I GUERRA CARLISTA. EL GENERAL CABRERA EN EL CASTILLO DE MONTEAGUDO

CONFERENCIA DEL INVESTIGADOR D. JOSÉ LUÍS CASTÁN

El pasado día 27 de agosto, el profesor y doctor en Historia, D. José Luis Castán Esteban, volvió a impartir una conferencia en Monteagudo del Castillo en el marco del programa conjunto de actividades culturales organizadas por la Asociación cultural y por la Agrupación Amigos del Pairón.

En esta ocasión el tema tratado fue el enfrentamiento que tuvo lugar en Monteagudo del Castillo entre las tropas carlistas y las isabelinas durante la Primera Guerra Carlista.

Voy a tratar de extractar el contenido de la charla impartida por el ponente, y para ello comenzaremos con los orígenes de la I Guerra Carlista.

Los antecedentes del conflicto hay que buscarlos en la Guerra de la Independencia, concretamente en el año 1808. El rey Carlos IV, tenía dos hijos, el mayor Fernando y el pequeño Carlos María de Isidro.

A la muerte del rey Carlos IV, le sucedió su hijo mayor, que fue coronado como Fernando VII. El nuevo rey, tenía un problema sexual que le impedía concebir, con lo cual surgió la primera pregunta a resolver. ¿Quién le iba a suceder a su fallecimiento?

Por aquel entonces, estaba vigente la Ley Sálica, que impedía impedía que las mujeres pudieran reinar, aunque fueran herederas al trono, con lo cual, al no existir herederos en ese momento, era muy probable que el hermano menor de Fernando VII, fuera el llamado a sucederle a su fallecimiento.

Tres años antes de su fallecimiento, el rey tuvo una hija, y en ese momento empezaron a plantearse problemas sucesorios. Muchos sectores de la Corte, y en particular el turolense Tadeo Calomarde, intentaron por todos los medios que se mantuviera la Ley Sálica, para que pueda heredar el trono, el hermano menor del rey.

Estando Fernando VII, gravemente enfermo, y ante la insistencia de un sector de la Corte, mantuvo la Ley Sálica. Cuando la Infanta Carlota de Borbón-Dos Sicilias, hermana del rey, fue conocedora de ello, cuenta la leyenda que le pegó un bofetón, y antes de morir el rey dejó el trono a su hija Isabel. Fuera o no cierto este hecho, las Cortes Españolas, cumpliendo el testamento del rey difunto, nombraron a Isabel II como reina, y al ser menor de edad, la regencia fue ostentada por su madre Cristina.

Es a partir de ese momento, cuando Carlos María de Isidro, apoyado por una parte importante de los realistas se alzaron en armas, produciéndose un golpe de estado que triunfó en algunas zonas del país, como Navarra, País Vasco, Cataluña, Maestrazgo de Teruel y Castellón, dando comienzo a una cruel guerra que duró siete años y que desangró al país.

Ramón Cabrera, nacido en Tortosa, cursó estudios en seminario para fraile antes de ser un distinguido general en el bando carlista (realista).

Ya en el año 1839, D. Buenaventura de Cordoba, escribe la vida militar y política de Ramón Cabrera.

Consiguió ser el jefe del bando carlista, que por aquel entonces controlaba amplias zonas del Maestrazgo entre Castellón y Teruel, como por ejemplo Morella y Cantavieja.

Monteagudo estaba situado en la frontera entre el territorio controlado por las tropas carlistas y el que estaba en manos de los ejércitos isabelinos (liberales). En consecuencia, entre dos fuegos.

La gran diferencia entre el ejército realista y el isabelino es que los primeros estaban formados por voluntarios, lo que no sucedía con los segundos.

Los distintivos de los conocidos como realistas, eran la boina roja, así como la bandera con la calavera y las palmas. Es importante destacar que la bandera representa la imposibilidad de rendición, dado que el lema es “muerte o martirio.

En aquellos momentos, al ser Monteagudo del Castillo una tierra de frontera entre ambos contendientes, existían múltiples expediciones con ánimo recaudatorio y de alistamiento a filas que eran realizadas por ambos bandos. Esto causaba mucho sufrimiento a la población civil al ser sangrada económicamente y al privarles de vecinos (mano de obra para el trabajo) al ser incorporados a filas.

En febrero de 1836, las tropas liberales fusilaron a la madre de Ramón Cabrera en represalia por el fusilamiento de dos alcaldes de dos pequeños pueblos del Bajo Aragón. Se iniciaron dos expediciones carlistas para intentar tomar Madrid, pasando una de ellas por Monteagudo. A las puertas de Madrid, los carlistas se retiraron volviendo a Navarra y al Maestrazgo. Mientras el pretendiente Carlos María de Isidro concedió a Cabrera el título de Conde de Morella, abarcando su territorio Teruel, Castellón, Tarragona y Cuenca.

Entre 1838-1840, entre 40.000 y 50.000 soldados del ejército liberal intentaron acabar con Cabrera en el Maestrazgo.

En Navarra y el País Vasco, el General Espartero (liberal) y el General Maroto (realista), el 31 de agosto de 1939 acordaron el Pacto de Vergara. En el mismo se indicaba que cualquier soldado carlista que quisiera pasarse al otro bando, podría hacerlo manteniendo su estatus. No obstante, ni Cabrera ni el rey Carlos María de Isidro, aceptaron dicho pacto, y la consecuencia inmediata fue el refuerzo de los castillos del Maestrazgo por parte del bando carlista.

En la madrugada del 11 de febrero de 1840, durante 11 horas se produce el asalto a Monteagudo por parte de las fuerzas carlistas. En la ermita de la Virgen del Pilar, se encontraba atrincherado un destacamento liberal que cayó rápidamente en manos del bando realista. A continuación se produjo el asalto a la casa de Pedro Tarín siendo tomada igualmente por las tropas carlistas.

Los liberales que en ese momento estaban atrincherados en el castillo, intentaron socorrer por todos los medios a sus compañeros, con la suerte de que pudieron recibir socorro de una división lo que provocó la huida de las tropas carlistas.

En julio de 1840, Ramón Cabrera y lo que queda de su ejército se internaron en Cataluña finalizando la Primera guerra Carlista. El general se exilió en Londres casándose con una noble acaudalada llamada Marianne Catherine Richards.

Aún hubo dos guerras carlistas más, la última tuvo lugar en 1872-1873. En los últimos años de Ramón Cabrera llegó a un pacto con el rey Alfonso XII, siendo tratado desde entonces como un traidor por parte de los suyos.

Y hasta aquí el fin de la historia que con tanto dinamismo nos contó el profesor D. José Luis Castán Esteban.

Una vez más, el ponente tuvo expectante al público, y nos mostró una parte importante de la historia de España, pero también y no menos reseñable, una parte de la historia de Monteagudo del Castillo.

Desde las asociaciones organizadoras creemos que si conocer nuestro pasado es importante, todavía lo hace más interesante si, aunque sea una minúscula parte del mismo, se desarrolla en nuestro pueblo.

La conferencia contó con una gran afluencia de público, buena parte del municipio, pero también de otras localidades como Cedrillas, El Pobo, Allepuz y Villarroya. Al finalizar el acto, el Ayuntamiento ofreció a todos los asistentes un tentempié en el salón.

Pablo E. Guillén Campos (Monteagudo del Castillo)