada aunque en breve dispondrá de un tríptico que podrá descargarse de la web del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra o en los expositores que hay en los bares de los pueblos del mismo. No ofrece mucha sombra aunque a lo largo del recorrido hay pequeños refugios que pueden proteger de las inclemencias atmosféricas.

Dispone de una buena fuente y de dos merenderos para hacer un alto y tomar un tentempié. Se recomienda visitar la Taberna de Monteagudo, donde sirven cerveza fría y estupendos platos combinados o bien, reservando, el restaurante del hotel Palacio de Iván Tarín.

El paseo comienza en la plaza del Trinquete.

Allí se encuentra la Casa Lugar, construida durante la segunda mitad del siglo XVI, entre 1570 y 1590. Es un edificio de construcción ruda y carácter funcional, sin ornamentos, de mampostería con sillares en las esquinas. Se trata de una construcción de dos plantas. En la inferior cuenta con lonja de dos arcos de medio punto sobre columnas de fuste cuadrangular, en la segunda planta, y sobre la lonja se abren tres balcones, rematando el edificio un alero de madera de canes decorados.

La ruta sube por la calle Alta y pasa junto a una casa solariega con un arco de medio punto compuesto de potentes dovelas. Es una buena muestra de la arquitectura popular serrana del siglo XVIII.

Tras cruzar dos calles y subir por una escalera con peldaños de traviesas y baranda metálica gira a la izquierda siguiendo un camino que recorre eras y pajares que están en la ladera del cerro del Castillo. En el bancal de arriba, accesible por un breve camino, se encuentra el refugio, una antigua mina de agua a la que en su día dedicamos parte de un artículo titulado «El cerro del Castillo de Monteagudo«.

La entrada a la mina estuvo durante tiempo accesible pero cubierta por vegetación y piedras gruesas. Recientemente se desbrozó y se retiraron las piedras clausurándose con una reja de hierro.

Hace unos meses fue visitada y estudiada por el Espeleoclub El Farallón por lo que es probable que, en breve, se describa con detalle este interesante elemento del patrimonio subterráneo en su revista La Cija.

Interior de la mina de agua del cerro del Castillo de Monteagudo. Fuente: Espeleoclub El Farallón.

El camino pasa junto a una teñada de tres alturas que incluye un palomar …

La ruta continúa por una senda manteniendo siempre el nivel…

… y pasa junto a unas eras abandonadas y dos pajares hundidos hasta alcanzar las ruinas de la casa del Cantón. Desde este paraje hay una buena panorámica de los prados que descienden hacia el barranco de la Tejería, uno de los afluentes del río Mijares en su cabecera.

Sin embargo, la ruta asciende, directamente y sin senda alguna, hacia el castillo a través de bancales abandonados cubiertos actualmente por un prado corto de tomillos, gramas y alamios.

Durante la Ofensiva de Levante de la Guerra Civil Española, en la primavera de 1938, el Ejército Popular del Gobierno de la República levantó en las laderas un sistema de trincheras cuyos restos aún se aprecian ….

… a pesar de encontrarse estas completamente colmatadas y pobladas por la vegetación herbácea.

En el cerro hay vestigios de un asentamiento islámico que estaría relacionado con un sistema de alquerías distribuidas por el entorno. El historiador Martín Almagro interpretó que se trataría de una población perteneciente a la taifa de Albarracín.

Taifa de Albarracín. Fuente: Wikipedia

Estas tierras fueron conquistadas por Alfonso I de Aragón a principios del siglo XII, que extendió un pequeño estado pirenaico hasta el sur de la cordillera Ibérica, expansión que propició también la de la diócesis de Zaragoza.

Se accede a la plana cima del cerro del castillo. Se aprecian restos de la murallas y los cimientos de un torreón.

La primitiva aldea medieval de Monteagudo, por entonces Montagut o Montagod (en romance navarro-aragonés), con sus calles y su iglesia, se encontraría en el interior de la fortaleza. Ésta, tal vez fuera ampliada y remozada en el marco de las guerras con Castilla del final del medievo.

Ya en el siglo XVI, una vez cesaron las citadas guerras, el pueblo se instaló sobre la ladera. El castillo aún volvió a tener función militar, pero varios siglos después: en la Primera Guerra Carlista (1833-1840) y en la citada Guerra Civil Española (1936-1939).

La cima del cerro del Castillo ofrece una espléndida panorámica de los Montes Universales, la sierra de Javalambre, las sierras montalbinas, el cercano macizo de Gúdar o el Maestrazgo. Es el primer mirador de la ruta.

De la parte norte del cerro surge una senda que baja la ladera y deja en un rellano situado entre una casa pintada de amarillo y el depósito municipal de agua. Se sigue por una calle que baja y se gira a la izquierda hasta el peirón de Santa Bárbara.

Se recorre un breve tramo del PR-TE 45 Ruta del río Seco en dirección al pueblo acercando al excursionista a un área deportiva y una zona de estacionamiento de caravanas. Allí puede verse una pequeña colección de maquinaria agrícola antigua que, de momento, cuenta con una trilladora y un tractor..

Algo más en alto, pero allí mismo, puede contemplarse un gran reloj de sol horizontal

… al que en su día dedicamos un artículo en este blog.

Siguiendo unos metros más adelante aparece un banco de madera. Es un lugar estupendo para descansar y disfrutar el paisaje del valle del río Seco y de la sierra de El Pobo. Es el segundo mirador.

La ruta toma la calle que desciende hacia la carretera A-226. Allí hay un panel informativo del patrimonio natural y cultural de Monteagudo del Castillo, el tronco muerto de una olma monumental, un hito indicador de la antigua carretera Teruel-Cantavieja y el peirón de Santa Ana.

La calle desciende y alcanza la ermita de la Virgen del Pilar.

Es una obra promovida por el linaje de los Tarín, tal y como se describe en el escudo visible en la fachada principal: “DON IVAN TARIN AÑO 1749”. Es un edificio de mampostería y sillares bien escuadrados en las esquinas, que está cubierto a cuatro vertientes y con teja cerámica.

En su parte delantera cuenta con un pequeño atrio abovedado bajo el que se cobija la fachada principal compuesta por dos vanos de entradas, en los extremos, una ventana con forja metálica en el centro y el escudo heráldico coronando en la parte superior.

El muro perimetral de sillares de piedra y la valla de forja de acceso que delimita su entrada es un añadido posterior.

En los muros del interior conservaba restos de unas vistosas pinturas murales barrocas con motivos vegetales en blanco sobre fondo azul que, hasta hace muy poco, se encontraban en muy mal estado de conservación por el abandono del edificio.

Hace casi un año concluyeron las obras de la restauración acometida por la Fundación Santa María de Albarracín que contaron con el mecenazgo de la Fundación Térvalis. Esta pequeña joya barroca ha recuperado su esplendor.

La ruta sigue. Cruza la carretera y continúa por un paso ganadero entre bancales. Cuando estos terminan comienza un prado corto que está surcado por múltiples trías producidas por el tránsito de los rebaños. Se gira entonces hacia la derecha, en dirección Cedrillas, visible ya a lo lejos.

Esta vía pecuaria termina en un camino por el que viene el PR-TE 45 Ruta de los Cinco Altos a la altura de unos cirojeras que se han extendido sobre unos pequeños hortales abandonados…

… y de un pequeño parque: el Bosque del Pairón. Es una pequeña arboleda formada por álamos blancos, chopos negros, fresnos y olmos siberianos que ha sido plantada por esta asociación.

Muy cerca hay un agradable merendero y unos paneles con cartografía del municipio …

Y, en las inmediaciones, la fuente del Lugar, con su lavadero y abrevadero.

Frente a la fuente, entre dos paredes de piedra, asciende una ancha senda entre prados secos.

Se deja la senda para alcanzar el Alto de la Fuente, coronado por una enorme veleta

y acompañada de una losa sobre la que se ha escrito el conocido poema de José Antonio Labordeta dedicado a un viento muy nuestro:

Año tras año

viene el cierzo empujando,

año tras año

por las laderas bajas

desde el Moncayo.

Magnífica es la vista que ofrece este alto el núcleo urbano, del cerro de San Cristóbal y del Alto Mijares. Es el tercer mirador de la ruta.

En el descenso hacia el pueblo se pasa junto a otros vestigios de trincheras y a restos de socavones provocados por la explosión de obuses. Una trufera queda a mano derecha. La senda se incorpora al PR-TE 45 a la altura de unos hermosos chopos …

y dejando a mano izquierda unos prados orlados con setos arbustivos y muros de piedra seca …

… se entra en el pueblo por la calle Inueva.

Se cruza la carretera, se pasa junto al hotel Iván Tarín Palacio …

a las antiguas escuelas y a la Casa de los Lozano, donde aparece un arco muy pintoresco.

La ruta concluye en la iglesia dedicada a Nª Sª de los Ángeles, edificio de estilo gótico tardío (s. XVI) …

El exterior, de aspecto muy compacto, está construido con mampostería unida con argamasa dejando el uso de la sillería bien escuadrada para el refuerzo de las esquinas de los muros. Sobre el volumen del edificio sobresale la torre campanario, de tan sólo un cuerpo de altura, y cubierta a cuatro vertientes con teja cerámica.

Su acceso principal, en la fachada este, queda enmarcado por una portada decorativa en forma de arco de medio punto flanqueado por dos columnas talladas con motivos vegetales. Sobre el arco cuenta con un entablamento decorado con molduras y motivos vegetales propios de estilo renacentista, sobre el que se apea el remate en forma de tres hornacinas cuyo interior está decorado en forma de veneras. Estas hornacinas, en origen, debieron un conjunto de tallas religiosas.

Al interior consta de una nave principal a la que se abren tres capillas laterales en cada uno de los lados. Todo ello cubierto con complejas bóvedas de crucería estrellada.

A los pies cuenta con un coro elevado sobre una capilla, también cubierta con bóveda de crucería estrellada, y que actualmente se ha cerrado para adecuarla como capilla de invierno. Como bienes muebles destacados, se conservan exclusivamente la pila bautismal de piedra tallada y una lápida sepulcral, también de piedra, hallada bajo el suelo de la iglesia durante su restauración.

En la placica que hay junto a la iglesia hay un parque muy agradable. Sentarse, descansar y trabar una conversación con cualquier vecino completará el paseo del viajero.

¡Ven a recorrer Monteagudo del Castillo!