EL BARRANCO DE LAS UMBRÍAS

UNA SENDA FLUVIAL POR GÚDAR

La rambla de las Umbrías es el primer afluente de entidad que recibe el río Alfambra antes de la desembocadura del río Sollavientos.

Nace al pie de La Silleta, un alargado cabezo que se eleva a 1.900 m. de altitud y que hace de divisoria de tres ríos: el Mijares, el Sollavientos y la propia rambla de las Umbrías. Tiene unos 8 km de longitud y transcurre íntegramente en el término municipal de Gúdar.

Mantiene dirección Este-Oeste lo que determina una marcada diferencia en cuanto a la exposición entre la ladera de orientación Sur (solana) y la que mira hacia el Norte (umbría). Este efecto se acusa todavía más por la notable pendiente de las laderas.

La rambla de las Umbrías ha incidido sobre unas planicies rocosas situadas a unos 1.700 m creando un profundo valle. En su recorrido resuelve un desnivel de 500 m por lo que los saltos de agua y los rápidos son comunes.

Se propone una excursión circular que recorre el tercio inferior del barranco y que se complementa con el ascenso a La Jabaldana (1.676 m), una cima que ofrece un espectacular mirador del Alto Alfambra.

Tiene 11,9 km de longitud y 300 m de desnivel. Se realiza en 4 horas y 15 minutos a un ritmo tranquilo, compatible con la observación de la naturaleza.

Se inicia en la carretera A-228 sobre la rambla de las Umbrías, alcanza el área recreativa de la Dehesa y retorna ascendiendo hasta el monte de la Jabaldana, desde donde se baja hasta el punto de partida.

Puede consultarse en el siguiente enlace de Wikiloc.

Esta ruta se ha desdoblado en tres partes.

La primera, la que se describe a continuación, corresponde al tramo que sigue el curso de este arroyo de montaña hasta alcanzar el merendero de la Dehesa. En la segunda se dan a conocer algunos parajes situados en el entorno de esta área recreativa. Mientras que la tercera describe el ascenso a La Jabaldana y el descenso al punto de inicio. Estas dos últimas partes serán descritas en sendos futuros artículos.

Es importante conocer que la rambla de las Umbrías es un curso de agua de régimen mediterráneo por lo que su caudal es muy variable y muy dependiente de las precipitaciones. Tras temporales prolongados, periodos de deshielo o tormentas muy copiosas puede ser un arroyo muy caudaloso y ofrecer saltos de agua muy vistosos, pero también entonces ocupar algún tramo del sendero y dificultar la ruta. Durante el estiaje, la rambla pueden estar seca en algunos tramos, ser escaso el caudal en otros aunque ofrece una colección de pozas atractivas para el baño y permite fácilmente seguir el paseo.

La ruta parte del puente de la carretera sobre la rambla de las Umbrías. Desciende por un camino hasta el cauce del arroyo, al que habrá que remontar durante todo el paseo.

Hacia el Sur, a nuestra derecha, se levanta un pequeño cerro coronado por la Masía de las Costeras por cuyas laderas descienden pequeños bancales, en su mayor parte aún cultivados.

A mano izquierda aflora un grueso estrato de areniscas de tonos claros. Grandes bloques se han desprendido y se acumulan desordenadamente unos sobre otros dando el aspecto de un ruinoso y pequeño castillo. Es el paraje de El Castelejo.

El camino cruza el arroyo un par de veces y continúa por su margen derecha. El cauce está cubierto por una capa de gravas acumuladas tras las crecidas. Prospera un denso sargal.

Dos especies de sargas componen este cerrado matorral que recubre el fondo del valle. Una de ellas (Salix eleagnos) tiene las hojas mucho más largas que anchas y el envés plateado por la abundancia de pelos. La otra (Salix purpurea) tiene las hojas menos largas, algo más coriáceas y lampiñas, así como unos tallos de color rojizo. Ambas están muy bien adaptadas a crecer sobre graveras, a obtener agua del subálveo, a soportar el embate de las crecidas y a arraigar a partir de las ramillas arrancadas durante las mismas.

El arroyo traza una pequeña curva en la desembocadura de un arroyo temporal que recibe por su margen izquierda y que desciende por El Barranco, un profundo valle al que se asoma el pueblo de Gúdar y por el que asciende la carretera de su acceso norte.

Por El Barranco desciende desde el pueblo el PR-TE 33, sendero marcado que seguiremos hasta el área recreativa de La Dehesa.

El camino se bifurca. Hay que tomar el que desciende y cruza el arroyo. Este camino ocupa el propio cauce del río por lo que solo es fácilmente practicable durante el estiaje. Ahora bien, en muchas ocasiones, el caudal es tan solo un hilo de agua por lo que no suele haber problema para usarlo. Sin embargo, tras periodos lluviosos largos o episodios tormentosos súbitos hay que evitarlo. Entonces se puede caminar por el ribazo de los campos de su margen derecha.

En estos campos, sobre todo cuando están sembrados de alfaz y al punto de la mañana, no es raro encontrar algún grupo de cabras monteses que bajan desde el cinglo a beber al arroyo y a pastar jugosas hierbas.

Junto al arroyo, en la orilla de los campos, destacan unos robustos chopos cabeceros que se mantienen saludables a pesar de haber perdido el turno de desmoche hace ya varias décadas.

Incluso en la cabecera del Alfambra, donde los pinares se encuentran en su dominio, están presentes estos árboles trasmochos, siempre cerca de los arroyos y acequias, siempre cerca de las tierras de labor.

En la ladera de la margen izquierda la erosión ha creado unos terreros en los que se afloran unas arcillas violáceas sobre las que descansan unas areniscas de color blanquecino, las mismas que, al otro lado de la rambla, formaban los bloques de El Castelejo.

Unas y otras son rocas sedimentarias que se depositaron en ambientes litorales durante el Cretácico Inferior. Estos materiales blandos son los que encuentra el río Alfambra al salir del estrecho de la hoz de los Caños y sobre los que creó un amplio valle al dirigirse hacia el Norte.

Son las arcillas que afloran, entre otras zonas, en Allepuz, Jorcas, Ababuj, Aguilar del Alfambra y Camarillas. De hecho, los geólogos las conocen como las propias de la formación Camarillas. Las encontramos y las caracterizamos, muy cerca, en la Masía de los Barrancos, ya en término de Allepuz, en un reciente artículo.

El barranco de las Umbrías es una incisión en el flanco oriental del anticlinal que se extiende desde Alcalá hasta Ababuj. Este pliegue, de dimensiones kilométricas y direción Sur-Norte, presenta en su núcleo unas arcillas ricas en yesos, rocas que fueron depositadas durante el final del Triásico. Son bien visibles en el paraje de La Salobreja.

Sobre estas arcillas con yesos descansan potentes paquetes de calizas acumuladas durante el Jurásico, como en las que se abre paso el río Seco en la Hoz de Ababuj o las que forman la sierra de Las Moratillas, situada justo enfrente de la salida del barranco de la Hoz.

Y, concordante sobre estas calizas, durante el Cretácico se depositaron nuevos sedimentos. Son los que van a ser recorridos a lo largo de la ruta.

Unos y otros fueron deformados y emergidos durante la orogenia Alpina integrándose en la cordillera Ibérica. Comenzaron a desmantelarse por la acción de la erosión desde la formación de este relieve.

En azul, estratos de rocas de origen jurásico. En verde, estratos de rocas depositadas durante el Cretácico. Unas y otras se deformaron durante la orogenia Alpina y forman parte del anticlinal de Alcalá de la Selva. En amarillo, sedimentos depositados en ambientes continentales durante el final del Terciario. Fuente: Cartografía del IGME MAGNA 50. Hoja 568 (Alcalá de la Selva).
Las flechas rojas señalan a la Formación Camarillas. Fuente: Cartografía del IGME MAGNA 50. Hoja 568 (Alcalá de la Selva).

La ruta es también un viaje en el tiempo. El barranco atraviesa una serie completa de estratos. Observando las rocas con detalle, el excursionista puede interpretar los cambios en los ambientes sedimentarios e incluso las condiciones ecológicas que se dieron durante su formación. Le salen al paso las páginas de la historia de la Tierra en una pequeña región situada entre dos grandes continentes. En concreto, se trata de un capítulo que comenzó hace 116 millones de años y que concluyó hace 108 millones de años, durante el Cretácico Inferior en un rincón del hemisferio Norte.

Distribución de los océanos y de las masas continentales en el Cretácico Inferior (hace 105 millones de años. La flecha roja señala la situación de la microplaca Ibérica. Fuente: Christopher Scotese (Wikipedia)

Como ya se comentó en otro artículo, durante el inicio del Cretácico y en esta región de la placa Ibérica, la corteza continental se compartimentó en unos bloques que se movían verticalmente con cierta independencia entre sí. Unos se elevaban mientras que otros se hundían, creándose un conjunto de cubetas y umbrales. Los sedimentos procedentes de la erosión de estos últimos se acumulaban en las depresiones vecinas. En este marco se desarrollaron unos ambientes sedimentarios de transición (deltas, lagos, marismas y ríos) discontínuos en los que se depositaron unas areniscas, limos y arcillas de abigarrados colores.

Sobre las areniscas de El Castelejo resiste un pino royo (Pinus sylvestris) tan solitario como puntiseco.

Conforme se va cerrando el valle, los bancales reducen su tamaño y, por tanto, su rentabilidad, por lo que mayormente aparecen abandonados. Los pastos y los arbustos prosperan, mientras se van cayendo los muros que mantenían estas terrazas.

Los olmos plantados en el ribazo sujetaban el talud y proporcionaban mangos de madera para las herramientas del labrador

Los pequeños bancales situados en la solana y cerca de la rambla eran hortales de autoconsumo, el suministro familiar de hortalizas y frutas. Aún se encuentran parras, ciruelos, nogueras, cerezos …

… mientras que los endrinos, galabarderas, vizcoderas y otros arbustos prosperan en los ribazos.

En la solana, la ladera que se levanta a la izquierda del excursionista, puede apreciarse un marcado cambio en el tipo de roca. Las arcillas moradas y las areniscas violáceas dan paso a unas arcillas y margas grises y verdosas, que se disponen intercaladas y de forma alternante con unas calizas tabulares o nodulosas de tonos crema, casi siempre en capas muy finas. Es la Formación Artoles.

Las arcillas y margas son materiales muy deleznables por lo que se ven muy afectadas por la erosión. Las calizas, en cambio, son mucho más competentes, por ello forman resaltes, como el que destaca sobre este barranco. Así mismo, estos estratos de mayor dureza protegen de la erosión a las arcillas y a las margas que los soportan.

Estas rocas carbonatadas son la evidencia del avance de la línea de costa y de la inundación de aquellos deltas, marismas y lagunas costeras. El bicarbonato cálcico disuelto en el agua de aquellos mares, al precipitar como carbonato cálcico, bien combinadándose con particulas arcillosas, bien con restos de organismos marinos, es el origen de estas margas y calizas. Es el inicio de la transgresión marina del Urgon.

La notable pendiente de la solana y la intensa exposición limitan la acumulación del agua en el suelo. Por eso este terreno fue dedicado a pastos. Es por ello que se ven las líneas de los muros de piedras de las cerradas y, salpicadas, algunas majadas para encerrar el ganado.

La vegetación original correspondería a un bosque mixto de trabina, carrasca y pino albar. El bosque fue desapareciendo para dedicar esos terrenos a pastos. Así se consiguieron unos prados secos que eran manejados por el ganadero mediante el diente de la oveja y el fuego para evitar el desarrollo del matorral.

Aún quedan testimonios de aquel sabinar en forma de algunos ejemplares añosos …

Ejemplar de trabina o sabina albar (Juniperus thurifera) en la solana

… y de multitud de pequeñas sabinas que prosperan una vez que la presión del ganado y del fuego se ha relajado.

Estos terrenos arcillosos son muy apropiados a la salvia (Salvia lavandulifolia) que se desarrolla creando unas masas abiertas …

… en las que también prosperan otras pequeñas matas como los tomarros

Sobre los cinglos de calizas descansan los buitres leonados. Se los puede ver hasta que se levantan el vuelo cuando el primer sol de la mañana forma las primeras corrientes de aire caliente …

La menor exposición de la umbría del barranco asegura una mayor humedad en el suelo. Es por ello que esa se aterrazó para su puesta en cultivo creando unas estrechas fajas de tierra de labor: los garretos.

Estas alargadas parcelas debieron ser abandonadas hace unos sesenta o setenta años siendo colonizadas de forma espontánea por el pino albar. En la actualidad es un bosque monoespecífico y frondoso. Los árboles tienen casi todos la misma edad y dimensiones.

La imagen del satélite muestra muy bien la disposición en líneas de los pinos pues han crecido sobre los garretos. Recuerda a una repoblación forestales con aterrazamiento. Pero no lo es.

El sendero asciende suavemente por el fondo del valle y se interna en el pinar.

Es un pinar joven que, igualmente, se ha desarrollado sobre bancales construidos con muros de piedra…

Al ascender, el valle se estrecha. El ambiente se hace cada vez más fresco. El bosque, más frondoso. El cercano arroyo hace que el paseo sea todavía más agradable.

Un muro de piedra de más de tres metros de altura nos recuerda los duros trabajos realizados antaño para aprovechar el agua de la rambla y conducirla hasta los hortales.

El ambiente umbrío del pinar y la humedad del aire favorece a especies de árboles y arbustos caducifolios como el acere, el mostajo, el redondillo o el pudio…

…así como a plantas delicadas como Ononis rotundifolia

la cola de caballo …

Tallos fértiles de Equisetum vulgare

o la fresa …

Plantas de fresa (Fragaria vesca) al final del verano

Los estratos de calizas están inclinados en el sentido contrario al de las aguas del arroy. Se favorece la creación de unas cascadas …

… en las que el agua, en su caída, sobreexcava los estratos de margas en las que descansan aquellas …

El sendero se desvía hacia la izquierda poco antes de llegar a la primera cascada para retrepar entre unas peñas. Está bien señalizado. Y asoma después a una zona más abierta a la que llega una gran pista forestal por la solana desde el Oeste. La seguiremos para internarnos en el pinar.

Se cruza un pequeño barranco que viene por nuestra izquierda: el Colón. Es un corto torrente de caudal muy estacional y de casi 100 metros de caída.

En las arcillas y margas de la Formación Artoles se depositaron en una plataforma marina abierta, de escasa profundidad y de suave pendiente. En estas rocas es fácil encontrar fósiles de moluscos, tanto de gasterópodos

como de bivalvos

Pero, en especial, es fácil encontrar orbitolinas

un grupo de foraminíferos que formaba parte del bentos de aquellos mares del inicio Cretácico Inferior.

El camino continúa por la margen izquierda de la rambla a través del pinar. La alternancia de estratos blandos (margas) y duros (calizas) se refleja en la presencia de pequeñas escalas en el río.

Se llega a una segunda cascada.

Realmente es una pequeña presa que retiene agua para conducirla al polígono ganadero que hay junto a la carretera entre Gúdar y Allepuz.

La ruta sigue a través del pinar.

Sorprende encontrar parcelas de labor, tan estrechas como pequeñas, en un valle tan angosto. Los chopos cabeceros son fieles testigo de la presencia humana y de la necesidad de fustes de madera para la construcción, incluso en un término con tanto monte como el de Gúdar.

Esto nos debe hacer recordar que el monte no ha estado necesariamente en el pasado a como lo encontramos actualmente. La deforestación en los siglos XVIII y XIX debió de ser muy importante. La mayor parte de los bosques actuales son recientes y no llegan a cien años de edad.

En esta zona se puede observar algún ejemplar de avellano, arbusto de hoja caduca más propio de la región Eurosiberiana que de la Mediterránea, exigente en ambientes umbríos y suelos húmedos.

Está presente en el fondo del valle pero también en los canchales que se forman al pie de los cinglos …

Las calizas son materiales con grietas, fisuras y planos de estratificación por los que penetra y circula el agua infiltrándose al tiempo que empapa a la roca, que funciona como un acuífero. Las margas actúan como capas impermeables y, cuando están bajo las primeras, favorecen la descarga del acuífero. Esto explica la presencia de unos manantiales en ambas laderas, puestos de manifiesto por la presencia de vegetación palustre: los chumarriales.

En ellos es fácil encontrar plantas propias de suelos encharcados como algunas orquídeas, cárices, junquillos …

… o la singular grama del Parnaso (Parnassia palustris)

… planta propia de los prados inundables de montaña de buena parte del hemisferio Norte pero que se hace rara en ambientes mediterráneos, donde se acantona en las zonas más elevadas y húmedas.

Los restos leñosos y la hojarasca que se acumulan en el fondo del valle son descompuestos por diversas especies de hongos. Algunos son primaverales, como las cagarrias

Cagarria o colmenilla (Morchella sp.)

o las cazoletas

Cazoleta o peziza estrellada (Sarcosphaera crassa)

La ruta sigue un estrecho sendero por la margen derecha del río …

Como el avellano, también pueden encontrarse tajos

Tajo o tejo (Taxus baccata)

… tanto en el fondo del barranco, como le ocurre a un tajo de tres garras que crece en la orilla del camino …

… como al pie de los cinglos.

La tenacidad de las calizas y su disposición en estratos de escasa pendiente favorece la formación de unas gradas

… que resultan muy atractivas cuando crece el caudal de la rambla.

El río atraviesa un estrecho entre dos paredes calizas por lo que en las laderas son comunes los canchales

En los días lluviosos de primavera no es raro encotrar algún macho de sapo partero (Alytes obstetricans) …

… transportando los huevos hasta llevarlos a algún remanso del río o charca cercana al mismo. En verano, pueden encontrarse a las cucharetas en las pozas que se forman en el río.

Cuchareta (o renacuajo) de sapo partero

La senda pasa al pie de unos escarpes de roca caliza y se asoma al fondo del barranco.

Desciende al río y lo cruza varias veces por pequeñas piedras o por bloques rocosos que emergen sobre el agua … según sea el caudal.

Durante periodos de lluvias abundantes, el sendero puede estar cubierto por el agua pues en varios tramos se aproxima mucho al cauce. Esto puede obligar a retrepar y a seguir avanzando por la ladera.

Hay que poner atención a las tormentas.

Un mismo paso del río puede ser atravesado fácilmente en condiciones de aguas bajas …

… o puede complicarse tras una lluvia torrencial …

Es más, se recomienda evitar esta ruta en condiciones tormentosas extremas, lo que obliga a conocer la predicción meteorológica. Si el caudal es torrencial el paso del estrecho puede ofrecer riesgo.

Cuando las precipitaciones son copiosas, en los montes cercanos se forman torrentes que alimentan al arroyo, ahora ya crecido …

Al remontar el barranco, las margas y calizas de la Formación Artoles van dando paso, primero a unas areniscas y calizas arenosas y después a unas calizas con pequeños trozos de organismos marinos (equinodermos, organismos planctónicos, ostreidos …) que recibe el nombre de Formación Chert. Son las calizas que forman las paredes verticales de La Jabaldana o del Frontón.

Se interpreta como unas condiciones litorales con aporte de arenas continentales ordenadas por el oleaje y cementadas por la precipitación del carbonato cálcico (calizas arenosas) que dan paso unos ambientes submareales, en los que se depositaron los restos de organismos que vivían en esta plataforma continental (calizas bioclásticas).

Sobre estas calizas prosperan la jadrea o ajedrea (Satureja intricata) que florecen durante el verano y que mantienen a una gran variedad de mariposas …

Mariposa del género Argynis

… y de otros insectos que son el alimento de las sargantanas

Lagartija roquera (Podarcis muralis) soleándose sobre una piedra

En los roquedos son comunes los colirrojos tizones y aviones roqueros mientras que en los pinares crían los petirrojos, los carboneros garrapinos, los verderones serranos y los zorzales comunes.

Estos pequeños pájaros, y otros más, son vigilados por el gavilán mientras sobrevuela el bosque …

El barranco de las Umbrías es un espacio natural apropiado para la observación de aves silvestres.

El sendero avanza siempre en paralelo al río y por un bosque de pino albar con enebro, agrillo y espinos.

La pendiente del barranco se hace más suave y las cascadas desaparecen aunque aún se forman rápidos.

El sendero sale a una pista forestal que desciende por el pinar de la umbría. La tomaremos a nuestra izquierda para cruzar por última vez la rambla. Y seguiremos remontando el barranco a través de unos frondosos pinares …

… que nos acompañarán hasta alcanzar el área recreativa de la Dehesa.

Un ameno paseo visual puede disfrutarse en el siguiente vídeo. Esperamos que os guste:

Chabier de Jaime Lorén (texto y fotos)

Chusé Lois Paricio Hernando (fotos y vídeo)