GÚDAR-RÍO BLANCO-GÚDAR

UNA RUTA CIRCULAR POR EL GR 199

El GR 199 Ruta de los Chopos Cabeceros del Alfambra es un itinerario lineal de 48 km de longitud que tiene su Km 0 donde nace el citado río, en la val de Motorritas (Gúdar) y concluye en los estrechos de los Ríos Bajos (Galve).

No son muchas, de momento, pero a su paso ofrece algunas rutas circulares que utilizan algunos de sus tramos. Una de ellas es la que se presenta en este artículo y que invitamos a compartir como ruta guiada el próximo sábado 15 de julio: Gúdar-Río Blanco-Gúdar por el GR 199.

La ruta traza un triángulo. Dos de sus lados aprovechan los dos accesos del GR 199 al pueblo de Gúdar. El tercero acompaña al río Blanco, denominación local del río Alfambra.

La excursión del próximo sábado 15 de julio parte de Gúdar, desciende por los prados de El Cabezuelo hasta el río Blanco cuyo curso descendente se sigue hasta llegar el Mas del Prado, donde se cierra el bucle ascendiendo -bajo el peñasco de La Cingla- hasta Gúdar. Tiene una longitud de 7,2 km y 15 m de desnivel. Será dirigida por el guía Andrés Pérez. El track puede descargarse de Wikiloc accediendo en este enlace.

Utiliza las sendas tradicionales que usaban los vecinos para bajar al río. El paseo deja a un lado a los múltiples y pequeños bancales de El Cabezuelo, actualmente poblados por la hierba y aprovechados como prados de diente. En el fondo de valle se alternan los amplios bancales cultivados de la vega, el pinar que desciende por laderas rocosas y la ribera, formada por un denso sargal y espinar, salpicados por chopos cabeceros y sargas trasmochas.

La compañía del río es muy amable para el excursionista. Pequeños saltos de agua alegran el paseo. La sombra que proyectan los árboles de ribera se agradece en verano, como la suave pendiente, algo extraño, en un territorio tan quebrado. No debe olvidarse el carácter mediterráneo del río y lo que esto supone: aguas altas en primavera y otoño, tras los temporales y las tormentas, y aguas bajas en el verano. La ruta pasa muy cerca del cauce, por lo que durante las crecidas algún tramo de la senda puede verse encharcado. A lo largo del paseo se comprende muy bien la cultura del agua plasmada en azudes, acequias y molinos, para aprovechar el escaso y valorado recurso hídrico en estas montañas mediterráneas. Y, por último, no hay que olvidar que este tramo de río y su ribera, por su naturalidad y buen estado de conservación, forman parte de la Reserva Natural Fluvial del río Alfambra.

El lugar y la hora de encuentro es la plaza del Ayuntamiento y las 9.00 de la mañana. Un cafecico previo, puede venir bien. Se recomienda calzado cómodo para andar por el monte, gorra, crema solar y agua. Y ganas de pasarlo bien.

La plaza tiene un mirador que ofrece una espléndida panorámica de El Cabezuelo, el paraje cuyos márgenes vamos a recorrer durante el paseo. Por las escaleras se desciende hasta la carretera que lleva a Alcalá de la Selva. Allí encontraremos las marcas de pintura roja y blanca que nos acompañarán durante toda la ruta. Nos despedimos por un rato del pueblo.

Seguimos por la carretera. Dejamos a un lado y a otro una serie de tres peirones. Dedicados a tres santos con fuerte advocación en la sierra de Gúdar: San Cristóbal, San Miguel y San Antonio. Tres ocasiones para rezar una oración cuando el vecino se ponía -o se pone- en viaje o se alejaba de casa.

La carretera desciende entre garretos. Es el nombre local de los pequeños bancales aterrazados y hasta hace pocas décadas cultivados para la producción de alimentos. En la actualidad, las pequeñas dimensiones de estas parcelas han hecho inviable su cultivo y son aprovechados como pastos por los rebaños de ovejas y vacas.

A mano izquierda se levanta un peñasco calizo. Por la inclinada ladera desciende un bosquecillo de pino royo, la especie propia de estos altos montes. A unos 800 m del pueblo una señal indica que debe abandonarse la carretera para tomar una estrecha senda que sale a mano derecha y que desciende entre muros construidos mediante la técnica de la piedra seca y pequeños setos arbustivos.

A un lado dejaremos a un hermoso pino de copa aparasolada, aspecto que adquieren aquellos pinos royos veteranos cuando viven en ambientes iluminados.

La senda cruza una pista de acceso al habitado Mas del Olmo y a una alargada nave ganadera.

Y continúa descendiendo entre prados con setos espinosos en los ribazos, muros de piedra y veteranos pinos royos…

… hasta alcanzar la carretera A-228. Se cruza.

La pendiente de la ladera se suaviza al acercarnos a la vega. Queda a un lado una balsa temporal y, enfrente, los montes de la sierra de las Molatillas, divisoria entre las cuencas del Alfambra y del Mijares.

Las vacas, dedicadas a sus cotidianos afanes familiares, acompañan con su indolente mirada a los excursionistas …

que, entre prados, bosquetes y espinares …

… alcanzan la ribera del río Blanco. Para los geógrafos, el río Alfambra.

Ya se habrán recorrido 2 km. Tomaremos entonces el sendero en dirección a Allepuz y a Aguilar del Alfambra siguiendo el curso descendente del río.

Se recuerda que el GR 199 atraviesa un paisaje ganadero. Conviene no salir de la senda, tener presente que habrá que cruzar algunos cercados con hilo (otros están caídos), cerrar las porteras que aparezcan y evitar causar molestias a las vacas, especialmente con perros de compañía. El respeto es una prioridad.

El sendero sigue una antigua ruta que unía Allepuz y Alcalá de la Selva. La falta de tránsito, la creación de la carretera, y la humedad del suelo favorecieron su ocupación por el matorral. Tras su recuperación, la senda mantiene un dosel arbustivo que ofrece sombra en verano pero que permite la entrada de la luz en invierno, cuando las vizcoderas y galabarderas han perdido sus hojas.

Al principio de la primavera, las plantas herbáceas deben crecer y reproducirse antes de que los arbustos saquen las hojas. Aún a riesgo de las heladas y las posibles nevadas de abril o incluso mayo. En la montaña mediterránea la incertidumbre es la única certeza.

Una pradera de Ranunculus ficaria en el claro del espinar

Una palanca permite cruzar a la margen izquierda del río. Un azud dirigía el agua hacia una acequia ya perdida que regaba minúsculas parcelas de le margen derecha. Este obstáculo crea un pequeño salto de agua.

El valle se estrecha. Por ambas laderas desciende el bosque de pino royo. El de la margen izquierda ha sido recientemente aprovechado mediante unas cortas, como evidencia la abundacia de ramas abandonadas y las vías creadas para sacar la madera, heridas difíciles de cicatrizar en un terreno tan pedregoso y muy inclinado.

La senda penetra en el pinar que desciende hasta la misma orilla.

Un nuevo azud, este de mayor altura, sale al paso de la corriente. Es el azud que alimentaba el molino de Arriba.

En algunas primaveras, cuando la inestabilidad atmosférica se instala en el cercano mar Mediterráneo, generosas lluvias caen sobre la sierra de Gúdar. Estas precipitaciones prolongadas y copiosas se infiltran en el macizo calizo y salen por diversos caños y fuentes alimentando durante semanas al río Blanco. Ofrecen entonces efímeras y bellísimas imágenes en este salto.

La senda sigue por la margen izquierda. A la altura de las ruinas del molino de Arriba una pista vadea el río y cruza la senda para remontar la ladera. El sendero pasa cerca de la fuente y del merendero del Molino. Y sigue el curso descendiente del río, dejando a mano izquierda cerradas de prados con vacas hasta llegar a una palanca de madera por la que se pasa a la margen derecha del río.

La vega se abre y aparecen bancales más amplios, estos ya cultivados. La senda pasa entre las paredes de piedra de estas parcelas y el río cuya orilla está poblada de sargueras y espinares …

Nuevo vado sobre el río por una palanca de obra. Pasamos de nuevo a la margen izquierda. Un denso y frondoso pinar desciende de nuevo hasta el río por una ladera de calizas y margas. Enfrente, la vega se ensancha. Se intuyen las ruinas del molino de Abajo y los robustos troncos de varios chopos cabeceros recientemente escamondados.

El valle se abre para recibir las aguas del barranco de las Umbrías. En la salida de este se levanta altiva la peña Jabaldana, un espectacular mirador natural. Más cerca, a nuestra derecha, lo hace la Cingla y el pueblo de Gúdar.

La senda sigue un buen tramo bajo un dosel de arbustos ….

y tras pasar junto a unos robustos chopos …

deja a un lado los bancales del mas de la Peña y la majada del Moro

Tras cruzar un cercado con hilo, se sale a una pista por la que hay que volver al río Alfambra. Estamos frente al mas de Prado. Una señal nos indica que es el momento de despedirnos de la ribera. De seguir río abajo llegaríamos a Allepuz y a Aguilar del Alfambra. Nosotros volveremos a Gúdar.

Se vadea definitivamente el río por una palanca de obra, algo deteriorada. Y seguiremos una pista que nos pone en la carretera. Se cruza de nuevo y seguiremos una senda que pasa junto a la masía de las Costeras, cruza la pista asfaltada que sube hasta el pueblo y sale a unos terreros de arcilla violácea y bancos de areniscas blanquecinas. Estos terrenos son el dominio de la facies Weald, unas rocas sedimentarias que se depositaron en ambientes marinos durante el Cretácico Inferior.

La senda, a tramos calzada …

a tramos un pedregal por la caída de las piedras de los muros y de los ribazos …

y las más de las veces, un próspero herbazal por el escaso tránsito …

remonta sobre prados abancalados y rodea un bosque de pino royo para asomar al paraje de El Cabezuelo. A mano izquierda se levanta la Cingla. De frente, el pueblo. Una buena rocha. Al llegar, una buena cerveza.

Nos vemos el sábado 15 de julio en Gúdar ¡A las 9 … en la plaza del Ayuntamiento!