EL PAIRÓN DE SAN JUAN Y SAN PABLO DE EL POBO

UNA HISTORIA DE RELIQUIAS Y DE CAMBIOS CLIMÁTICOS

Cuando se va de El Pobo hacia Ababuj, en la salida del pueblo y junto a la pista que lleva a la masía de Santa Ana, se encuentra el pairón de San Juan y San Pablo de Roma.

Destaca por su esbeltez, por su construcción en piedra y ladrillo y por la ornamentación de su fuste. Y, como veremos, por su historia.

Este pairón está situado junto al antiguo camino que unía el pueblo de Alfambra con Villarroya de los Pinares.

El Pairón de los Santos Juan y Pablo de El Pobo se ajusta a la estructura tipo de esta modalidad de construcción religiosa tan característica del sur de Aragón.

Tiene una grada de planta cuadrada con tres peldaños; el inferior, de mayor altura de líneas rectas, soporta dos peldaños de formas redondeadas.

Sobre la grada descansa la basa, también de forma redondeada, que remata con tres molduras de similar forma aunque dispuestas a diferente distancia.

El fuste también tiene sección cuadrada. En la parte inferior, la más larga, sus cuatro frentes tiene tallados motivos decorativos

algunos con motivos florales ….

y diversas guirnaldas …

Mientras que los frentes de la superior son lisos.

Sobre el fuste se dispone un graderío invertido de líneas rectas que hace de cornisa baja.

Todo ello es de piedra. De una caliza gris azulada que es característica del Jurásico Superior (Malm) que tan profusamente aflora en la sierra de El Pobo.

El pairón original era de piedra todo él, salvo las estatuillas de los santos cobijadas, que eran de madera y se cobijaban en la ornacina.

Las columnas anarquistas que tomaron El Pobo al inicio de la Guerra Civil Española destruyeron la mayor parte del patrimonio artístico religioso, tanto en la iglesia como en la ermita de Loreto. La misma suerte corrió el Pairón de San Juan y San Pablo, que fue derribado.

Al terminar esta contienda, el pairón fue erigido de nuevo, aprovechando las piezas del antiguo. Las partes superiores, es decir, el edículo, la cornisa alta y el cimacio fueron rehechas con ladrillo y no con piedra, posiblemente por estar muy deterioradas las piezas originales. Las estatuillas antiguas de madera que fueron destruidas se sustituyeron por azulejos con los dibujos de San Juan y San Pablo.

Sí que pudo recuperarse la original y hermosa veleta de forja que se instaló coronando ahora el nuevo cimacio.

Debió de ser muy hermoso el pairón original.

El pairón de San Juan y San Pablo de El Pobo, construido en 1721, recibió la genérica declaración como Bien de Interés Cultural, por la Ley 3/1999 de Patrimonio Cultural Aragonés del Gobierno de Aragón.

La historiografía de Juan y Pablo de Roma, nombre que sirve para diferenciarlos de otros santos con los mismos nombres (como los conocidos apóstoles), no es precisa. Se basa en la tradición y en una única fuente. Al parecer estos dos hermanos debieron nacer a finales del siglo III o a principio del IV. Durante su juventud y primera madurez disfrutaron de una estrecha relación con la familia imperial en tiempos de Constantino I (el Grande) y de sus descendientes, a través de su hija Constancia, siendo probable que formaran parte del ejército y casi seguro de la administración de la corte en Roma. Profesaban la fe cristiana, se considera que llegaron a ser diáconos, en una época de expansión del cristianismo dentro del imperio romano. Según las fuentes escritas cristianas, el emperador Juliano I, que había renegado del cristianismo (fue conocido como el Apóstata) y declarado la libertad de culto, así como las las creencias romanas paganas como religión oficial, encargó a un comandante la renuncia al cristianismo de Juan y Pablo. Estos, ya en el final de sus vidas profesionales y retirados de la corte, se mantuvieron en su fe, por lo que fueron decapitados y enterrados secretamente en su palacio sobre el monte Celio de Roma el 26 de junio del año 362.

Satos Juan y Pablo. Pintura alemana, ca. 1535 de St. Martinskirche, Meßkirch. Fuente: https://www.wikiwand.com/es/Juan_y_Pablo

El culto a estos mártires se propagó rápidamente entre la cristiandad desde el siglo IV cristalizando en la construcción de la Basílica Celimontana sobre el antiguo palacio y en la distribución de reliquias por iglesias de Italia, Inglaterra, Francia, Austria y Alemania durante la Alta Edad Media. Su devoción se consolidó especialmente en las regiones montañosas del ámbito germánico señalándolos como protectores ante tempestades e inclemencias meteorológicas.

Actualmente San Juan y San Pablo de Roma son los santos patronos de El Pobo. Sin embargo no siempre fue así, a pesar de que estos dos mártires romanos eran conocidos y venerados en la Corona de Aragón desde el siglo XII.

El Pobo es un pueblo que tiene su origen en la expansión hacia el sur del reino de Aragón y de la estrategia del concejo de Teruel de fomentar un poblamiento y organización del espacio a partir de aldeas y villas, castillos y masadas. Hay crónicas que hablan de su existencia en 1232.

Parece muy probable que los pobladores medievales de El Pobo no conocieran los poderes atribuidos a estos santos mártires puesto que dedicaron a San Bartolomé la primitiva iglesia y tras su ampliación a finales del siglo XV mantuvieron el citado patronazgo, ampliado eso sí, al de Nuestra Señora de los Ángeles, a quien siguen dedicado desde entonces.

Sin embargo, en la primera mitad del siglo XVII, cuando tras el Concilio de Trento, la iglesia católica, potencia el culto a la Virgen y a los santos,  debieron llegar a El Pobo unas reliquias de los santos Juan y Pablo de Roma, difundiéndose también  su capacidad protectora frente a los fenómenos climatológicos adversos para la agricultura.

La religiosidad de la Contrarreforma inició una etapa de exhibición de la fe, construcción de ermitas, capillas e imágenes, fomento de las cofradías, capellanías y procesiones, así como de tráfico y veneración de reliquias.

Las reliquias de santos otorgaban prestigio a los templos y pueblos y protección a la población ante las adversidades. En esa época se conoce la llegada de reliquias de otros santos a otras localidades del Alto Alfambra.

Hay documentos que refieren la creación en 1642 y 1658 de sendos beneficios eclesiásticos bajo la invocación de San Juan y San Pablo en la iglesia parroquial de El Pobo, así como una alusión a una capilla dedicada a los citados mártires.

No sabemos qué pudo ocurrir en El Pobo durante las décadas siguientes. No sabemos qué protección debieron encontrar los vecinos al invocar a San Juan y San Pablo de Roma ante las adversidades, mayormente asociadas a las malas cosechas o a los problemas de salud, las grandes preocupaciones de los campesinos.

Sí sabemos que durante aquellos tiempos el clima de la sierra de El Pobo debió ser especialmente frío, al estar inmersos en la Pequeña Edad de Hielo.

En algún momento de la segunda mitad del siglo XVII debió producirse el cambio de patronazgo en El Pobo, nombrando a Juan y Pablo sus especiales personas de culto a los que honraban cada 26 de junio con una fiesta especial, y seguramente con un Dance. Sin duda la devoción fue en aumento porque ya en 1721 los distinguieron erigiéndoles el pairón del que hoy nos ocupamos y  ése mismo año, tal vez para celebrar dicha erección, se produjo la sustitución del Dance de Pastores por la Entrada de Moros y Cristianos en honor de los Santos Juan y Pablo de Roma, representación teatral renovada que se inspiró en la primera.

Esta advocación a los santos mártires se manifestó igualmente en la construcción de una ermita dedicada a los mismos de la que, desgraciadamente, no sabemos su ubicación ni queda memoria. Pero sí de la creación de una capilla con un retablo o altar en la iglesia parroquial, de la fabricación de un relicario y un portapaz de los santos patronos, ambos en plata y asimismo, de la constitución de una cofradía bajo su titularidad. Todo ello, durante un breve periodo temporal.

Reproducción en cartón del grabado de San Juan y San Pablo de El Pobo, probablemente a partir de una plancha de acero existente en la iglesia (Foto: Juan José Martín Escriche)

Y es que, en aquellos años, los santos Juan y Pablo de Roma…. ¡debieron cuidar muy bien de los pobinos!