LAS CORRIDAS DEL SALVADOR

UNA TRADICIÓN VIVA DE CEDRILLAS

La fiesta de San Salvador es una de las más importantes de Cedrillas. Se celebra cada 6 de agosto. Reúne a los vecinos con las labores del campo prácticamente rematadas y a los veraneantes que vuelven en vacaciones a descansar a las casas familiares. El programa incluye las las habituales verbenas, encierros de toros, concursos y comidas varias, entre otras actividades. Pero hay una a la que las gentes de Cedrillas le tienen un especial cariño: las corridas.

Corrida es la palabra que en los pueblos de Aragón se le daba a las carreras pedestres.

Antaño era una carrera única en la que participaban tan solo los mozos. Su longitud podía variar, pues el punto de inicio lo determinaba el ganador de otra corrida que se celebraba para la actualmente perdida fiesta de San Juan. Pero el final siempre era el mismo punto: la parte más alta de la calle Mayor a la que se llegaba tras recorrer una larga y cada vez más inclinada rocha. Era una prueba que tenía un final muy exigente.

Corrida de San Salvador en el año 1944. Cortesía de Jesús Martín. Fuente: Cedrillas: memoria y etnología (1850-2006)

El público se agolpaba a lo largo de la calle Mayor y animaba con sus voces y aplausos a los participantes. En la meta, esperaba el alcalde con la bandera. El premio solía ser un pollo o un conejo, algo valioso en tiempos de escasos lujos.

Corrida de San Salvador (1970). Cortesía de Franjo Martínez e Isabel. Fuente: Cedrillas: memoria y etnología (1850-2006)

Hace unas décadas, con los cambios en las costumbres, estas populares pruebas entraron en declive. Sin embargo, en los últimos años, la creciente y general afición al deporte y el apoyo municipal han cambiado esta tendencia y estas carreras pedestres vuelven a reunir a docenas de corredores, casi todos locales, ahora ya de todas las edades y sexos. La gente, sobre todo la mayor, celebra que vuelva a haber muchos participantes.

Organizadas en tres categorías, según edades, recorren pequeñas distancias.

Los niños más pequeñines, tan solo una cincuentena de metros desde la farmacia hasta las Cuatro Esquinas. Los que son algo más mocicos, desde el puente sobre el río Mijares hasta igualmente las Cuatro Esquinas, ya recorren unos doscientos metros. Todos ellos reciben un obsequio por participar (dos euros).

El recorrido de los mayores es el más largo (unos 700 m). Parte de las antenas, en el barrio del Ferial, baja hasta el río y termina, como antaño, en lo más alto de la calle Mayor.

Este año ha reunido a una veintena de corredores recibiendo premios (en metálico) los tres primeros de ambas categorías (masculina y femenina).

Este verano la pintora Elena Castillo, que ya presentó un lienzo sobre el tema en 2021 en el programa Museo a Cielo Abierto, ha dibujado un mural sobre las corridas de Cedrillas que puede verse, precisamente, en las Cuatro Esquinas.

Conectar el arte con las tradiciones es … ¡una gran iniciativa cultural!