EN EL MARGEN

FESTIVAL DE DANZA, ARTE Y NATURALEZA DE LA RIOJA

Margen es el primer y único festival de danza de La Rioja. Es reconocido a nivel nacional por su trabajo enfocado en la danza, la naturaleza urbana, la transformación social y la creación de futuros deseables. Esta pionera iniciativa fue puesta en marcha en 2016 por los bailarines Samuel Retortillo y Luciana Croatto, así como por la productora de cultura contemporánea Madrugada Producciones. En sus tres primeras ediciones, más de cinco mil personas disfrutaron gratuitamente alguna de las obras de los treinta y cinco artistas programados, habiendo sido creadas específicamente seis de ellas para Margen Danza.

Tras tres años de reposo forzado, el festival de danza de La Rioja presentó los días 10, 11 y 12 de septiembre su cuarta edición y sus nuevas líneas maestras, danza y artes vivas, trabajo en red, descentralización, recuperación del patrimonio material/inmaterial del territorio, protección del medio ambiente y uso de las nuevas tecnologías. En la margen del río Vacirbe, en la cuenca del Cidacos, comenzó su nueva etapa en las localidades de Navalsaz, Poyales y El Villar de Enciso.

Este festival está impulsado por el Centro Coreográfico de La Rioja y por CIRVE (Creación, Investigación y Residencias de El Villar de Enciso), un proyecto de convergencia entre el medio ambiente, el arte, el patrimonio y la tecnología que, en definitiva, es un espacio relacional, de recuperación de memoria y de territorios. Las actividades son gratuitas y cuenta con apoyo del Gobierno de La Rioja.

El IV Festival Margen dio comienzo en Poyales. En la ribera del río Vacirbe, en el fondo de un profundo valle y bajo la copa de unos frondosos chopos cabeceros. Con una pantalla y unas sillas, se creó un entorno lleno de magia y sensibilidad.

Samuel Retortillo (Artistas Inflamables) presentó «Cortometrajes Danza y Naturaleza FIVERDE ’21«, una acción colaborativa entre el Festival Margen, Centro Coreográfico de La Rioja y Fiver Dance Film Festival (FIVER). Fueron proyectados una decena de vídeos de cinedanza -seleccionados entre los más de 2.500 presentados desde cien países- que tenían en común el hecho de que la naturaleza era algo más que el escenario de la composición artística. Desde ciberpunk honkgonés hasta minimalismo romántico finlandés pasando por la soledad humana en las campiñas inglesas. Danza en la naturaleza con las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías.

La iluminación confería a los viejos chopos un aspecto fantástico, inquietante y onírico. No habíamos visto algo así. Era claro que se trataba de un Festival de Danza, Arte y Naturaleza.

Se concluyó con la instalación de la obra «Para ver estrellas abajo» de los artistas Ulises Vargas y Carmen Ordóñez.

La cabecera del río Cidacos es un territorio muy quebrado y actualmente profundamente deforestado. Entre los siglos XVI y XIX, estas montañas ofrecieron pastos a una gran cabaña ovina que suministraba la lana que demandaban las numerosas fábricas y talleres textiles de Enciso. Los pastos se consiguieron mediante la deforestación de los robledales y los carrascales. Retazos de estos bosques sirvieron para proporcionar la leña que necesitaban las gentes y las industrias de Enciso y sus aldeas …

Las necesidades de madera para la construcción de edificios se resolvió como en otros territorios de la cordillera Ibérica. Haciendo trasmochos a los álamos negros de las riberas y aprovechando sus ramas mediante desmoche. Es decir, mediante chopos cabeceros.

Conocedores de la actividad investigadora, divulgadora y conservacionista que se viene realizando desde el Centro de Estudios del Jiloca y el Gobierno de Aragón, tanto desde el Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra como desde el Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, fuimos invitados por la organización del IV Festival Margen Danza, Arte y Naturaleza.

Nos alojamos en la casa de un vecino de El Villar. Una casa representativa de la arquitectura tradicional del valle del Vacirbe. Una casa en la que las vigas habían sido obtenidas de chopos cabeceros. Todo cuadraba.

El sábado participamos en un paseo guiado por José Miguel Ochoa a lo largo del barranco de San Sebastián, en El Villar de Enciso. Era un pequeño valle jalonado por veteranos y robustos chopos cabeceros que perdieron su turno de poda hace décadas aunque, pese a ello, mostraban una notable vitalidad.

En el espacio de la asociación cultural impartimos la conferencia «El chopo cabecero, un patrimonio cultural y natural» en la que se describió el interés etnológico, paisajístico, histórico y ecológico de estos árboles …

… así como el camino que han recorrido las iniciativas que han surgido en la sociedad aragonesa y que se han plasmado tanto en la Fiesta del Chopo Cabecero como en la declaración como Bien de Interés Cultural Inmaterial a la gestión tradicional de los chopos cabeceros en el sur de Aragón y del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra (Departamento de Educación, Cultura y Deporte), así como la declaración de la Arboleda Singular de Aragón «Ribera de Chopo Cabecero del Alfambra» (Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente).

Tras la charla se generó un interesante debate y se plantearon algunas ideas para conservar el patrimonio que representan los álamos negros trasmochos del Alto Cidacos.

A continuación, en la escuela tuvo lugar la apertura de los materiales de la investigación «El relato espacial» que fue presentada por Ulises Vargas.

La tarde del sá´bado ofreció un espectáculo muy especial.

En el marco de las ruinas de la antigua iglesia fue presentado el festival en la aldea de Navalsaz.

Y, tras ello, la interpretación por Luciana Croatto del solo de danza contemporánea «De lo alto de altos edificios» con coreografía de Billy Cowie.

Prosiguió la jornada, ya con la noche empezada, con una nueva proyección de otros cortos internacionales de cinedanza del Fiver Dance Film Festival (Fiver Tour ’21) ahora con el bellísimo marco de la antigua iglesia de Navalsaz y, de nuevo, con la instalación «Para ver las estrellas abajo» de Ulises Vargas.

El festival concluyó en El Villar de Enciso el domingo. Nos fuimos con el descubrimiento de unos grandes artistas comprometidos con el territorio y con la sociedad, de unas preciosas arboledas de chopo cabecero y con la convicción de que hay explorar el fértil terreno comprendido entre la naturaleza, también la transformada por la mano humana, y la creación artística. La danza incluida.