EL RÍO SECO, UN AFLUENTE DEL RÍO ALFAMBRA
SU SINGULAR HIDROLOGÍA Y SUS AMBIENTES NATURALES
La cuenca del río Seco
La cuenca hidrográfica del río Seco coincide con la depresión de El Pobo. Se trata de una cubeta de forma compacta, casi cuadrada, de 118 km2 de extensión, pero con disimetría en su relieve.
Por el Oeste, la sierra de El Pobo ofrece las mayores cimas: Alto de la Umbría Negra (1702 m), Castelfrío (1757 m), Cerro Redondo (1702 m), Cabezo de la Atalaya (1711), Hoyalta Alta y Baja (1760 y 1759 m.), Alto de la Sierra (1712 m) y Cerro Jadreales (1663 m).
Por el Este, la cierran las estribaciones septentrionales de la sierra de la Molatilla, gradualmente descendentes desde el Cerro de los Siete Lugares (1645 m) hasta los Salobrales de Ababuj (1303 m).
Por el Sur, unas suaves lomas que conectan los cerros Coronas (1626 m) y San Cristóbal (1623) separan el valle del río Seco del valle del río Mijares. Finalmente, por el Norte, su límite son otras lomas que descienden desde la sierra de El Pobo (cerro Clavero, 1534 m) hasta el Alto de la Ermita (1387 m) de Ababuj.
El clima del territorio, un factor importante pero no decisivo en su hidrología
El caudal de un río depende fundamentalmente del clima de su cuenca hidrográfica. El clima de la depresión de El Pobo viene determinado por su altitud y su posición geográfica.
En las zonas más elevadas, las temperaturas medias anuales son de unos 8ºC mientras que en las más bajas superan los 10 ºC. Un rasgo importante son las inversiones térmicas producidas por la acumulación del aire frío en el fondo de la cubeta, que pueden originar diferencias de hasta 5ºC en favor de las altas. Otro, la notable continentalidad, con acusadas amplitudes térmicas, tanto diarias como anuales.
Las precipitaciones son escasas para su altitud por el apantallamiento que ejercen las grandes sierras de su entorno regional (Gúdar, Montes Universales y Javalambre). Las medias anuales van de los 600 mm en la sierra de El Pobo a los 400 mm en las zonas más bajas. Se nutren de los temporales de primavera y otoño aunque es muy importante la contribución de las tormentas por episodios convectivos en periodos cálidos, mientras que son muy escasas las nevadas.
La geología, la clave hidrológica del río Seco
La depresión de El Pobo es una cubeta delimitada, al Oeste, por el anticlinorio (conjunto de anticlinales y sinclinales con estructura general de anticlinal) Hoyalta-Castelfrío, y al Este, por el anticlinal Alcalá-Ababuj. Ambos están conectados por un sinclinal que coincide con el fondo de la depresión. En ambos márgenes afloran las calizas -y algunas margas- depositadas a lo largo del Jurásico, mientras que en el fondo de la cubeta lo hacen arcillas, margas y areniscas. que lo hicieron en el tránsito Jurásico-Cretácico (en facies Pürbeck-Weald). La erosión de los relieves de la joven cordillera Ibérica al final del Terciario acumuló gravas, arenas y arcillas en las cubetas cercanas, como ocurrió en la depresión de El Pobo.
Cordillera Ibérica): sedimentología, estructura y relación con la evolución del relieve. Revista
de la Sociedad Geológica de España, 31, 23-50
Buscando las fuentes del río Seco
En la cartografía, el topónimo río Seco surge de la confluencia de varias ramblas. Ateniéndose a su longitud, una de ellas, la del barranco del Cerro Coronas es, en rigor, la cabecera del río Seco. Este, pues, nace en el collado comprendido entre el Alto de la Umbría Negra y el cerro Castelfrío, a 1650 m de altitud y desemboca en el río Alfambra a 1270 m, completando una longitud total de 24,8 km. Recorre la cuenca hidrográfica siguiendo una dirección SO-NE, que une dos de los vértices del citado cuadrado.
La mayor parte de las ramblas que alimentan al río Seco proceden de la sierra de El Pobo, es decir, de su margen izquierda. Muchas de ellas lo hacen, a su vez, de otras menores. Destacan las de los barrancos de Escorihuela, las Chulillas, Cañada Seca, Quiñonería, Chorrillo, Rehoya y Azaderas. Por su margen derecha recibe los caudales de los barrancos de la Hontancha, Virgen del Pilar, San Cristóbal, Rabosero y Donatio.
El origen de su caudal
Los ríos mediterráneos se alimentan fundamentalmente de manantiales. Esto es todavía más cierto en el caso del río Seco. En los dos alargados y extensos afloramientos de calizas jurásicas, los flancos de la depresión de El Pobo, se infiltra buena parte de las precipitaciones de las tormentas, temporales y nevadas copiosas alimentando a diversos acuíferos.
Algunos descargan en manantiales de las laderas de la cubeta, tanto en el flanco occidental (fuentes de la Penilla, Amarga y Chorrillo) como en el oriental (fuentes de Mas de Ramos o Mas de la Paula). Forman arroyos temporales y de corto recorrido en los que el agua se termina infiltrando.
Una parte importante del agua de los acuíferos aflora en el fondo de la cubeta, bien en manantiales puntuales (fuentes de la Sebastiana, la Sabina, Chinchón, los Cantos, las Cavadas o Villar de la Ansara) o de forma difusa en los prados del Becerril, pequeña depresión de fondo casi plano en donde se formaba una laguna de 18 hectáreas de superficie.
Los terrenos del fondo de la depresión de El Pobo son muy húmedos y no solo en el entorno del río Seco. Para la puesta en cultivo de estas feraces tierras fueron drenados mediantes unas zanjas, conocidas como «caños», que vierten a la red fluvial. El propio cauce del río Seco, en algunos tramos, ha sido igualmente excavado y encauzado, reduciendo su anchura en beneficio de las parcelas cercanas.
Sin embargo, la mayor parte del agua que se infiltra en la sierra de El Pobo aflora en su vertiente occidental, hacia el Bajo Alfambra. Allí, los barrancos han alcanzado en diversos puntos al acuífero, que descarga en manantiales caudalosos. Si no fuera así, si lo hiciera hacia la depresión de El Pobo, el río Seco no llevaría este nombre.
Salvo tras las tormentas copiosas, el río Seco lleva un caudal modesto. Es tan modesto que no le permite su uso para el regadío ni para la existencia de molinos harineros. Habitualmente sufre un estiaje de una duración variable, según la intensidad de las sequías.
En su tramo bajo el río ha abierto la hoz de Ababuj, una serie de meandros encajados en las calizas jurásicas del anticlinal de Alcalá. A su paso por este cañón una parte de su caudal se infiltra en un sumidero. En su salida se encamina entre cerros hacia el río Alfambra en el que desemboca en dos brazos que han creado un cono de deyección.
Un paisaje vegetal irreconocible
Antes de que la acción humana fuera importante, la cuenca del río Seco estaría completamente cubierta por los bosques. En las zonas más altas, más frías y menos secas, prosperarían bosques abiertos de pino royo (Pinus sylvestris) con chaparra (Juniperus sabina) y enebro (Juniperus comunis). Al descender el pino royo se iría sustituyendo por el pino gargallo (Pinus nigra), entrando la carrasca (Quercus ilex) en solanas pedregosas y el rebollo (Quercus faginea) en terrenos más arcillosos y fondos de barrancos. En la parte baja de la depresión de El Pobo, sobre todo sobre los conglomerados, arenas y arcillas miocenas, la sabina albar (Juniperus thurifera) sería la especie forestal dominante, por estar mejor adaptada a la sequedad y a las bajas temperaturas asociadas a las inversiones térmicas.
En aquellos terrenos en los que el freático afloraba, es decir en el fondo de los barrancos y, sobre todo, en el entorno del río Seco, se extendería un bosque de ribera formado por diversas sargas (Salix alba, S. atrocinerea y S. purpurea) y chopos (Populus nigra y P. canescens) con amplias junqueras, carrizales y plantas propias de terrenos húmedos y encharcados.
La deforestación histórica de este territorio, con el fin de conseguir pastos en los altos y tierras de labor en las zonas bajas, cambió completamente el paisaje vegetal. Sin embargo, aún quedan vestigios de la vegetación original, sobre todo en los prados húmedos y en las orillas del río.
Sauces y, en menor medida, chopos trasmochos salpican los ribazos y los caños. Los prados del Becerril albergan una rica comunidad de cárices, gramíneas y juncos tolerantes a la inundación temporal. Estas plantas se extienden en las márgenes del río y se enriquecen con mansega (Cladium mariscus), enea (Typha angustifolia) y carrizo (Phragmites australis). Cuando el río se acerca a los estrechos de Ababuj se acompaña de una frondosa arboleda de chopos cabeceros con un denso sotobosque de vizcodera (Crataegus monogyna) y galabardera (Rosa canina).
Y una variada fauna ribereña
La ribera del río Seco, más que un bosque, como es el caso del vecino río Alfambra, es una alargada y estrecha pradera de inundación temporal. Es un ambiente que mantiene a una compleja comunidad faunística, en la que destacan los insectos (libélulas, saltamontes, mariposas, etc.), los arácnidos y los moluscos (caracoles acuáticos y terrestres). De todos ellos y del resto de invertebrados, poco sabemos.
Entre los vertebrados, son muy interesantes las poblaciones de barbo colirrojo (Barbus haasi) y, especialmente, de trucha común (Salmo trutta), por su adaptación al estiaje. Sin ser frecuente, puede verse al martín pescador (Alcedo atthis) otear algún remanso desde alguna ramilla. Son frecuentes los rastros y los excrementos de la nutria (Lutra lutra) que remonta desde el Alfambra y aprovecha la concentración de presas en las pozas. En los densos herbazales es fácil encontrar los túneles creados por la rata de agua (Arvicola sapidus), muy abundante en la zona.
La pequeña gran joya ornitológica son los prados del Becerril.
Anátidas, limícolas, garzas, aguiluchos, garzas, grullas y pequeños pájaros se reproducen, invernan o, especialmente, descansan durante sus migraciones, en este diminuto humedal, sobre todo cuando presenta niveles altos.