UN MORRAL EN LA FALSA
En una de las masadas del Alto Alfambra. En una cualquiera. Colgado de una viga de la falsa descansa, desde hace años, un morral.
Compañía permanente del pastor. Bolsa de la comida, saco para la herramienta, bolsa para recoger lo que ofrece el monte, almohada en la siesta, calor en la espalda …
Todo un símbolo de los cambios que se vienen produciendo en la sierra. Se jubiló el pastor, se vendió el rebaño. Otro más.
Después de más de toda una vida cuidando ovejas, de subir y bajar al reino cada año a estremar, de conocer y organizar los pastos, de tratar con compradores, de sacar el sirle, de madrugar y pasar frío, de vida dura … se cuelga el morral.
Pero el monte y el ganado están en los genes de los serranos. No hay más que ver cómo acuden a la Feria de Cedrillas. Aunque estén jubilados, aunque vivan en Valencia. Da igual. El primer fin de semana ahí están, mirando las ovejas, saludando amigos, recordando otros tiempos …
Hoy las vacas de carne son una alternativa. Menos sacrificio, más tiempo personal. Muchos se han pasado a ellas. Y te hablan de charolesas, de serranas, de limusinas o de pardas … como sus padres lo harían de rasas, de carteras, de churras o de ojinegras.
Son cambios en la sociedad. Cambios rápidos. Y también cambios en el paisaje, estos más lentos.
Son tiempos de cambio …