HACIA LA RESTAURACIÓN DE LA ERMITA DE LA VIRGEN DEL PILAR

SE CREA UN GRUPO DE TRABAJO EN MONTEAGUDO DEL CASTILLO

El pasado mes de agosto se constituyó un grupo de trabajo en Monteagudo del Castillo, integrado por el Ayuntamiento, la Agrupación Amigos del Pairón, la Asociación cultural y la Parroquia de la localidad, cuyo objetivo final es la restauración de la ermita de la Virgen del Pilar.

La primera labor desempeñada ha sido ponerse en contacto con la Fundación Sta. María de Albarracín para la elaboración de un estudio detallado y presupuestado sobre el coste de restauración integral de las pinturas, bóveda, suelos y cerramiento de las mismas.

La ermita data del s. XVIII, y cuenta en el sobre portal con el escudo de la familia Tarín, en concreto, Juan Tarín, apellido nobiliario de la época.

Se construyó entre los años 1748-1749, y cuenta con un valor histórico y pictórico de especial importancia, no obstante, el estado de conservación del conjunto es desigual ya que la estructura exterior y cubierta del edificio se encuentra completa, pero el paso de los años y el vandalismo han hecho estragos en la parte interior del edificio.

La ermita, en palabras del equipo redactor de la memoria de restauración encargada a la Fundación Santa María de Albarracín, constituye una pequeña joya del barroco aragonés, y es por ello, por lo que se precisa su rehabilitación íntegra.

Se trata de una construcción sencilla de planta rectangular, con muros de piedra caliza y cubierta a cuatro aguas, y está orientada con cabecera al este y pies al oeste.

Comprende tres recintos:

  1. Patio exterior. Configurado por un murete de 1,20 m de altura que posiblemente estaba pensado como base sobre la que levantar un porche. Conserva cancela moderna de cerrajería con dos peldaños de piedra, solado  enmorrillado de cantos rodados, y muretas de mampostería con remate superior alomado, con peanas intercaladas en esquinas y centro de tramos, y esquinas de sillería.
  2. Atrio. Formado por un espacio cuadrado con bancadas corridas de piedra a los lados. Está cubierta con bóvedas tabicadas de medio punto con lunetos de rasillas sobre arcos fajones, que arrancan de una imposta perimetral decorada imitando mármol. En este espacio se abre un muro calado de sillería bien elaborada, que recuerda los iconostasios bizantinos, dotado con un hueco central enrejado y dos puertas simétricas a los lados que comunican con el espacio de culto. Cada hueco está rematado perimetralmente con un bordón a media caña. Sobre la reja se conserva el escudo de armas del comitente, Juan Tarín, que data de 1749. El timbre del escudo es un yelmo de caballero y, las armas, una flor de lis y tres palos en azul  (CEBRIÁN, 2012). Los sillares de este muro presentan grafitis históricos que recuerdan las marcas de cantero medievales. El solado es continuo con falso despiece de baldosas en retícula.
  3. Espacio de culto. Se trata de una nave con tamaño similar al del atrio, del que es continuación. Formado igualmente por 3 tramos cubiertos con bóvedas con lunetos sobre arcos fajones, solo que en este caso se trataría de bóvedas  encamonadas ejecutadas con cañizo. El interior de este espacio, en cambio, está más decorado con pinturas que imitan motivos esgrafiados vegetales sobre los paramentos verticales y las bóvedas; recuadros fingidos que posiblemente no llegaran a ilustrarse; entablamento sobre ménsulas de modillones compuesto por arquitrabe escalonado, friso liso y cornisa con dentículos, goterón y cimacio, recorriendo todo el perímetro. No se conservan las aras; la ausencia del altar principal con su retablo es más evidente por la presencia de hornacina y la interrupción del entablamento y demás ornamentos. El espacio se ilumina a través de cuatro claristorios altos.

Exteriormente, el edificio constituye un volumen sobrio y monolítico, con muros de mampostería caliza salvo en zonas puntuales, donde se ha sustituido por sillería.

Sobre la cumbrera aparece una pequeña espadaña sin campana. La fachada luce por su fábrica de sillería bien trabajada y su imponente arco de medio punto.

La ermita, como hemos hecho alusión anteriormente perteneció al linaje de los Tarín. Ya desde el s. XIII, practicaban la trashumancia a tierras del Reino de Valencia, y gracias a las ganancias Juan Tarín sufragó las obras de construcción de la misma. (Ver Chusé María Cebrían Muñoz en el blog  de Miscelánea Turolense).

La ermita no es el único edificio del linaje de los Tarín, ya que también perteneció a los mismos la casa solariega conocida como Casa Baja, hoy reconvertida en hotel-restaurante, propiedad del grupo Térvalis.

El presupuesto de intervención, se divide en tres fases, la primera que asciende a 32.120,93 € que comprende los trabajos previos de acondicionamiento general de la ermita para actuar posteriormente sobre las pinturas murales, la segunda que asciende a 55.160,51 €  para la restauración de las pinturas interiores, y la tercera que supone unos 15.951,28 € para el atrio.

El total asciende a 103.232,72 €.

Aunque el grupo de trabajo que se ha constituido en Monteagudo del Castillo, es consciente de la complejidad y dificultad para conseguir los medios de financiación adecuados para la restauración del conjunto, tienen la ilusión y el empeño de llevarlo a buen puerto, ya que consideran que el valor histórico, cultural y pictórico es de especial importancia y belleza.

Por ello, la siguiente fase es la consecución de la financiación por fases, arduo trabajo pero en el que no se escatimaran tiempo y esfuerzo para ello.

Rehabilitar la ermita de la Virgen del Pilar, junto con toda la ornamentación de la que dispone, supone dotar de un atractivo turístico más a la localidad, y por ende a la provincia, ya que las pinturas murales son una pequeña joya del barroco aragonés propio del siglo XVIII, y es imprescindible rehabilitarlas.

Pablo E. Guillén Campos

Fuentes. Equipo redactor memoria valorada José Luis Baró Zarzo, arquitecto; Miguel Ángel De Haro Muñoz, arquitecto técnico; Miguel De Haro Millán, arquitecto técnico