UN PASEO POR LA VEGA DEL ALFAMBRA

EXCURSIÓN DE LOS ALUMNOS DEL AULA DE AGUILAR

El pasado 11 de mayo los niños y niñas del Aula de Aguilar del Alfambra realizaron una actividad extraescolar para conocer las plantas, animales, los cultivos y el paisaje de la vega del río Alfambra en las partidas del Prado y del Sargal.

La primera actividad consistió en conocer el Aula de la Naturaleza del Chopo Cabecero. Es un pequeño museo que se encuentra en el mismo edificio del Ayuntamiento, donde está el colegio, pero en la parte de atrás. Tiene un salón de actos muy grande y una exposición permanente dedicada a los chopos cabeceros en la que se explica con textos y dibujos cómo son, para qué se usaban, qué valores tienen y dónde se encuentran. Fuimos viendo y comentando todos los paneles, y surgieron muchas preguntas.

En la exposición había una colección de fotografías de animales que viven en el ribera y en los campos. Algunos ya los conocíamos por que los vimos muy de cerca en otra excursión que realizamos hace un par de años en la que Demetrio estuvo haciendo anillamiento de aves.

Vimos también en el aula una fotografía aérea del valle. Era muy grande. En ella que aparecían varios pueblos además de Aguilar, como Ababuj, Camarillas, Jorcas y Allepuz. Todos ellos pertenecen al Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra. Sobre la fotografía comentamos la ruta que íbamos a caminar en la excursión.

Un diorama representaba cómo era en el pasado el paisaje de la ribera. Con muchas personas trabajando en el campo. Unas acompañando a su rebaño de ovejas. Otras cortando las vigas de los chopos cabeceros. Y, algún otro, preparando el almuerzo para después del trabajo.

En el salón de actos, Carmen, la profesora, comentó los dibujos del concurso para elegir el que se estamparía sobre las camisetas. Muchas tenían águilas, otras cabras monteses, alguna tenían como tema algún monumento o algún paisaje del pueblo.

Vimos también dos retratos de dos personajes. Uno era un escritor muy famoso: Vicente Blasco Ibáñez. El otro era su padre: Gaspar Blasco. Este señor nació en Aguilar del Alfambra pero marchó a trabajar a Valencia, donde nació y creció su hijo Vicente. Los vecinos de Aguilar lo recuerdan con orgullo.

Cuando salíamos del Aula de la Naturaleza nos encontramos a Casimiro. Nos enseñó una gran jaula que ha preparado Joaquín para tener conejos a los que alimentarlos con ramas de chopos, sargas y álamo.

En su era, Casimiro tenía un montón de leña muy grande y muy bien apilado. Eran tarugos de ramas de chopos que habían sido podadas durante el invierno. Después del verano ya estarán secos y podrá usarlos en la chimenea de su casa para tenerla bien caliente.

Bajamos por la calle hasta la fuente. Allí comentamos la importancia del agua para las personas y los demás seres vivos. Nosotros la necesitamos para beber, comer o lavarnos nosotros o nuestras ropas y vajillas, pero también los animales domésticos. Como unos usos eran más importantes que otros, el agua salía por la fuente, pasaba al bacio donde beben los rebaños, desde allí, al lavadero y, la sobrante, iba hacia los huertos para su riego.

Seguimos por la carretera y llegamos a la ermita del Santo Cristo, donde había unos enormes chopos cabeceros. Y muchos huertos con pequeñas paredes de piedra y pequeñas puertas de madera. Muy cerca vimos el molino de San Antonio, donde trituraban los granos de trigo para obtener harina. Allí vimos un joven chopo podado para hacerlo cabecero.

Y, entre otros huertos, llegamos al parque donde se encuentra el peirón de San Antonio. Allí Pilar, la profesora de Educación Física, nos esperaba para hacer unas actividades. Además de aprovechar para jugar un poco en el parque infantil donde había tobogán, columpio y otros juegos que hay bajo los chopos, nos pusimos a buscar el «tesoro», el geocache, escondido que hay cerca del parque de ejercicios para ancianos. Pero no lo encontramos. Volveremos otro día.

Aprovechamos para tomar el almuerzo en el merendero, contar más cosas y seguir divirtiéndonos. Y continuamos el paseo tomando el camino que llevaba al río.

Muy cerca continuamos viendo otros pequeños huertos. Algunos estaban abandonados. Otros aún se cultivaban. En uno de ellos, entre las plantas de trigo nacidas en el barbecho, crecían unas plantas con flores de color morado. Había muchísimas. Se le llama espuela de caballero, por la forma de la flor.

Y estuvimos reconociendo las partes de la planta. La raíz, el tallo, las hojas y las flores. Algunas que estaban más desarrolladas ya tenían frutos y, dentro de ellos, estaban las semillas, que se estaban formando. Con la lupa se veían muy bien.

Encontramos unos chopos cabeceros enormes. Los habían podado el pasado invierno. La madera de las ramas se aprovecha como combustible. Los árboles rebrotan en la primavera siguiente. Ya lo estaban haciendo. Así rejuvenecen sus ramas y recuperan su vitalidad. Nos hicimos una foto debajo de un chopo que se podó hace tres años. Era así de bonito.

Encontramos dos especies de aceiteras, unos escarabajos que tienen las alas muy pequeñas y el abdomen muy grande, a los que les gusta mucho caminar por el suelo. Una era la aceitera grande, la que tiene las rayas rojas, que es la más común. Otra era más pequeña y completamente negra.

También había otro escarabajo de color negro y de largas patas. Era muy diferente.

En los ribazos había muchas especies de plantas con flor. Eran de formas y colores muy variados Hicimos muchas fotografías de ellas. Y alguna fotografía de fotografía.

El paisaje del prado, con sus bancales, sus muros de piedra, los ribazos con arbustos y árboles trasmochos … ¡es muy bonito!

Y llegamos al río Alfambra. Hablamos de su origen, en las montañas de Gúdar, y de su desembocadura en el río Guadalaviar, para formar el río Turia, en la ciudad de Teruel, después de superar la sierra de El Pobo en los estrechos de Galve.

En la orilla eran muy comunes las sargas, unas matas de hoja alargada, plana y estrecha, con ramas finas y muy flexibles. Necesitan tener agua en el periodo seco, por eso crecen en las riberas de ríos y ramblas. Como son tan flexibles soportan la fuerza del agua durante las crecidas. A ese paraje se le llama El Sargal. Nos nombres de las partidas o de los lugares, a veces, reciben el nombre de las plantas o cultivos que allí abundan.

Muy cerca, había un chopo cabecero que tenían el tronco abierto. El tronco era enorme, gordísimo. Dentro podían verse muchas galerías y huecos creados por los numerosísimos insectos, hongos y otros seres vivos que encuentran en estos árboles viejos el lugar adecuado para vivir. Un estudio realizado en chopos cabeceros de otro pueblo afirma que se han encontrado viviendo más de doscientas especies de escarabajos que se alimentan de madera muerta. Los árboles viejos son muy escasos y muy importantes.

Seguimos el paseo por la chopera. Todo este tramo tiene un gran interés ecológico. Por eso, el Gobierno de Aragón lo ha declarado Arboleda Singular de Aragón Ribera de Chopo Cabecero del Alfambra, que incluye parte de los términos de Ababuj, Jorcas y Aguilar del Alfambra.

Nosotros disfrutamos mucho paseando bajo estos árboles tan grandes y bonitos.

Continuamos el paseo hasta que llegamos a la carretera. Como algunos de los niños comenzaban a estar un poco cansados decidimos volver al pueblo por la carretera. Al llegar al colegio, los más pequeños realizaron dibujos muy bonitos sobre la excursión.

Y las más mayores escribimos una redacción

¡Fue una mañana muy completa!