UNA EXCURSIÓN HASTA LA ERMITA DE LA VIRGEN DE LA PEÑA

DEL COLEGIO DE AGUILAR DEL ALFAMBRA

23 de mayo. Se prepara un día caluroso. Comenzamos una actividad extraescolar que tenemos programada entre Sheila, la maestra del Aula de Aguilar del Alfambra del CRA Pablo Antonio Crespo y el Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra: subir al mirador de la Peña.

Salimos del colegio, que está en el mismo edificio que el ayuntamiento y que el trinquete, dirección hacia el mirador y la ermita de la Virgen de la Peña. Al poco encontramos un peirón.

Y hablamos sobre estas construcciones de piedra, su significado religioso, de su uso para orientarse y de lo característico que resultan en esta parte de Aragón. Pero como había un burro en un corral cercano, nos interesó más este animal que el peirón …

Y salimos del pueblo. Dejamos a un lado el camino que lleva al cementerio y subimos por el que lleva a la ermita. Al principio hacía fresquico. Íbamos de la mano, dos a dos. Unas marcas de pintura amarilla y blanca nos marcaban la ruta.

Las rocas de la ladera del cerro formaban unas capas. Estaban inclinadas. Había varios tipos de rocas. Unas eran blandas y de color morado, eran arcillas. Otras eran duras y de color gris, como las calizas. Otras eran blancas y estaban hechas de granos de arena brillantes, eran areniscas. En una caliza vimos unos cristales grandes y blancos que estaban hechos de un mineral que se llama calcita. Por que todas las rocas están hechas de minerales.

También vimos muchas plantas. Casi todas tenían flores. Algunas eran blancas, otras azules, otras amarillas y otras rojas. A través de la lupa se veían muy bien las diferentes partes de la flor, el órgano que le sirve para reproducirse a la mayor parte de las plantas.

Y también vimos algunos animales. Casi todos eran insectos. Algunos también estaban realizando la reproducción, algo necesario para que continúe la vida.

Junto al camino vimos unas capas de roca caliza que estaban puestas de forma vertical, como si fueran paredes. ¡Eran muy grandes!

Desde el camino había una vista muy bonita del valle del Alfambra y de las montañas de la sierra de Gúdar. La más cercana era la Muela de la Umbría.

Vimos las ruinas del castillo medieval y la ermita de la virgen de la Peña, construida sobre el castillo y con sus piedras. Había una pasillo de madera y dos miradores. Desde allí vimos el monte más alto de la provincia de Teruel: el Peñarroya. Y dos pueblos: Ababuj y Jorcas. Más lejos estaba Gúdar, pero no se veía bien. En un panel explicaba el nombre de más montes y de otros sitios.

Nos asomamos al estrecho. El río Alfambra, con el paso del tiempo, se ha abierto paso entre las rocas calizas creando un valle muy estrecho y un gran precipicio. Las capas de las rocas estaban dobladas. Antes de marcharnos, nos hicimos una foto de recuerdo.

Bajamos por otra senda.

Estaba marcada por rayas de pintura blanca y roja. Era otro sendero. Y había que seguirlo.

Allí se veían muy bien las capas de rocas que estaban inclinadas. Abajo estaban los chopos y el río.

Encontramos una roca caliza que tenía unos círculos extraños. Era un fósil de ser vivo marino, tal vez algún alga microscópica.

Y llegamos al río.

Cerca de la orilla encontramos muchas piedrecicas. Estaban un poco redondeadas por haberse desgastado durante sus viajes. Y es que las piedras, sobre todo si son pequeñas, viajan con la corriente. Las había traído el río durante alguna crecida, cuando lleva mucha agua y tiene mucha fuerza como para moverlas.

Muy cerca, pero más lejos de la corriente, había arena.

Además de en la playa y en los desiertos, en los ríos también puede haber arena. Pero no suele verse por que las plantas crecen enseguida y la cubren. Era divertido escribir letras y números sobre la arena.

Cada vez hacía más calor. Se estaba bien a la sombra de los grandes chopos. Y seguimos encontrando nuevas plantas y animales.

Vimos un chopo fénix. Hace años el tronco del árbol se rompió -pero no del todo- y se apoyó en el suelo. Desde allí volvió a formar nuevas ramas.

Y es que los árboles, con el tiempo, pueden cambiar de forma con facilidad.

Y, un poco más adelante, vimos otro chopo que se hizo conocido por que fue el candidato de España en un concurso europeo de árboles queridos por sus vecinos. Es el Chopo del Remolinar.

Y llegamos a un puente. Allí el río se ensanchaba y había muchas piedrecicas. Algunas eran planas. Jugamos a lanzarlas sobre la superficie del agua para que rebotaran.

No era fácil pero sí divertido. Y lo conseguimos.

Llegamos al sitio en el que al principio del curso pasado hicimos una actividad sobre el paisaje del río, las aves y otros animales con Demetrio, el biólogo.

A la vuelta, como nos sobraba tiempo escribimos o dibujamos nuestras ideas sobre los que más nos había gustado de la excursión.

¡Lo pasamos muy bien!