LOS CAÑOS DE GÚDAR. UN TROP PLEIN EN LA CABECERA DEL RÍO ALFAMBRA

El río Alfambra nace de las aguas que se recogen en los extensos prados del Bolage de los Pares, entre el Alto de la Gitana (1981 m) y El Morrón (1912 m), en el fondo de la val de Motorritas (Gúdar).

Al poco de pasar junto a la ermita de Santa Quiteria, el río recibe a un arroyo que desciende bruscamente desde el Peñarroya (2.028 m), el monte más alto de la cordillera Ibérica meridional y del sur de Aragón. Allí el valle se cierra al tener que atravesar el joven Alfambra (o río Blanco) unos potentes bancos calizos, formándose un sinuoso estrecho conocido como La Hoz

En la Umbría de los Caños, donde la insolación se aminora, prospera un frondoso bosque de pino royo (Pinus sylvestris), que remonta hasta el inmediato término de Alcalá de la Selva.
En la Solana de la Hoz, la incidencia perpendicular de los rayos solares propicia la desecación del suelo y limita el desarrollo de la vegetación, que corresponde a un matorral con salvia, agrillo, tomillo, espliego y aliaga, salpicados de algún pino royo. 
En esta solana se produce uno de los fenómenos hidrogeológicos más singulares de estas montañas: los Caños de Gúdar.
A este paraje se accede desde la antigua carretera de Gúdar a Alcalá de la Selva. Allí el río Alfambra abandona su dirección este-oeste y toma decidido la sur-norte, tras recoger un arroyo que desciende desde el Puerto de Gúdar. 
El de los Caños de Gúdar es uno de los parajes más populares entre los excursionistas, en el Parque Cultural del Chopo Cabecero Alto Alfambra. Reúne a casi todos los requisitos para realizar un cómodo paseo: agua, bosque, montaña y un fácil sendero.

Las personas que visitan este espacio natural suelen remontar el joven río Alfambra, un arroyo de montaña de agua limpia, a través de un bosque de pino royo, cruzándolo por las piedras o por el puente …

mientras disfruta del silencio solo roto por los pájaros forestales y los saltos de agua que van surgiendo …

La excursión termina cuando se alcanza una cascada mayor que, en primaveras como la de este año, muestran el esplendor y la energía del agua en su caída a través de estas montañas …

Es este salto de agua un paraje que el excursionista puede estar horas contemplándolo sin cansarse. Por ello, es muy adecuada la presencia de un pino caído frente a la cascada, que hace las veces de banco natural …

Sin embargo, los Caños no son esto, a pesar de que están bien cerca.

Las rocas que afloran en este territorio corresponden a materiales sedimentarios que se depositaron en ambientes marinos durante el Cretácico Inferior. En la parte alta de la Hoz, aguas arriba de la última cascada y del final del sendero, predominan diversos estratos de calizas, calizas con margas o dolomías (Barremiense y Aptiense). En el mapa son aquellos representados en verde azulado liso (C 2c15), verde claro suave (C1m15) y verde claro vivo (C1c15).

Son materiales fracturados y fisurados, por lo que son muy permeables, permitiendo la infiltración del agua y la creación de un acuífero (rocas empapadas) que tiene como base el estrato de arcillas de color marrón verdoso (CW11-14) que afloran en la parte oeste del valle. La descarga principal del acuífero se produce en una fuente que aparece junto a una caseta de obra que queda en la margen derecha del río.

El pasado 21 de abril estuve impartiendo un módulo sobre el Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra en el máster de «Técnicas de Gestión del Medio Ambiente y del Territorio» de la Universitat de València y que organiza el profesor Alejandro J. Pérez Cueva. Al terminar, nos propuso visitar Los Caños, pues esperaba verlos activos, a juzgar por las precipitaciones recogidas durante las últimas semanas.

El otoño pasado, como bien sabemos, vino muy seco. Enero siguió la tónica (15,4 L/m2). Febrero, un mes poco generoso en precipitaciones, aportó (49,2 L/m2). Marzo se superó (59,2 L/m2). Unas y otras, mayormente en forma de nieve que, tras su fusión, fue recargando un acuífero muy afectado por la prolongada sequía. Y, finalmente, llegó abril. La primera quincena de abril trajo varias nevadas seguidas, que superaron los 60 L/m2. Los arroyos estaban pletóricos. Y algo más. Los Caños. 
Y allí que nos fuimos.
Se notaban los efectos de la nevada en el pinar, como ya fue comentado en otro artículo
y la lenta entrada de la primavera, que se ponía de manifiesto con la floración de las hepáticas, unas con pétalos blancos, otras con pétalos rosas y, las más, de pétalos azules, ofreciendo colorido al apagado sotobosque del pinar …
Conforme remontábamos el cauce del río Alfambra comenzamos a encontrar pequeños arroyos que vertían en él en improvisadas desembocaduras …
desparramando su tumultuoso caudal …
Podía pensarse que se trataban de arroyos temporales que descendieran desde lo alto de la montaña. No podía ser, pues estaban muy cercanos unos de otros. Con el tiempo se hubieran organizado en una misma red hidrográfica y tendrían una única desembocadura. Esto tenía un origen diferente. ¡Vaya que sí! 

La respuesta la teníamos enfrente. A media ladera, observando entre las ramas de los pinos, vimos un fenómeno que nos llamó la atención. El agua surgía de las rocas.

Fuimos ascendiendo por la ladera hasta acercarnos al primero de los torrentes: ¡un espectáculo natural!
Y, siguiendo el curso de agua, dimos con su punto de inicio. 
Una surgencia en la que el agua brotaba con fuerza entre las margas y calizas situadas a media ladera de la solana …
Encontramos un sendero que mantenía el nivel y nos acercamos hacia el este, hacia la parte alta del barranco. A los pocos metros y a una misma altitud («a nivel») apareció otro manantial …
… que se desparramaba ladera abajo ….
Y, siguiendo la senda, y a la misma altura, otra nueva surgencia …
Mirando a nuestra espalda, se reconocía claramente que nacían de las rocas …
Y, así, hasta siete manantiales encontramos.
Estos son los «Caños de Gúdar». En hidrogeología estas fuentes son conocidas como de tipo trop plein. Un término de origen francés que significa desbordante o demasiado lleno. Veamos qué significa esto.
El acuífero de estos montes descarga habitualmente, como vimos, en la fuente de los Caños, situada muy cerca del río Alfambra. 
Sin embargo, en situaciones meteorológicas determinadas, como ocurre tras lluvias estacionales copiosas y prolongadas, tras tormentas estivales muy abundantes o, sobre todo y, como en este caso, tras el deshielo de importantes nevadas (las caídas en el Alto Alfambra durante la semana anterior) el acuífero se sobrecarga tan rápidamente que rebosa por niveles superiores a través de conductos previamente formados.
Era muy sospechosa la disposición de todos los manantiales a una misma altura. Este acuífero puede compararse a un odre que tuviera la boquilla en la parte inferior (la fuente de Los Caños), que fuera recargado desde arriba y que, entre uno y otro punto tuviera agujeros que le provocaran pérdidas en distintos puntos a media altura («Los Caños»). 
Cuando las pérdidas superan a las entradas, solo hay un punto de salida: la boquilla (la fuente). Pero cuando la entrada es superior a la pérdida, el odre se llena hasta alcanzar las zonas de pérdida de confinamiento: los agujeros de nuestro odre.
El trop plein es, pues, una surgencia de origen kárstico, de carácter natural, que se forma por presión de un acuífero que desborda. No son muy habituales pues, además de que son efímeros, en su mayor parte pasan desapercibidos al quedar ocultos entre la vegetación, los canchales o por alimentar lagunas. 
Los Caños de Gúdar son un fenómeno natural que ocurre en contadas ocasiones. Los vecinos de la zona lo saben y acuden a ver cómo surge el agua en diferentes puntos en plena ladera .
 Como esta nivosa y lluviosa primavera.