EL TRIGO ES ORO Y EL PAN ES UN TESORO

DÍA MUNDIAL DEL PAN

Esta mañana ha pasado por mi mente el recuerdo del granero. Por la misma inercia del pensamiento, llegó a mi esa foto mental de los sacos y las talegas de trigo cargadas sobre las espaldas de unos cuerpos que pesaban menos que ellas y, subiendo escalón tras escalón, hasta llegar a lo más alto de la casa. El granero.

El granero, un salón dividido en pequeños departamentos llamados trojes, espacio delimitado por tabiques. En ellos se almacenaban por separado los distintos granos: avena, cebada, centeno y las distintas variedades de trigo: el de sembrar (el mejor cosechado de cada clase), el de hacer el pan (Florencia Aurora), el general de terrenos pobres (Puro, más tarde llamado Negrete), el que se sembraba en las balsas de los bancales (Estrella) y el del rebuch (variedades de trigos mezclados entre varias especies, con granza y con otras semillas llamadas neguillas) que podía utilizarse, tras molerlo, como pienso.

En muchas casas, del conjunto, apenas se llegaba a los 8.000 a 10.000 kg.

En el año 1970 un jornal era pagado por 225 pesetas, sin seguro, ni seguridad social, y un kg de trigo lo pagaba el Servicio Nacional del Trigo a 22 pesetas. Luego con el salario de un día se podía comprar 10 kilos de trigo. Lógicamente el trigo para hacer pan valdría bastante más caro. Jamás vendimos trigo para hacer pan, por lo que no tengo ese dato.

Hoy si comparamos ese dato, tomando como base un salario de 1000€ a percibir al mes, lo cual sería unos 50€ por día trabajado comparado con 25 céntimos/ kg trigo (precio que se pagaba antes de la guerra de Ucrania), el resultado sería que con el jornal diario actual se podrían comprar 200 kg de trigo.

Este dato, es un dato silencioso, que ha producido silencio, ¡mucho silencio en nuestros pueblos! Desde el punto de vista del consumidor, es fantástico porque ello significa poder comprar el trigo y los productos de él derivados mucho más baratos. Pero queda la reflexión de ¿qué ha significado para nuestros antiguos agricultores? Que su producto se ha depreciado un 2000%,. O lo que es lo mismo, que deben producir 20 veces más que antaño.

En aquellos tiempos la una economía de muchas familias era de subsistencia. Trabajar para comer. He dicho que la medía de producción de cada casa podía estar entre 8.000 y 10.000 kg, pero había casas que no llegaban a la mitad. Estas fueron las primeras en emigrar, las primeras en sufrir las consecuencias de una escalada de depreciaciones en su trabajo.

Con el granero lleno al nivel de otros años, la avena y cebada eran destinados una parte para volver a sembrar, el resto para pienso de las caballerías de labranza, y algún animal casero que se quería mimar. El trigo del rebuch ocurría lo mismo.


Esta foto es actual, el trigo es parecido al Puro o Negrete, pero con menos harina. Los trigos actuales se los llevaría el viento al aventar, del poco peso que tienen.

Tanto el trigo Puro, luego Negrete, como el trigo Estrella, una parte era destinada a la nueva siembra. La mayor parte era llevado para su venta al Servicio Nacional del Trigo. Otra parte se reservaba para los animales domésticos permitiéndoles echar algo de sebo en sus lomos. Ello dependía de la urgencia o no de disponer de algunas pesetas con la venta del trigo, o esperar a que las crías de los animales caseros estuvieran mejor preparadas para la venta, recuperando ese dinero convertido en un mejor precio o no, por cada animal vendido.  Generalmente, se era más generoso con el alimento de los animales que con el de las personas, si bien había animales acostumbrados a tanta austeridad en el pesebre como sus amos en la mesa.

El trigo de esta foto es parecido a la variedad Estrella. El de la variedad Florencia Aurora, era más gordito y más colorado

El trigo destinado al pan se llamaba Florencia Aurora, era un grano más grueso, redondito y colorado. Generalmente se sembraba un único bancal, que solía coincidir con la producción necesaria para alimentar a la familia durante un año, para al menos disponer de entre 2 y 3 panes diarios. Unos 500 kg de trigo.

El trigo Puro y luego el Negrete, era sembrado en los campos más pobres, porque en los más frondosos siempre abonados cada dos años con el estiércol casero, se solía tumbar, se revolcaba. Lo mismo ocurría en las balsas de los bancales, es decir, en los terrenos más hondos, donde recibía más agua.

Si el trigo se tumbaba, a la hora de segarlo había que cortarlo, con mucho trabajo, a punta de dalla. Entonces la producción en kilos de trigo era escasa debido a que estaba muy fallado. Para evitar que esto ocurriera se utilizaba el trigo Estrella, redondito y amarillo, de talle corto y resistente.

El agricultor de antaño compaginaba sus necesidades: para pan, para pienso, para vender, para sembrar; pensaba en las variedades más digestivas, utilizando la avena y la cebada para huir del molinero (de molinero cambiarás y de ladrón no escaparás) era la frase utilizada por la mayoría; pero también era consciente de que cada tipo de campo, cada zona era más apta para un cereal que para otro, de ahí las distintas especies y variedades … y tantos tojes en el granero para tan poca cantidad de grano.

En el año 1970 ya éramos muy pocos los que desde Monteagudo del Castillo llevábamos el trigo a vender a Cedrillas, al Servicio Nacional del Trigo en remolques de machos, unos mil quinientos kilos, tal vez por suerte o tal vez por austeridad, que habíamos conseguido separar esa cantidad en la economía familiar. Ya en aquella época, para mí representaba un agravio comparativo el número de tractores que hacían cola para descargar, cada uno con un remolque de unos 5000 kg Aquello era el preludio de un camino y un destino.

Acentuado más, si cabe, cuando al día siguiente volvíamos a bajar a la fábrica de harina con unas ocho talegas llenas con nuestro trigo Florencia Aurora, para convertirlos en harina de nuestro pan, y veíamos a los mismos señores de ayer cargados ahora con otro viaje de 5000 kg de trigo.

Antigua fábrica de harinas de Cedrillas. Al fondo estaba el almacén del Servicio Nacional del Trigo.

El pan, el pan de nuestro trigo era como un dios. Se le veneraba. Si se te caía de las manos, por pequeño que fuese el trozo, se recogía, se besaba, se limpiaba el posible polvo y se comía. Aquello evolucionó. De tal manera que no solo el patrón despreciaba el pan “¡era comida de pobres!”. El obrero trató de imitar y, lo que es peor, hasta el ahora agricultor convertido en obrero, era capaz de tirar el pan del almuerzo, pues no siempre lo tenía tiernito y con buen contenido. Queda por saber si la misma devaluación del significado del pan, devaluó otros valores o los hizo desaparecer para siempre.

Cada 16 de octubre la Federación Internacional de Panaderos celebra el Día Mundial del Pan, haciéndolo coincidir con el Día Mundial de la Alimentación. Siendo este uno de los alimentos de mayor importancia en la dieta humana a nivel global.

Soy consciente que al abaratamiento del cereal ha llenado y llena muchos estómagos agradecidos por esas pequeñas semillas y lo que significan en su mesa. Revindico aquí que todavía quedan muchas personas que pasan hambre y que no disponen del pan necesario. Pero también pido justicia para nuestros pueblos vacíos, el precio que pagaron debe compensarse y no olvidarse.

Eliseo Guillén Daudén (Monteagudo del Castillo)

                                      

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