UNA CRÓNICA DE LA XII FIESTA DEL CHOPO CABECERO
El 29 de octubre de 2022, en un “veroño” curioso, celebramos la XII Fiesta del Chopo Cabecero en Cuevas de Almudén, con muchísimas ganas después de dos años sin poderlo hacer debido a la pandemia.
Para muchos de los participantes era la primera vez que visitaban esta localidad turolense y se quedaron encantados del recorrido, del día de fiesta y del patrimonio natural y cultural de Cuevas de Almudén. Los que lo conocíamos y conocíamos la fiesta, disfrutamos del encuentro con los amigos. Ciertamente estas fiestas nos han permitido conocer Teruel, “que no se acaba nunca”.
El día comenzó con la recepción, bienvenida y presentación de la XII Fiesta del Chopo Cabecero en la puerta del Ayuntamiento …
un edificio precioso con un porche/trinquete en el que se instaló la exposición del “VII Concurso de Fotografía sobre el Chopo Cabecero” ….
… y la exposición de dibujo infantil preparada por el Aula de Cuevas de Almudén.
Bajo el escudo del pueblo con el lema “Libertad, progreso, administración“, colocado en tiempos de la Segunda República, tapado durante el franquismo y restaurado para poder ser contemplado, Chabier de Jaime se dirigió al público en nombre del Centro de Estudios del Jiloca explicando el significado de la fiesta, itinerante, en pueblos pequeños, y el valor de estos espacios singulares que requieren tiempo y mirada y que generan un patrimonio natural y cultural importante. Recordó que los chopos cabeceros son monumentos elaborados entre dos seres vivos: el Homo sapiens y el Populus nigra, logrando árboles más veteranos que llegan al límite biológico de su supervivencia. Comentó que en 2016 se logró la consideración de Bien de Interés Cultural Inmaterial y la puesta en marcha del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, en el valle de al lado.
Comenzamos la excursión remontando el barranco de la Madera …
… hasta el Caño (nacimiento del río de la Val, afluente del Guadalope para unos y nacimiento del Guadalope para otros).
En una de las paradas, Fernando Herrero nos explicó que estábamos “en las entrañas de Teruel”, lugar de horizontes amplios y recordó el cultivo forestal que suponen los chopos cabeceros, con la forma de tratarlos y podarlos para tener madera y a la vez el aprovechamiento para pastos y cultivos.
Definió el lugar de forma muy poética: “Laderas con escarpes desnudos. Zonas despobladas de vegetación con barrancos llenos de vida. Chopos cabeceros que permanecen en el fondo del valle”.
“Los maestros del agua”, esa es la denominación de quienes idearon esta forma de canalización, intuyendo cómo se movían las aguas bajo tierra para hacer una obra en piedra, “El Caño”, que permitiera acceder a las entrañas y poder canalizarla para aprovechamiento y mejora del regadío.
Es otro de los objetivos de la fiesta, dar a conocer esos pequeños grandes tesoros que tienen los pueblos y que constituyen un patrimonio cultural que se presenta ante los ojos de quienes venimos a conocerlo.
José Luis Simón, geólogo vecino de Cobatillas, interpretó en otra parada del recorrido, con “la chuleta” de Alejandro Pérez, reafincado en Allepuz y explicó los condicionantes geológicos de esta galería de agua horizontal, una excepción en las galerías. “Se busca el agua en las mejores condiciones”. El agua saldría cerca del pueblo, en el contacto de calizas y arcillas que la retendrían, con menos presión, a cota más baja que no permitiría regar tanta superficie. “Se busca agua dentro del acuífero, más alta y concentrando el flujo en la galería. Es una obra inteligente, con medios precarios (ahora haríamos un pozo y pondríamos una bomba), para lograr el mejor rendimiento posible. José Luis recordó que hay otra galería en Jorcas y tres más en Aragón.
Volvimos al pueblo para seguir la senda paralela al río tras la fuente y los lavaderos.
Llegamos al Cañico Mosén Juan …
allí, sobre el tapiz de las hojas otoñales caídas …
y ese pequeño reguero verde, Chabier nos explica cómo se manejaban los árboles, los turnos de poda y su aprovechamiento; la economía de multifunción que utilizaban y conseguir árboles de hasta 150 años y algunos de más de 200 debido a que el aprovechamiento aumenta la longevidad. “Es un paisaje histórico”.
Comentó el estudio sobre los invertebrados que se ha realizado en Badules y Herrera de los Navarros, encontrando 210 especies de escarabajos que dependen de la madera muerta… en Europa hay muy pocos casos, es el hábitat de organismos que dependen de la madera de los árboles viejos, un reservorio de organismos que si no, hubieran desaparecido. Se trata de un agroecosistema con biodiversidad singular, un Arca de Noé.
Y allí, en el Cañico Mosén Juan, se leyeron fragmentos del discurso que Serafín Villarroya, farmacéutico y alcalde de su pueblo natal, Cuevas de Almudén, entre 1908 y 1913, escribió para la celebración del Día del Árbol. Sus palabras fueron un canto de amor a la naturaleza y en especial a los árboles. Parece que a él se debe la plantación de los chopos del Caño que hemos visitado. Los fragmentos fueron leídos por su nieta, Pilar Villarroya.
Queridos niños y niñas, estimables convecinos: Hoy por vez primera en este pueblo y gracias a vuestra ayuda y cooperación vamos a celebrar la útil y provechosa “Fiesta del Árbol”, fiesta en la que sólo reinará la paz y el amor uniendo nuestros corazones y nuestros pensamientos para cantar al árbol, que es el santo, como veréis, que en esta fiesta adoramos en el más soberbio templo, templo divino, el más divino de todos, por cuanto ha sido el único construido por Dios este templo, esta iglesia, es la naturaleza, es el campo. (…) Sus muros y sus columnas son rocas y montañas elevadas, su piso es un mosaico de variados y cambiantes colores: aquí blanco, allí rojizo, allá verde, en otra parte dorado. A veces Dios engalana el suelo de su iglesia con la más suntuosa y bella alfombra, la nieve; su bóveda: mirad, elevad los ojos arriba y veréis ese cielo de un azul hermoso cuando está raso, oscuro y consolador, porque nos promete la lluvia bienhechora, cuando nublo, y de una magnificencia incomparable si lo contemplamos en una noche serena y estrellada.
A este templo, iglesia sin torre ni campanas, porque Dios no necesita ruidos sino buenas obras, venimos hoy, queridos convecinos, para celebrar la fiesta de uno de sus más célebres santos. (…) Sí, hay santos y milagros para que les recemos no marcando palabras sin sentido, sino cuidándolos y cultivándolos con esmero. Son las plantas todas, son los vegetales, es el trigo, la cebada, la avena; es la patata, la col, la remolacha, la zanahoria, es el pipirigallo, la veza, la hierba de los prados, los que absorbiendo del suelo las sustancias de la tierra, el agua, el fiemo y los abonos y del aire el ácido carbónico, convierten estas sustancias, esa agua, esos abonos y ese fiemo, de un modo admirable, como no es capaz de hacer ningún hombre, en trigo que más tarde será pan; en cebada, en avena, en verduras y hortalizas que servirán para nuestro alimento, en pienso y forrajes para nuestros ganados.
Entre todos esos santos destaca uno especialmente, el árbol, que purifica la atmósfera, produce la lluvia, es útil en la vida práctica, en las artes y la industria. De él sacamos las maderas con las que construimos desde el basto carro que anda por nuestros caminos hasta el hermoso coche de los ferrocarriles, desde la estaca de nuestras cuadras hasta los postes de telégrafo que llevan la palabra de una parte a otra del mundo.
Con sus maderas construimos nuestras casas: nuestras ventanas y puertas, nuestros muebles, la cama en la que dormimos, la silla en la que nos sentamos, la mesa en la que comemos…
De las maderas del árbol se construyó la primera nave fenicia que surcó el Mediterráneo, llegando hasta las costas de nuestra España y con maderas se construyeron las carabelas en que Colón se embarcó para descubrir el Nuevo Mundo.
Y por último, ese carbón de piedra, símbolo de la industria, ese carbón que todos quemáis en vuestras cocinas, que mueve los barcos, los trenes y las fábricas, fueron, en tiempos remotísimos, árboles corpulentos que enterrados en las entrañas de la tierra por conmociones de ésta, se han convertido en el carbón que hoy extraemos de las minas.
Ya veis la importancia que en todos los tiempos ha tenido el árbol. Debemos pues amar, respetar y cultivar el árbol, ya que tantos bienes nos produce.
Llegamos al final del recorrido por un sendero muy agradable …
Allí se amplía el espacio y los chopos cabeceros rodean campos de cereal.
Fue el lugar elegido para hacer la demostración de escamonda de dos chopos cabeceros por el motosierrista Herminio Santafé. Como siempre, seguimos con interés los paseos que Herminio se da por los chopos, buscando la mejor manera de tirar las vigas y, como en otras ediciones, cada caída es recalcada con un Ohhhhhh de los asistentes.
Termina haciendo “rodajas” que algunos se llevan de recuerdo.
Volvemos hacia el pueblo y nos paramos en el lugar donde se han preparado los hoyos para hacer una plantación de chopos por los niños. ¡Hay mucha alma de niño en los adultos, porque algunos quieren plantarlos y no son tan niños! Es la savia que se renueva.
A la vuelta al pueblo, se pudo visitar la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Estrella (s. XVIII) …
siguiendo las explicaciones de Fran Martín …
Destacó la importancia de sus esgrafiados, que muestran motivos florales y geométricos de los que surgen ángeles y demonios.
También visitamos el Museo de Dunea, pintora local fallecida muy joven, ubicado en una salón del Ayuntamiento.
Poco a poco se iba llegando al pabellón, se podía ver la exposición «El chopo cabecero, un paisaje para el desarrollo rural» y tomar una cañita en la barra puesta por la comisión, antes de la comida popular, un arroz con cosas, buenísimo.
Hubo para todos y se pudo repetir. Un pastelito de postre y un café, completó la comida. Mucha gente llevó sus platos y cubiertos para evitar plásticos innecesarios y estos se reciclaron en los contenedores al retirar las mesas.
Se entregaron los premios del «VII Concurso de Fotografía sobre el Chopo Cabecero” que convoca anualmente el Centro de Estudios del Jiloca.
Primer Premio
«Tradición«. Ernesto Pastor de Francisco
Segundo Premio
«Biofilia«. María Laura Jorge Muiño.
Tercer Premio
«Verdes veraneantes«. Agustín Catalán.
Accésit I
«Silencio«. Ernesto Pastor de Francisco.
Accésit II
«Entre la niebla«. Juan Joaquín Marqués.
Accésit III
«Perseverancia«. Alberto Novellón.
En esta edición fue Mari Fuertes quien fue leyendo el acta y convocando a los premiados, que recibieron su lote de libros los accésit y su premio económico los ganadores.
Pilar Sarto presentó la entrega del título Amigo del Chopo Cabecero 2022 y el homenaje a Pedro Pérez Boned, por la difusión de los chopos cabeceros en Diario de Teruel, y a Bucardo Folk Aragónes por su compromiso con la cultura popular rural.
«El premio Amigo del Chopo Cabecero 2022 en esta XII Fiesta del Chopo Cabecero, en Cuevas de Almudén es doble, recae en el periodista Pedro Pérez Boned por su trabajo en DIARIO DE TERUEL a favor de la fiesta y la tarea de sensibilización sobre los chopos cabeceros y en el grupo Bucardo Folclore Aragonés que nos ha acompañado en muchas de las fiestas del chopo cabecero, aportando su música y sus bailes, su generosidad y alegría.
Nuestro agradecimiento a Pedro es por la difusión que ha realizado desde Diario de Teruel cubriendo las informaciones de los pueblos en la sección de Comarcas y especialmente por el esfuerzo para dar a conocer, valorar y divulgar las iniciativas que hemos ido llevando adelante en pequeños pueblos; como buen periodista ha sabido contar las historias pequeñas, esas que mantienen el ánimo colectivo de mucha gente, historias que pasan desapercibidas y que gracias a quienes se preocupan por ellas, llegan a ciertos segmentos de la sociedad que de otra forma no llegarían. Pedro ha sabido realzar y hacer que las gentes de los distintos pueblos que vamos visitando valoren su patrimonio natural y cultural en torno a los chopos cabeceros… cuando otros miran lo que ves cada día y se sorprenden y valoran lo que para ti es cotidiano, cobra un nuevo valor.
Defender y apostar por lo pequeño, va en línea de la filosofía de nuestra fiesta por lo que estamos encantados de valorar el trabajo hecho por Pedro a lo largo de los años”.
Pedro Pérez Boned recogió la preciosa estatuilla de un chopo cabecero, obra del escultor José Azul y se dirigió al público:
“Mi agradecimiento más profundo por este reconocimiento cuyo mérito corresponde realmente al Centro de Estudios del Jiloca, Asociaciones y al Parque Cultural del Chopo Cabecero y en concreto a Chabier de Jaime, que sin su tesón e inteligencia, no sería lo que hoy es el resucitado chopo cabecero.
Mi labor ha sido de divulgación, nada más, y el soporte ha sido Diario de Teruel, al que hay que dar las gracias por el apoyo que siempre ha prestado a las iniciativas que se han hecho en torno al chopo cabecero y que este redactor se ha hecho eco.
Me alegro en gran manera de esta iniciativa de recuperación y puesta en valor del chopo cabecero porque ha cuajado y es una viva realidad de un patrimonio natural y cultural que hace apenas dos décadas estaba casi perdido, abandonado por el devenir de los tiempos. Actualmente conforma el chopo cabecero con su Parque Cultural del Alto Alfambra un proyectado paisaje único de buena parte de la provincia de Teruel y muy atractivo culturalmente y medioambientalmente para un turismo familiar y educativo y que, además, está sirviendo para revitalizar y dinamizar a los pequeños pueblos de las panameras turolenses con sus oasis de vida en torno a ríos y ramblas.
Muchas gracias de corazón por la distinción de Amigo del Chopo Cabecero. Que se siga en este buen hacer en el que participan de la mano, con pocos pero imaginativos recursos, asociaciones culturales y administraciones”.
Pilar Sarto presentó a Bucardo Folk Aragonés y explicó que el premio se debe a su compromiso con la cultura popular rural. “Son un grupo de amigos y amigas que hacen música y bailes tradicionales, que van a pequeños pueblos y en concreto apoyan nuestras iniciativas con su presencia, su música y sus bailes. La fiesta no sería la misma sin ellos. Los amigos del chopo cabecero son eso, amigos que han puesto su granito de arena en este sueño colectivo”.
La presidenta de Bucardo, Anchels Forcén, recogió el premio y Chorche Galed se dirigió al público agradeciendo el reconocimiento.
Pero como la mejor forma de agradecerlo fue hacer música, como ellos acostumbran… todo el grupo estuvo tocando y bailando y además estrenaron la «Habanera del chopo cabecero» una canción hecha especialmente para este día que fue cantada por todos los asistentes y entregado el original en un cuadro al Centro de Estudios del Jiloca.
Tras la entrega de premios, subió al escenario Rob McBride, embajador internacional del chopo cabecero, cazador de árboles (Tree Hunter), estudioso y divulgador inglés de los árboles viejos, por su trayectoria de promoción del chopo cabecero en Europa. Nos ha acompañado siempre que ha podido en las Fiestas y apoyando las iniciativas que han ido surgiendo. En 2017 fue nombrado Amigo del Chopo Cabecero. Con el entusiasmo que le caracteriza, animó a continuar la fiesta y lo que significa. ¡Teruel existe!
Chema Salvador, Director General de Ordenación del Territorio, también se dirigió al público para valorar este tipo de iniciativas.
Chabier de Jaime presentó el nuevo pueblo para celebrar la fiesta en 2023, Vivel del Río, y un Chema Teruel, un representante de la Asociación de Vecinos de Vivel del Río invitó a los asistentes a acudir y conocer la riqueza de los chopos cabeceros que acompañan paisajes y gentes.
Cerró el acto el alcalde de Cuevas de Almudén, José Luis Gresa, quien agradeció la colaboración de toda la gente que ha hecho posible la fiesta: Ayuntamiento, Comarca Cuencas Mineras, Geoparque y Parque Cultural del Maestrazgo, VoluntaRíos, CRA Pablo Antonio Crespo y Vivero Forestal de Santa Eulalia, así como a la Comisión de fiestas.
La parte musical comenzó por Bucardo y cantamos todas y todos la canción SOMOS, de José Antonio Labordeta, que se ha convertido en el himno de la fiesta.
La sensibilidad y el compromiso de Isabel Marco y los Rockanrolas ….
y la fuerza y la entrega de Azero,
… fueron los dos grupos que nos acompañaron e hicieron vibrar a la gente.
Y así, un año más, el valor del territorio con presencia humana, el chopo cabecero como uno de los símbolos de los paisajes de Teruel, ha sido protagonista de la fiesta. En doce años hemos recorrido pueblos, comarcas, riberas y valoramos la importancia de las gentes que quieren a su tierra y custodian y cuidan su territorio.
¡Hasta el próximo año en Vivel del Río! Y mientras tanto, ¡entre todos, hay que levantar!
Y es que somos …. ¡como esos viejos árboles!
Pilar Sarto (texto)
Rosa Pérez, Ernesto Romeo, Rob McBride, Pilar Sarto, Armand Paz, Pilara Edo y Chabier de Jaime (fotos)