POR EL CAMINO DEL MOLINO
UNA EXCURSIÓN CON EL COLEGIO DE GÚDAR
El pueblo de Gúdar está situado en una cresta que se levanta entre dos valles. Está en un lugar muy elevado, casi a 1.600 m de altitud. Es uno de los pueblos más elevados de la península Ibérica. Por eso su lema «Gúdar, muy cerca del cielo» lo publicita entre las personas que les gusta estar entre montañas.
La ladera que se extiende desde Gúdar hasta el río Alfambra tiene una suave inclinación. Por eso y por estar tan cerca del pueblo se ha cultivado desde antiguo. A los labradores les interesaba reducir la pendiente del terreno para favorecer que el agua de la lluvia entrara en la tierra y no se deslizara por la ladera. Así llegaba más agua a las raíces de las plantas y también se perdía menos tierra por arrastre. Para reducir la pendiente de los campos, que aquí se conocen como bancales, construyeron terrazas. Hace años casi todas estaban cultivadas. Ahora, como los bancales son un poco estrechos y los tractores y cosechadoras son tan grandes y casi no pueden entrar, se han dejado como pasto para los rebaños de ovejas y de vacas. A esta partida se le llama El Cabezuelo.
El pasado 12 de mayo nos fuimos de excursión los niños y niñas de los grupos de Infantil y Primaria del Colegio de Gúdar, con Zara y Carla, sus profesoras, y Chabier, el director del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra.
Al poco de salir del pueblo por la carretera que lleva hacia Alcalá, tomamos una senda que pasaba entre muros de piedra y que se conoce como el camino del Molino, pues si se continúa llega hasta el río Alfambra y el Molino de Abajo. Nosotros no llegamos tan lejos pues había muchas cosas que descubrir.
En este monte hay una tierra que tiene mucha arcilla.
Es muy buena para cultivar pues esta roca retiene muy bien el agua y se la guarda a las raíces cuando llega una temporada en la que faltan las lluvias. Vimos algún bancal sembrado de alfaz y las plantas ya estaban empezando a desarrollarse después de esta primavera lluviosa y ahora que empieza a hacer menos frío.
Entre las arcillas también aparecían unas rocas más duras y de color blanco llamadas calizas. Como molestaban al labrar con el arado, los labradores las sacaban de los bancales y las utilizaban para construir muros de piedra en los ribazos. El camino del Molino estaba rodeado de paredes de piedra.
Algunas de estas piedras estaban formados por trozos de conchas de animales parecidos a las ostras cementados que estaban entre sí.
Encontramos también otros restos de animales marinos, como una almeja y un caracol.
Todos estos fósiles están en rocas que se formaron en un ambiente marino. Eso sí, mucho antes de que se formara la cordillera Ibérica, las montañas que vemos en los alrededores del Gúdar.
Al bajar por el camino encontramos un viejo y abandonado gamellón de madera, junto a un abrevadero de obra también olvidado y un par de gamellones de metal. Es la fuente de los Pajaritos. Oímos a muchos de ellos, como la curruca, el petirrojo o el ruiseñor, pero no eran fáciles de ver.
Seguimos bajando por el camino.
En los ribazos de los campos encontramos muchos arbustos. Casi todos eran espinosos. Galabarderas, endrineras, agrillos, vizcoderas … Bajo estas matas crecían algunas plantas con flor, como las violetas y las primaveras, que estos días están terminando de desarrollarse antes de que los espinos saquen las hojas y les hagan sombra. Las flores de las primaveras eran muy bonitas.
En los ribazos de los bancales encontramos también unos árboles secos. Eran olmos. Estos árboles eran plantados cerca de los pueblos para aprovechar su madera, muy recta y fuerte. Comentamos que desde hace más de treinta años los olmos están padeciendo una enfermedad producida por un hongo que no les deja crecer.
En realidad, las raíces están vivas y cada primavera producen brotes …
… pero que no llegan a hacerse muy gruesos pues llega un momento en que el hongo parásito los seca.
Igual que el virus del COVID ha afectado a las personas, hay otros microorganismos (virus, bacterias u hongos) que pueden parasitar -incluso matar- a las plantas y a otros animales. Pero la mayoría no son tan perjudiciales e incluso los hay muy beneficiosos, como las bacterias que viven en las raíces de algunas plantas que vimos, como el alfaz o el pipirigallo, que las hacen muy nutritivas para el ganado.
En el camino crecían muchas hierbas. Algunas olían muy bien. Otras no tanto. Había que ir con cuidaado con las ortigas. Sobre todas las plantas encontramos muchos pequeños animales. No había más que observar bien.
Y observarlos con la lupa …
En ocasiones no encontramos a los animales vivos, si no sus restos, como las conchas alargadas y blancas de unas caracolas de tierra.
En algunos lugares el agua que empapa a las rocas sale a la superficie y las personas construyen fuentes para beber y aprovecharla mejor. Esto vimos en la fuente del Cuervo.
Vimos una zona en la que asomaba la roca caliza. Nos acercamos a ella.
Pensábamos que encontraríamos muchos fósiles pero no fue así. Sin embargo, encontramos un pequeño bosquecico de pinos. Allí vimos los restos de una piña rosigada por una ardilla para sacar y comerse los piñones.
Muchas veces no vemos a los animales en la Naturaleza aunque los tengamos cerca. Pero sí vemos huellas de su actividad. Solo hay que fijarse.
En lo que nos fijamos fue en una gran charca que se había formado en la hoya de un bancal. Nos acercamos. Una charca es un mundo completamente distinto al del prado que está cerca. Vivir dentro del agua es muy diferente a vivir en el aire. Algunas plantas viven con la raíces sumergidas …
y algunos animales, como los sapos, pasan una parte de su vida (huevos, larvas) dentro del agua y el resto fuera de ella. En la charca encontramos unos renacuajos pequeños y negros. Eran larvas de sapo. Entre tantos, no fue difícil coger alguno.
Fue divertido tenerlos en la mano y volverlos a soltar en el agua.
La mañana iba avanzando y ya era la hora de volver hacia el pueblo. Ahora, el camino era cuesta arriba. Los mayores ayudaron a los más pequeñines. Y, así, poco a poco, viendo flores y mariposas, fuimos subiendo por la calleja …
y salimos a la carretera por donde volvimos al colegio.
¡Disfrutamos de una estupenda mañana en el campo!