DE CEDRILLAS A MONTEAGUDO DEL CASTILLO

UNA EXCURSIÓN ESCOLAR POR EL CAMINO REAL

Lunes 16 de mayo. Mañana fresca y soleada. Comienza una actividad extraescolar de los alumnos y alumnas de 3º y 4º de Primaria del Colegio Público de Cedrillas acompañado por Chema, su profesor tutor, desde esta localidad a Monteagudo del Castillo siguiendo el antiguo Camino Real.

En la actualidad este recorrido forma parte de un sendero de pequeño recorrido: el PR-TE 45 Ruta del río Seco, que une las localidades de Cedrillas y Ababuj, y que termina en su desembocadura en el río Alfambra, ya en término municipal de Aguilar.

Por ello, a lo largo de nuestra excursión nos acompañaron las marcas de pintura amarilla y blanca que tienen este tipo de rutas senderistas.

Tras pasar por el ferial, tomamos un buen y recto camino a mano derecha que pasaba entre grandes bancales. Allí pudimos conocer los principales cultivos que se siembran en los campos de Cedrillas. Vimos sembrados de trigo, prados de pipirigallo y barbechos para la inmediata siembra de pipas o la del próximo otoño de cereal.

Entre los campos asomaban grandes bloques de roca que estaba hecha de granos de arena y cubierta por varias especies de líquenes, unos organismos muy sencillos que viven en lugares difíciles y con aire limpio.

A nuestra derecha, algo lejos, una línea de árboles marcaba el curso del barranco de la Hoz, un afluente del río Mijares que desemboca junto al parque de las esculturas, en el propio pueblo de Cedrillas. Nosotros cruzamos algunos arroyos que bajan desde el monte cercano, pasan entre los campos y llevan su caudal al citado barranco.

A nuestro paso, fuimos viendo muchas plantas en plena floración, como corresponde a la primavera, y muchos pequeños animales, activos en estos días cada vez menos fríos y en los que abunda el agua en el suelo tras las tormentas recientes.

El camino nos llevó al límite de los términos municipales de Cedrillas y Monteagudo del Castillo, cuyo pueblo se veía cada vez más cerca en la ladera del monte que le da nombre y bajo las ruinas del viejo castillo…

Algo antes vimos un terreno de monte con enebros y otras matas. Era por donde pasaban los rebaños de ovejas trashumantes que venían de Ababuj o de Aguilar del Alfambra en su viaje hacia las tierras valencianas. Era una cañada real.

Justo cuando la cruzamos encontramos una charca rodeada de juncos, carrizo y otras plantas que les gustan los terrenos encharcados. En esa balsa descansaban y bebían los ganados.

Llegamos al barranco de la Tejería, otro afluente del barranco de la Hoz.

Allí encontramos un bosque de ribera formado por grandes y viejos chopos cabeceros y sargas que tenían la misma forma por haber sido podadas para producir madera y aprovechar los pastos cercanos al arroyo.

Caminar bajo las ramas de estos árboles …

era muy agradable …

Al avanzar cada vez había menos bancales. Cada vez el monte, estaba más cerca.

Fuimos remontando el barranco …

En nuestro paseo encontramos muchos pequeños animales. Algunos sorprendentes y conocidos, como una larva de luciérnaga …

otros no tanto pero no menos interesantes que observamos a través de la lupa …

Tomamos un camino que acercaba al pueblo. Vimos algunas rocas con dibujos curiosos …

y un par de piedras que tenían la forma de un hueso largo de dinosaurio. Igual eran trozos de un fósil. En estas montañas no son raros. Allí se quedó.

Entramos en Monteagudo. El pueblo es muy bonito. Nos acercamos al parque que hay junto a la iglesia. Allí almorzamos y aprovechamos para jugar.

En las piedras que hay en la puerta de la iglesia encontramos dos relojes de sol grabados y unos relieves esculpidos con una figura humana de cuya nariz salían una especie de nubes. No sabemos qué podía significar.

Comenzamos el camino de vuelta y antes de salir nos despedimos del pueblo tomamos una foto de recuerdo de nuestra excursión.

¡Fue una mañana fenomenal!