TRES ERMITAS,TRES RUINAS

En el ámbito mediterráneo la mayoría de los paisajes rurales son el resultado de la transformación del medio natural a través de las actividades agrarias. Los cultivos agrícolas, los pastizales y los bosques son el fruto de siglos de interacción entre las personas y la naturaleza. Bien mediante la gestión de la cubierta vegetal (espontánea o implantada), bien por medio de la construcción de edificios (majadas, casetos…) o de otras infraestructuras (muros, puentes, caminos, etc.), casi siempre relacionados con una finalidad material.

Pero, en ocasiones, se trata de sencillas construcciones que sirven para cubrir necesidades no tangibles. Necesidades espirituales, encauzadas a través de la religiosidad colectiva de las comunidades humanas. Es el caso de los peirones o de las ermitas. Unos y otras caracterizan local -pero intensamente- algunos paisajes de entornos no urbanos. Y ello lo consiguen tanto cuando son funcionales y están en buen estado, como cuando se abandonan y se arruinan.

Paisaje invernal del Alto del Santo con los restos de la ermita de San Cristóbal, en Ababuj. Foto tomada desde el término de Aguilar del Alfambra

En este artículo vamos a comentar el caso de tres ermitas del Alto Alfambra que tienen mucho en común.

Las tres ermitas fueron levantadas en lo alto de tres cerros cercanos al pueblo, desde donde eran bien visibles por los vecinos.

Se trata de la ermita de San Cristóbal de Camarillas

la de San Benito, en Monteagudo del Castillo

y la de San Cristóbal de Ababuj, más conocida como el Santo

En dos de los tres casos, la advocación de la ermita estaba dedicada a San Cristóbal. Este es uno de los catorce santos auxiliadores. Un selecto grupo formado por aquellos santos más reconocidos entre los cristianos por responder eficazmente a las peticiones de los creyentes. San Cristóbal es un santo muy protector. En especial, de las personas que se ponen en el camino. Por ello, en muchos pueblos de Aragón se le dedicaba una ermita para honrarlo. Una ermita que debía estar situada en un lugar elevado («San Cristóbal, siempre en alto») pero no demasiado lejos del pueblo, para estar siempre a la vista de los vecinos. Es el caso, como decíamos, de Camarillas y Ababuj.

La excepción es Monteagudo del Castillo, que la dedica a San Benito. Y tiene una explicación. Esta localidad también tuvo su propia ermita de San Cristóbal sobre la cima de la montaña más alta del término, el cerro que lleva el mismo nombre, y que se encuentra a tan solo dos kilómetros y medio del núcleo urbano. Fue construida antes de 1550, fecha en la que se tienen noticias de la necesidad de reparar su cubierta. Permaneció en pie, al menos, hasta 1848 (cuando la cita Madoz) aunque debió arruinarse antes del inicio del siglo XX, tal como apunta el historiador Enrique Gil (1).

En un primer plano, muro de la ermita de San Benito en Monteagudo del Castillo. Al fondo, cerro de San Cristóbal donde se levantaba la ermita dedicada a dicho santo.

No es seguro pero parece muy probable que la construcción de la ermita de San Benito fuera posterior. Monteagudo llevaría siglos rezando e invocando a San Cristóbal. Para complementar la protección se recurriría entonces al iniciador de la vida monástica en Occidente.

Sobre la fecha de la construcción de las tres ermitas no hay mucha información. Se datan como propias de la Edad Moderna. Muy probablemente fueran erigidas durante los siglos XVII o XVIII en el marco de la fuerte religiosidad popular que impulsó la Iglesia Católica durante la Contrarreforma y que se plasmó en múltiples manifestaciones culturales, sociales y artísticas en el sur de Aragón, entre ellas la construcción de ermitas.

Estas ermitas serían edificios sencillos. Los tres de nave única y de cabecera recta. Con cubierta de teja árabe y vertiente a dos aguas, soportada sobre una estructura que sería de madera y con arcos de medio punto formados por piedra sillar. En dos de los tres casos pueden verse restos de estas arcadas.

Un arco único, en el caso de la ermita de San Cristóbal de Camarillas …

Visión desde el muro norte de la ermita. Al fondo, el pueblo y, más allá, la Muela de Camarillas

… que aún mantiene parte de la pared que soportaba el techo. Cerca de su base conserva el saliente de la imposta que sirvió para su construcción.

Llama la atención que la gran mayoría de los sillares están construidos con piezas de areniscas de tonos claros (violáceos o cremas), salvo la clave que destaca por su color intenso morado.

El gusto por la belleza aflora en toda creación humana, por humilde que sea.

La ermita de San Benito de Monteagudo del Castillo conserva restos de dos arcos. Uno del pórtico de acceso situado en un lateral (orientación sudeste) …

Los restos de otro, incompleto y ciego, en la pared sur. Y un tercero completo, que arranca desde el suelo y que aún soporta mampostería original …

Este arco no es muy perfecto en su forma (no es semicircular) ni en su composición (sillares de desigual tamaño en la clave) pero aún se mantiene en pie y confiere una gran belleza a las ruinas con el airoso aspecto de las piedras con el fondo del cielo.

Esta ermita de Monteagudo, cuando estuvo en culto, debió destacar por su altar y por su robusta puerta de madera, según refiere Enrique Gil (1).

En los tres casos, las paredes fueron fueron construidas por mampuestos trabados entre sí por argamasa. Los materiales utilizados en su construcción fueron las rocas situadas en su entorno.

En el del Alto del Santo de Ababuj se produce un contacto entre calizas jurásicas y conglomerados y areniscas terciarias …

lo que se manifiesta en el aspecto heterogéneo que ofrecen sus muros …

La de San Cristóbal de Camarillas está asentada sobre una cresta caliza que le ofrece una eficaz cimentación.

Sin embargo la mayoría de los mampuestos y de los sillares son fragmentos de las areniscas …

… que componen los estratos de la ladera del cabezo.

Estos estratos corresponden a unos sedimentos depositados en ambientes marinos o litorales durante el Cretácico Inferior y que fueron elevados y deformados durante el proceso de formación de la cordillera Ibérica.

La foto aérea es un reflejo de la heterogeneidad de rocas y del resultado de los esfuerzos tectónicos sobre los estratos …

En rojo, la ubicación de la ermita de San Cristóbal (Camarillas)

La inclinación y la heterogeneidad de los estratos es la causa de su relieve en forma de cuesta. A su vez, aquellos aparecen retorcidos y fracturados. Las inclinadas líneas que definen las rocas se complementan con las de las construcciones humanas. Las horizontales de las terrazas, antiguos cultivos. Y las de los muros de piedra seca que cercaban las propiedades, inclinadas al adaptarse al relieve del cerro. Una geometría mineral compleja.

Mucho más sencilla es la geología en el entorno del cerro de San Benito.

Afloran estratos de unas multicolores arcillas arenosas, que fueron empleadas como argamasa en la construcción del edificio. Estas arcillas pueden verse descarnadas en zonas donde ha actuado la erosión pero en su mayor parte están tapizadas por los prados que encontrará el caminante en el ascenso del cerro. Estas arcillas aparecen entreveradas por estratos areniscas y calizas, que corresponden a los materiales los sillares y mampuestos de los muros y los arcos.

La disposición horizontal de todos los estratos le ofrece un aspecto de placidez al paisaje de este monte que contrasta con el atormentado que tiene el de Camarillas.

Tampoco hay mucha información recogida sobre su empleo religioso y las tradiciones a ellas asociadas. Se conoce que el Día de San Benito el sacerdote de Monteagudo del Castillo organizaba una procesión hasta el cerro y celebraba una misa en la ermita, realizándose. estas romerías aún en los años posteriores a la Guerra Civil (1).

Tampoco hay muchos datos acerca de los avatares que las condujeron al estado de ruina en el que se en la actualidad se encuentran las tres ermitas.

La de Camarillas ya se encontraba muy deteriorada a finales del siglo XIX (Luis Miguel López, comunicación oral). Es posible que se deteriora en la primera y/o la tercera Guerra Carlista, que afectaron al Alto Alfambra. Cerca del muro aún se aprecian vestigios de trincheras construidas por el ejército republicano durante la Guerra Civil, posiblemente durante la etapa de frente estable. Parece probable que tuvieran escaso uso una vez el ejército franquista avanzó hacia el sur por el llano de Camarillas tras superar el Cabezo Ruiz (límite entre esta localidad e Hinojosa de Jarque) en el sangriento combate del barranco de la Cueva.

La de Ababuj, al parecer, debió emplearse como polvorín durante este último conflicto bélico quedando destruido al cabo del mismo, no sabemos si debido a su explosión (las paredes laterales están muy dañadas a diferencia de las de los extremos) o si a causa del durísimo bombardeo que padecieron las líneas republicanas en este municipio (son numerosos los agujeros en los muros).

En la de Monteagudo se sabe que la cubierta estaba en pie los años previos a la guerra civil ya que servía de refugio para los pastorcillos que cuidaban pequeños atajos que pacían en el cerro. Esta localidad resultó, igualmente, muy afectada por el avance del ejército franquista hacia las posiciones de Castelfrío constando en la memoria los daños causados por las bombas, entre otros elementos, a la puerta de entrada (1).

En los tres casos, el severo deterioro y las dificultades económicas de la posguerra provocaron su abandono definitivo no siendo restaurados, incluso aún siendo una época de intensa religiosidad oficial.

Sin embargo, siguieron formando parte de la memoria de sus vecinos y se integraron en el paisaje vivido. Aún hoy, uno de los eventos más populares de las fiestas de Ababuj es la carrera pedestre que tiene su inicio en «El Santo» y su meta en el pueblo, en la que participan los adolescentes y que tiene lugar el domingo por la tarde, siendo, de algún modo, el broche de las fiestas.

En Camarillas, el cerro de San Cristóbal era el lugar elegido para lanzar los cohetes antigranizo y así evitar la pérdida de las cosechas en días de amenaza de tormenta.

El único arco completo de la ermita de San Benito amenazaba derrumbe por caída de la clave.

Por ello, hace unos años, la Asociación Cultural «El Pairón» de Monteagudo del Castillo decidió intervenir …

Sillar con el logo tallado de la A.C. El Pairón

… encajando un pequeño sillar y reforzando la unión de los sillares. Una encomiable iniciativa vecinal.

En cualquier caso, son potentes hitos en el paisaje de estos pueblos del Alto Alfambra. Son unas ruinas que evocan la religiosidad popular y la dramática historia bélica que ha azotado estas tierras. Pero que, como a los poetas románticos, son paisajes que emocionan el vivirlos cualquier brumosa tarde de invierno.

(1) GIL GUILLÉN, E. (1997), Aproximación a la historia de Monteagudo del Castillo.