LA AJEDREA (Y LAS ABEJAS), EN SU ESPLENDOR

La ajedrea común (Satureja intricata), más conocida popularmente en Aragón como jadrea, es una de las plantas más representativas de las lomas y rasos de las Tierras Altas de Teruel.
Es una pequeña mata de aspecto de almohadilla que, si le deja el diente de la oveja, puede levantar hasta 40 cm del suelo, aunque habitualmente es bastante rastrera.
Los pequeños tallos tienen abundantes pelicos. Las hojas, perennes, tienen un color verde intenso, el extremo agudo y son algo más anchas cerca del ápice que en la base. Produce un vástago a modo de inflorescencia con forma de espiga  y en donde se disponen las flores agrupadas a diferentes alturas. Cada flor tiene el cáliz con cinco dientes agudos que protegen a la corola, que es de color blanco y tiene dos labios (de donde le viene el nombre a la familia Labiatae).

La jadrea forma parte de matorrales abiertos y de pastos sobre sustratos rocosos. Es común en páramos y crestas calizas, en entornos muy iluminados y muy venteados, donde encontraría su óptimo ecológico. También puede encontrarse en claros de carrascales, pinares, rebollares y, especialmente, sabinares. Es propia de climas continentales, con fuertes oscilaciones térmicas y con escasez de precipitaciones. Sus poblaciones son extensas aunque de escasa densidad.

La deforestación de origen antrópico y los procesos de erosión subsiguientes han ampliado el hábitat de esta especie. Es decir, el ser humano indirectamente le ha favorecido.

Es una planta endémica del centro y el este de la península Ibérica. Se extiende por el Sistema Central, la cordillera Bética, en los páramos castellanos y, en especial, en la cordillera Ibérica donde puede encontrarse en los dominios de la superficie de erosión fundamental creados durante el Terciario. Es, pues, un endemismo iberolevantino.

En el Alto Alfambra prospera en los rasos y en las crestas, especialmente en los llanos de Camarillas, Galve, Allepuz, Aguilar, Jorcas, El Pobo y Ababuj. Es una planta que contribuye a formar paisaje. Y cultura. Un paraje comprendido entre estas dos últimas localidades, en la vertiente este de la sierra de El Pobo, se conoce como Jadriales. Todo queda dicho.

La floración se extiende desde julio hasta septiembre en el Alto Alfambra. Las tormentas veraniegas, tan habituales en la zona, le benefician notablemente. Es lo que ha ocurrido este año. La planta comenzó la primavera aprovechando el agua retenida en las arcillas que se acumulan en las grietas calizas por lo que produjo brotes muy vigorosos con abundantísima flor. Las tormentas de estos días de agosto van a prolongar la floración hasta bien entrado septiembre.
Esta planta produce néctar generosamente. En las horas centrales del día es común observar insectos volando de flor en flor, tanto silvestres …
Syrichtus proto, un hespérido común en los jadriales
como domésticos, como es el caso de la abeja melífera
Apis mellifera libando néctar en la flor de la jadrea 
Los colmeneros valencianos y aragoneses lo saben bien. Cada verano suben sus cajas desde el litoral mediterráneo o desde el valle del Ebro. Este año, con expectativas. Se espera una de las mejores cosechas de miel de los últimos años. Falta hacía.

Otra modalidad de trashumancia.
    

Cuando volvamos a casa después de un paseo por el monte nos traeremos en las botas el aroma de la ajedrea. Y si compramos miel, nos llevaremos el néctar de las flores. Un extracto del verano en cada cucharada.